Capítulo Diecinueve

3.1K 536 80
                                    

Dicen que los momentos felices llegan siempre después de los malos, es tonto pensar de esa forma pero cuando era pequeño Jimin solía oír a su abuela decir eso.

“Después de la tormenta, una brillante mañana vendrá”

Recordar sus palabras era algo que amaba y a la vez algo que le causaba dolor. En esos momentos se preguntaba si serían ciertas, si después del diluvio podría salir algo bueno. Tenía solo veinte años y debía pasar por todo eso enfrentándose a una vida que no pidió con un hombre que no amaba, pero que quizás tarde o temprano amaría por la mera costumbre.

¿Debía ser fuerte o paciente?

Cuando salió de esa habitación y caminó hacia su destinó, se preguntó si aún podía huir de allí, pero luego recordó las palabras de esa mujer y todas sus esperanzas se rompieron en ese preciso momento. Con cada paso que daba se sentía resignado. Fue cuando sus grises ojos se encontraron con los del señor Jeon quien le sonrió amable, que Jimin supo que ya no había escapatoria.
Personas importantes se encontraban en la ceremonia, incluidos su hermano y Taehyung con los ojos llorosos quienes le sonreían tratando de animarlo.

Jimin no sabía dónde mirar, ni siquiera en qué momento llegó al altar, fue cuando finalmente sus ojos se encontraron con los de Jungkook.
La ceremonia inició pero ambos se encontraban en la misma situación, demasiado perdidos para seguir al pie de la letra lo que el padre decía frente a ellos.

Mientras uno quería huir de allí y buscar sus aventuras sin importar el mañana, el otro solo quería ser libre de eso y poder estar con quién en verdad amaba. Pero ambos eran víctimas de las injusticias del destinó obligados a vivir presos el uno del otro.

— ¿Acepta como a su futuro esposo y compañero de vida al Principe Park Jimin?— preguntó.

Fue en ese momento cuando ambos se observaron finalmente. Y también, cuando Jimin notó las marcas apenas visibles en el cuello del Alfa frente a él y el cómo dudaba en responder.
Ocultar su decepción fue difícil, no solo por eso sino porque fue allí cuando confirmó el infierno que sería vivir atado a alguien que amaba a otra persona. Jimin se sintió decepcionado por pensar que podrían llevarse mejor.

En su mente solo vino el recuerdo del Alfa saliendo a hurtadillas anoche.

Quiso reír por su desgracia en ese precisó momento, sus ojos se llenaron de lágrimas debido a la impotencia. Más aún cuando Jungkook miró hacia la multitud buscando a alguien en específico, antes de regresar a él y suspirar cabizbajo para luego mirarlo a los ojos y marcar su sentencia.

— Yo, Jeon Jungkook, te acepto como mí compañero de vida, en ti confío y contigo estaré sin importar que, serás mí prioridad y mí dulce destino por toda una eternidad — dijo sin titubear colocando el anillo al Omega frente a él.

Jimin apenas y pestañeo antes de observarlo. Todos los pares de ojos se fijaron en él cuando fue su turno.

No sentía nada por ese alfa, ni siquiera se atrevió a imaginar un futuro juntos, no había amor ni cariño, no había nada. Esa era la cruda realidad. Pero aún así, pensó que quizás podría soportarlo, que podría hacerlo si todo continuaba como ese día que compartieron juntos. Pero no fue así.
Nunca pensó que estaría en una situación como esa, mintiendo en el altar después de haber oído las mentiras de quién sería su futuro esposo. Quería correr.

— Yo…yo— dudo cerrando sus ojos con fuerza dejando salir sus lágrimas retenidas — Te acepto como mí compañero de vida, como…la persona que me protegerá sin engaños — lo observó a los ojos — Y sin mentiras, estoy dispuesto a pasar mí vida junto a ti por…toda la eternidad — susurro.

Realeza Azul |• KookMin Where stories live. Discover now