Cuarta Semana (Septima Parte)

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Karlyle se despertó en la hora más cálida del día. Sus párpados cerrados se abrieron lentamente. Solo el sonido del aire acondicionado girando silenciosamente se escuchaba en el lugar. La luz amarilla que tocaba su piel fría calentó su cuerpo suavemente.

¿Alguna vez había dormido tan profundamente?

Podría saberlo sin tener que consultar la hora. Karlyle se levantó avergonzado. Desde que era muy joven, Karlyle se movía de acuerdo a la rutina diaria que había establecido. Naturalmente, había seguido las pautas que le habían enseñado sin que se lo pidieran. Por eso, haberse tardado tanto en despertar era muy extraño.

Su condición física no era sorprendentemente mala. Para ser precisos, fue similar a la última vez. No pudo ordenar sus pensamientos, y mezcló su cuerpo con Ash promiscuamente. Karlyle volvió la cabeza. Y en ese momento, se dio cuenta de la extraña sensación de incongruencia que sintió al despertar.

El lugar a su lado estaba vacío.

Karlyle era el único que estaba en la habitación. Pero no fue en su habitación donde se despertó. Estaba en una habitación de invitados ubicada en el mismo piso que la suya. La marca de Karlyle permaneció en la enorme cama. Y aunque revisara rápidamente a su alrededor, no pudo encontrar la ropa o alguna pertenencia de Ash.

La decepción lo inundó lentamente como una marea. Sus dedos agarraron y soltaron silenciosamente las sábanas. La extraña satisfacción que sintió antes de quedarse dormido, o la temperatura corporal de Ash mientras lo abrazaba, ahora eran como una mentira.

Karlyle se levantó de la cama. Sintió escalofríos con el toque del mármol frío que se elevaba desde las plantas de sus pies. Tenía un leve dolor en el estómago. De repente bajó la cabeza para mirarse a sí mismo, y notó que su torso, que se había manchado de semen, estaba limpio. Karlyle, que todavía lo estaba mirando, caminó lentamente hacia su habitación.

Al parecer, Ash había llevado a Karlyle, que se quedó dormido, a la otra habitación, mientras alguien ordenaba la suya.

A pesar de que Maryam pasaba más tiempo con Karlyle que su propia madre, Alice, él nunca le permitió encargarse de limpiar esos rastros después del sexo, así que se sintió frustrado por un momento.

¿Quién la organizó? —Mientras caminaba hacia el baño, Karlyle inhaló profundamente las feromonas de Ash que quedaban en la habitación.

Karlyle sentía mucha curiosidad por saber si fue Ash quien le limpió su cuerpo, y también quería saber cuánto tiempo se había quedado a su lado, o si se había marchado tan pronto como se durmió. Pero la conclusión a todas esas preguntas era un lamento.

'Ojalá...se hubiera quedado a mi lado.'

Sabía que eso era pedir demasiado. Sin embargo, Karlyle generalmente se quedaba con el omega hasta la mañana siguiente, y solo regresaba a su rutina cotidiana después de que su pareja se fuera a su casa. Era obligatorio despedirse, incluso aunque tuviera que salir a trabajar. —¿Acaso es excesivo pedir eso? —.

Pero Ash había venido después de que Karlyle lo llamó. Karlyle todavía no recordaba exactamente lo que le había dicho a Ash, pero sabía que no había mencionado su rut. Sin embargo, Ash, que vino a su mansión, se quedó a su lado, le limpió el cuerpo y luego se fue.

Karlyle estaba confundido. Nunca se había sentido tranquilo desde que conoció a Ash. Era difícil para él siquiera adivinar, la definición que Ash tenía de una pareja sexual.

Si se trataba de una relación estrictamente sexual, Ash no tenía por qué ser tan generoso con él. No tenía que sonreírle así. Tampoco tenía necesidad de volver a abrazarlo gentilmente ni cumplir con sus demandas, después de que le había hecho comentarios tan hirientes.

Define La RelaciónWhere stories live. Discover now