II. Capítulo 43: Hogar

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¿Cuándo fue?

Habían logrado encontrar al Sujeto- Del 12, la ex-Campeona de Sinnoh. Su orden era encontrarla y vigilar la zona para cuando requiriesen de sus servicios.

De pronto, una onda azul se vio en el cielo. Algo que ningún humano podían ver sin la sensibilidad adecuada. Un cúmulo de energía en el cielo que brilló y de pronto, algo caía a lo lejos. El Bisharp se levantó, su cuerpo también lo había hecho. Al parecer había un cambio de planes. Había recibido órdenes de buscar un Lucario, un Noivern, una Absol y un Sylveon. Como siempre, en su mente se retrataban sus objetivos que le obligaban a cazar.

Ikena cerraba los ojos siempre que pasaba ello. Sabía que iba a ser un asesinato. Aunque algo cambió.

Ese día el Bisharp estaba actuando muy raro. Normalmente actuaba en silencio y solo recibía las órdenes; ¿por qué de pronto se quedaba paralizado y se daba golpes a sí mismo?

¿Por qué tras cada muerte él...?

El Hypno fue con ellos ese día. Creó unas ilusiones de Bouffalant, que se extendieron por una gran área. Aquellos Bouffalant eran producto de aquella intervención psíquica... pero el Bisharp parecía que las vivía más intensamente. El Zangoose estaba detrás. Era como si lo estuvieran torturando. Ese Hypno tenía mucho poder. Cuando acabó, aquel Bisharp se fue. De pronto se quedó solo.

Pero tenía aquella misión. Una vez aquella neblina se paró. Reanudó la búsqueda. Vio a aquel Lucario que preguntaron... ¿Por qué...? 

De pronto sintió que algo lo obligaba a despertar...

Sí...

En ese momento, había sentido como su alma volvía a conectar con su cuerpo. Sus patas se movían a voluntad. Su pelaje era suyo, pero su alma humana rechazaba dicho cuerpo.

Un Lucario lo miraba preocupado. Era aquel objetivo. Ikena estaba nervioso y echó a llorar.

Le contó todo lo que recordaba, sin pensar en nada más que el hecho de que era él de nuevo.

Le prometió que volverían a ver a su familia. Lo cumplió.

Prometió volver con una solución para que pudiese volver a ser humano. Volvió con aquellas galletas. 

Prometió derrotar a Deimos... Desapareció.

Tenía a Aly... Aly siempre estaba esperando... En cambio él... La ira lo consumía. En parte era su naturaleza, pero por otra... era su propia impaciencia.

Nadie le había dicho cómo gestionarla, obligado a madurar demasiado rápido. Por las noches, cuando recordaba todo aquello, se iba y dejaba escapar su furia. Tenía que permanecer fuerte frente a Aly. Aunque todo estuviera mal, su familia quedaba destrozada con el suceso de su padre... Ella era la luz que le permitía no volverse loco. La amaba... Ya no le importaba como.

No le sentó bien ver cómo Isaac volvía... Sin nada. Dani había roto su promesa. Eso es lo que quería dar a entender esas disculpas que dijeron.

Ese rencor afloraba poco a poco.

Todo comenzó a torcerse cuando a Aly se le pasó la idea de volver a aventurarse fuera. Ya estaban asentados, ahí estaban seguros. Eran Pokemon tal y como Deimos quería; oponerse solo traería problemas...

¿En qué momento de su maldita vida se le ocurrió que recurrir a Deimos para que les dejara en paz?

Estaba furioso. Sí. Quería volver a esa paz que tenían antes. Lo habló. Se lo dijo a Deimos. Que lo ayudaría con la promesa de que no les estorbase cuando hiciera todo aquel plan de dominación mundial. Deimos aceptó con aquella condición.

Pokémon, ¡Soy un Pokemon! Entre FronterasWhere stories live. Discover now