Te voy a encargar otra cosa...

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Ese día, como a las 10 de la mañana, don Manuel llamó a Candy a su oficina, Candy pensó: De seguro me va a preguntar sobre el proyecto de la señora Florencia Villas.

Candy entró a la oficina de don Manuel, y le dijo: ¡Hola, buenos días, don Manuel! ¿Cómo ha estado?

Don Manuel: Muy bien, gracias a Dios. Ya tenía mucho tiempo que nadie me preguntaba eso, gracias por preguntar. Y tú, ¿cómo estás?

Candy: También muy bien, gracias a Dios.

Don Manuel: Que bien, me alegró mucho.

- Oye, Candy, te llamé para preguntarte cómo van con el proyecto de la señora Florencia Villas. ¿Ya han avanzando un poco?

Candy: Sinceramente, don Manuel...

Candy piensa: ¿Qué le digo? No tengo ganas de dar ninguna explicación.

Candy: La verdad es que no hemos podido avanzar mucho con ese proyecto.

Don Manuel: ¿Por qué? ¿Acaso tu equipo no está cooperando?

Candy: No es eso.

Candy piensa: Bueno, con lo que le dijeron ayer a doña Florencia de su ropa...

Candy: Es que lo que pasa... No sé si ya vio los diseñós de ropa de doña Florencia.

Don Manuel: No, no los he visto.

Candy piensa: ¿En serio no los ha visto? ¿En serio no los ha visto? Bueno, al menos parece que esto va a ser más fácil de lo que pensé, gracias a Dios.

Candy: Bueno, lo que pasa es que... (Saca su celular).

- Mire esto. ¿Qué le parecen?

Don Manuel: No creo que esos sean los diseñós de la señora Florencia, están muy... (Pone una cara de desagrado).

Candy: Sí, me imagino lo que piensa. Y mis compañeros piensan lo mismo.

Don Manuel: No puedo creerlo, ¿cómo se le ocurre hacer eso, y en mi compañía?

Candy: Don Manuel, ¿le puedo preguntar algo y no se enoja?

Don Manuel: Depende de qué sea... Okey, pregúntame.

Candy: Si no había visto los diseñós de doña Florencia, ¿porqué aceptó su proyecto?

Don Manuel: Ay, creo que es más complicado de lo piensas. Lo que pasa es que su esposo hace poco se convirtió en el segundo mayor inversionista de esta empresa, y vieras cuánto no hicimos para que pasará eso. Lo invitamos a comer, a reuniones sociales y muchooos eventos importantes de la industria de la moda y de negocios, pero... como era tan difícil de convencer, ¡ay, mejor te lo digo ya! Al final, la única condición que puso para ser nuestro socio fue que trabajaramos en el proyecto de su esposa.

- Pero sinceramente, no pensé que los diseñós de ella fueran tan malos.

Candy: Lo entiendo, pero, si sacamos a la venta esos diseñós, la empresa corre el riesgo de...

Don Manuel: Sí, ya sé, eso le daría muy mala reputación a la empresa.

Candy: Ya lo dijo, usted.

Don Manuel: Pero Candy, comprendeme, no puedo hacer nada al respecto, y la empresa de verdad necesita el dinero del esposo de la señora Florencia.

Candy: Pero, no se preocupe tanto, porque de hecho ya hablé un poco de eso con ella.

Don Manuel: ¿Le dijiste que sus diseñós están feos? (Preocupado).

Candy: No, ¿cómo cree? Se lo dije de manera que se oyera con tacto. Y también le dije que le hiciera unos arreglos a los diseñós para que se vieran más comerciales, o sea más estéticos, ¿usted sabe, no?

Don Manuel: Oh, que bien, y, ¿qué te dijo?, ¿no se enojó?

Candy: Quizás no lo tomó de la mejor manera pero... al final aceptó.

Don Manuel: Oh, eso está genial, entonces te voy a encargar otra cosa aparte en este proyecto, Candy.

Candy pensó: ¿Qué? ¿Otra cosa? No, ya no más, por favor.

Don Manuel: Te voy a encargar que te asegures de que todo lo que la señora Florencia quiera sacar a la venta sea comercial, y que si no quiere aceptar esa condición, que la convenzas. No podemos perder la inversión de su esposo. Con decirte, que hasta nos hizo firmar un contrato que estipula que solo seguirá siendo nuestro inversor si logramos que la marca de su esposa sea reconocida internacionalmente.

Candy: ¿En serio? ¿Tanto así?

Don Manuel: Efectivamente, señorita Candy. Por eso es muy importante que se tomen muy en serio este proyecto.

Candy: Y, ¿la señora Florencia sabe de esa condición para la empresa?

Don Manuel: Mmm... No lo sé, no lo creo, ese hombre se ve que ama mucho a su esposa, yo creo que por eso puso esa condición, para cumplir el sueño de su esposa de ser una diseñadora de modas reconocida internacionalmente.

Candy: ¡Oh, que lindo! Pero al parecer ella piensa que su esposo no la reconoce.

Don Manuel: Es que parece ser un tipo muy frío, y también parece ser que la mayoría del tiempo sólo se la pasa trabajando.

Candy piensa: ¿Cómo usted?

Don Manuel: Es difícil admitirlo pero, creo que también así soy yo. Y sinceramente..., creo que yo también haría lo mismo por mí esposa.

Candy: Ay, pero eso es muy tierno, don Manuel.

Candy piensa: Sólo que se asegure de que los diseñós sean bonitos para que su esposa no quedé en ridículo.

Don Manuel: Sí, pero... Si veo que mi esposa no tiene talento en lo que quiere hacer, sería muy difícil.

Candy: Mmm... Cierto.

Don Manuel: Porque como esposo suena muy lindo, pero como inversionista y presidente de una compañía de modas muy reconocida precisamente por sus diseñós prácticos y estéticos no suena tan bien. Es más, nada bien.

- Es difícil.

Candy: Cierto.

Don Manuel: Necesitamos el dinero del esposo de la señora Florencia pero, no podemos arriesgar la reputación de la empresa. Por eso, Candy, por favor, encargate de que este proyecto sea un éxito tanto para la señora Florencia como para la empresa.

Candy piensa: Que difícil.

Candy: No se preocupe, don Manuel. Me esforzare por que así sea.

Don Manuel: ¡Así se habla, Candy! ¿Te he dicho que eres mi mejor trabajadora?

Candy piensa: No, nunca.

Candy: ¡Ay, no me chivee!

Don Manuel: Pues creo que lo eres, Candy. Creo que eres a la única empleada de la empresa a la que le tengo confianza.

Candy piensa: ¿Tanto así?

Candy: ¿En serio, don Manuel?

Don Manuel: Pues claro, si no, no te lo diría.

Candy: Yo también lo apreció mucho, Don Manuel.

Candy pensó: Momento un poco sentimental.

- Creo que en el fondo, don Manuel no es mala persona. Pero al parecer, para él van primero los negocios.







































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