Sexta Semana (Cuarta Parte)

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La casa de Ash estaba en Notting Hill. Karlyle también recordó que la segunda vez que se encontraron, es decir, la segunda vez para Ash, fue en Notting Hill. Karlyle sentía una emoción desconocida. Debido a la congestión en las afueras de Londres, tardó aproximadamente dos horas y media para llegar a Notting Hill.

Karlyle simplemente no quería asistir a la cena programada por su abuelo, después de escuchar a Ash, quien parecía estar ansioso por encontrarse con él. Era su deber y tarea llevar a cabo su agenda social, pero la situación en la que debía elegir un prometido sin ningún compromiso, era un acto que, al menos, el Karlyle de hoy no podía manejar.

Era la primera vez que hacía algo así. Ahora parecía una regla, que todo fuera una excepción y una novedad, cuando se involucraba con Ash. Pero eso no era todo. Para evitar asistir a la cena, Karlyle creó una excusa falsa por primera vez en su vida.

La primera persona en hablar fue Kyle. Debido a que sabía menos que Karlyle en el área de negocios fuera del Reino Unido, no le había comentado a Karlyle sobre una reunión 'urgente' que se estaba llevando a cabo.

Lo más extraño fue que después de mirar a Karlyle por un momento, Kyle le dijo a su abuelo que quería explicárselo él mismo.

Desde pequeño, Karlyle había tenido muchas dificultades para lidiar con su abuelo Arthur, pero al mismo tiempo, había aprendido a negociar con él. Por otro lado, Kyle había sido amado por su abuelo desde temprana edad, pero no se veía con él muy a menudo.

Y aunque era relativamente más natural que Karlyle tratara con su abuelo, Kyle fue quien le sugirió que debía seguir adelante porque parecía ser algo 'urgente'.

Sin embargo, sintiéndose algo dubitativo y apesadumbrado por abandonar sus deberes, Karlyle no podía marcharse tan fácilmente. La culpa de tener que fingir, lo hizo levantar la cabeza por un momento, e incluso llegó a pensar que sería mejor proceder según lo programado. Pero al final, Kyle intercedió por Karlyle, y las cosas se resolvieron.

Había muchas casas construidas con paredes de ladrillos en las calles tranquilas. Al llegar a la dirección que Ash le había enviado por mensaje de texto, Karlyle se detuvo en la puerta, sintiéndose un poco nervioso.

Debido al hecho de ser invitado a la casa de Ash, Karlyle reflexionó sobre qué debía llevarle de camino a Londres. Es porque estaba acostumbrado a recibir cosas de Ash, y él también le había llevado rosas cuando lo visitó en su casa.

Elegir un pequeño regalo fue realmente difícil. Debido a la personalidad de Ash, era poco probable que recibiera algo costoso. Así que el regalo se redujo a cosas más triviales. Por supuesto, había muchas cosas que Karlyle quería darle. Relojes, billeteras, coches, todo lo que Ash quisiera...

Al pensar en eso, recordó que Ash nunca había mostrado mucha admiración o asombro por la riqueza de Karlyle. Eso hizo que fuera más frustrante. Después de pensarlo mucho, Karlyle ordenó por teléfono que le prepararan un ramo y fue por él. Luego, se detuvo allí de camino a la casa de Ash.

Karlyle miró las flores violetas que llevaba en sus brazos. Cuando pensaba en Ash, por alguna razón, le venía a la mente el color púrpura. El ramo formado de rosas dolcetto, lilas, caspias y anémonas tenía un aroma delicado.

Temblando, sin saber si a Ash le gustaría, Karlyle respiró hondo y llamó a la puerta. El silencio fluyó, y unos segundos después, se abrió la puerta.

—¿Llegaste? —dijo Ash claramente, como si lo hubiera esperado. Karlyle enderezó su postura, y le dio fuerzas a las manos que sostenían el ramo. Estaba muy nervioso, porque Ash le hablaba como si lo hubiera estado esperando.

Ash llevaba un cárdigan gris claro sobre una camisa blanca. Su cabello negro, que cubría su rostro blanco, seguía mojado. Sus ojos curvados, que parecían dóciles, tenían un color extraño debajo de su cabello mojado.

—...Buenas noches.

—Buenas noches, Karlyle—dijo Ash, mientras bajaba los ojos hacia los brazos de Karlyle. Sus ojos que se cruzaron en ese momento, dibujaron una hermosa sonrisa.

—¿Eso es para mí?

A Karlyle le picaban las yemas de los dedos. Entonces, contuvo su respiración desbocada, mantuvo su inexpresividad tanto como pudo, y lentamente le extendió el ramo de flores. Ash tomó el ramo, que él le ofreció cortés y silenciosamente, y lo sostuvo en sus brazos. Luego, bajó la cabeza para oler su aroma.

—Es hermoso.

El puente de la nariz que estaba por debajo de la frente ligeramente inclinada, era como una escultura. La punta de su nariz, que tenía una curva perfecta , estaba enterrada entre las flores violetas. Sus pestañas parpadearon suavemente cuando las bajó, y de inmediato, Ash levantó los ojos y curvó los labios.

—Tanto como Karlyle.

Tan pronto como terminó de hablar, Ash extendió la mano y agarró a Karlyle. Karlyle, que miraba su dedo levemente sostenido, pronto, entró a la casa estrechándole cuidadosamente los dedos.

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Define La RelaciónWhere stories live. Discover now