Dueña

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- Ruby-chan deberías dejar de comer muchos dulces... Vas terminar gorda...- (lo decía la chica que nunca paraba de comer).

- De verdad lo crees, Hanamaru-chan?- (se preocupaba la pequeña pelirroja).

Las dos amigas habían terminado su turno en la biblioteca, dos de sus senpais fueron a reemplazarlas para así poder ir a su práctica con Aqours.

Apenas llegaron a la azotea, se encontraron a las demás discutiendo:

- Aunque Kanan-chan la apruebe, no me gusta ver cómo te trata, Chika-chan-

- No te preocupes, Riko-chan. Estoy segura que ella aprenderá a comportarse... Lo prometo!-

- Si se va a quedar, seré muy estricta con ella!- (la mayor de las Kurosawas se ponía firme).

- Oh! So scary!- (Mari le agarraba los pechos por detrás).

- Sueltame, Mari-san!-

Aunque no sabían de lo que estaban hablando, todas se veían muy animadas y eso ponía una sonrisa en la cara de Ruby y Hanamaru.

Mientras la pequeña pelirroja corría a donde estaba su Onee-chan, la sacerdotisa se enfocó en la conejita que miraba por todas partes como si buscará algo.

- Hola, Kanan-chan! Perdiste algo, zura?-

- Yohane-chan... Baja de ahí, Yohane-chan!- (la conejita peliazul la había encontrado a la Inu subida a uno de los transformadores del aire acondicionado, claramente tratando de esconderse).

- Yohane... chan?- (dijo la castaña comedora de pan; a la sacerdotisa le parecía muy familiar ese nombre).

- Ven... Aquí!- (Kanan dió un salto para alcanzarla y Yohane, por querer esquivar a la conejita, se cayó de arriba de la máquina aterrizando a un lado de la sacerdotisa).

- Deja de querer abrazarme!- (se quejó la perrita peliazul).

Su pequeño berrinche se calmó de repente al sentir el aroma de la sacerdotisa. Empezó a ponerse muy nerviosa.

- Tú... eres...- (Hanamaru no podía creer lo que veía).

- Ah, sí! Ella es nuestra nueva mascota, Hanamaru-chan!- (una sonrojada You se acercó tímidamente a donde estaba la sacerdotisa tras notar el interés de Hanamaru)- Chika-chan la compró ayer en un-

- Yoshiko-chan?...- (dijo Hanamaru con una tierna voz, interrumpiendo a la peligris)-... Eres tú, zura?-

Dejando de lado a la marinera, la castaña se acercó a una nerviosa Inu, una perrita peliazul que lentamente trataba de alejarse de la sacerdotisa haciendo como si no escuchará nada. Pero Hanamaru siguió insistiendo:

- Yoshiko-chan? Yoshiko-chan?!- (jalando del hombro a la perrita peliazul).

- Q-Qué qu-quieres conmi-migo?! Tú, hu-humana?!- (la datenshi se dió vuelta y la miró nerviosa a una sonriente Hanamaru, mientras trataba de fingir que no la conocía).

- Soy yo, Hanamaru!-

- Qui-Quién? Yo-Yo no t-te conoz-

- Patita!- (dijo la sacerdotisa rápidamente, dando una orden haciendo una seña con la mano extendida).

- Hup!- (Yoshiko respondió dándole la mano haciendo un gesto extraño con los dedos mientras movía la cola).

- Siempre pones la mano así! En forma de una tijera muy rara, zura!- (lo decía como si fuera una queja pero estaba sonriendo por dentro).

- *Voz grave de datenshi* Estas son las legendarias tijeras que cortan los hilos del destino de los mortales que van a Inframundo, humana insignificante! Ku-ku-ku-ku!- (puso su pose de datenshi por instante)- Hua! Maldición!-

Z-FiliaWhere stories live. Discover now