MBTI

¿Él habrá dejado el poema?

¡Ay, no! Siento que el estrés me rebasa. Piensa Candy en voz alta ya estando en su oficina.

- Tengo que hacer el informe del proyecto pasado y todavía esas se atreven a discutir y estresarme todavía más. Ay, no.

- Y luego tengo que llamar a la señora Florencia porque no ha traído sus diseñós y don Manuel ya me está presionando. Ay, no, hay tantos pendientes por hacer, y creo que en este momento no tengo ganas de trabajar ni de tratar con ningún humano, quiero descansar.

Y se escucha el sonido de alguien tocando la puerta: ¡Toc! ¡Toc!

Candy piensa en voz alta: Ay, no, ¿quién es? En este momento no por favor, en este momento no.

Vuelven a tocar la puerta de la oficina.

Candy piensa: Tengo que hacerlo, ojalá que no sea la señora Florencia.

Candy: Pasén.

Gil: Hola, Candy.

Candy: Ay, eres tú, Gil. ¿Qué quieres? ¿Qué necesitas?

Gil: Vine porque necesito que me firmes estos documentos.

Candy: A ver, damelos... Okey.

Mientras Candy estaba firmando los documentos, se acordó del poema que le habían dejado en el escritorio, y pensó: Ah, si es cierto, el poema. ¿Habrá sido Gil el que lo escribió? No sé, pero me intriga saberlo. (Y sacó el poema y lo recorrió hacía donde lo pudiera ver Gil, pero él no tuvo ninguna reacción extraña).

Candy pensó: ¿Qué? No parece reconocer esa nota. Quizás no fue él, quizás fue Brian. (Y se chiveo y se sonrrojo).

- Aunque no me imaginó a Brian escribiendo esas cosas tan cursis.

Gil, al verla pensó que fue por él: ¿Ay, será que la pongo nerviosa? Jaja, eso ha de ser.

Y como mientras pensaba en eso estaba sonriendo muy exagerado, Candy al verlo le preguntó: ¿Qué te pasa? Parece que te ganaste algo.

Gil piensa: Sí, creo que gané estar en tu corazón.

Gil: Eeem..., ya me tengo que ir, te veo luego, chao.

Candy: Bye.

Después de que Gil salió de la oficina, Candy pensó: ¿O sí sería él, el que dejó el poema? Creo que esa sonrisota lo delató. Ay, no, que cosas. Y que iluso si crée que le voy a hacer caso, ya quisiera.