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—Esto es no lo esperaba—susurro viendo como la esposa del hombre que me atacó quería demandar a Nam-soon.

—Debí lesionarse en otra parte—dice el policía lindo, ya me había dicho su nombre pero siempre lo olvidaba era muy difícil para mí así que solo le decía policía lindo.

—¿Ustedes no son policías? ¿Cómo pueden comportarse así?—bufa la señora.

Miro a mi amiga, llevábamos más de una hora en esa mesa y nada se podía resolver.

—Nuestro trabajo es que personas maliciosas calumnien a personas inocentes—nos señal y yo fingí un puchero para que la señora se enfade mas.

—Es verdad yo lo hice—mis ojos se abren con sorpresa por la confesión de mi amiga.

—No, no lo hizo—cubro la boca de Nam-soon.

—Lo empujé—quita mi mano de su boca—y se lastimó.

—Ella solo bormea—sonrío incómoda.

—Demandame tengo que aprender cuáles son las reglas en Corea y demandaré en la estafadora, tu me demandaras a mi y yo a la estafadora—señala.

—¿De verdad quieres hacer esto?—el chico se dirije a Nam.

—No puedo evitarlo—bufa—pero lo hice por qué tu esposo empujó a mis amigos y lastimó a Aiko, nadie lastima a Aiko—la mira sería.

—En ese caso, demanadame a mi—hablo llamando la atención de todos—yo me haré responsable de las cosas de tu esposo ya que por mi Nam-soon se metí en ese problema—extiendo mis manos dispuesta a qué me esposen.

—¡Aiko, no puedes hacer eso!—exclama Nam-soon.

—Lo haré.

—En ese caso, yo demandó a tu esposo por lastimar a Aiko.

—Ahora nos vamos—me pongo de pie junto  a Nam-soon y comenzamos a caminar hacia la salida.

—No pueden marcharse así—nos detiene el policía lindo.

—¿No? Tenemos que irnos cantando—se burla.

—¡Podemos cantar Butter de BTS!—pido dando saltos en mi lugar.

Yo y Nam-soon cantamos sin vergüenza el coro de la canción mientras bailamos la coreografía.

—Amo Bts.

(...)

—¿Qué hacemos aquí?—pregunto confundida viendo todas las cámaras y personas con disfraces.

—Vamos a trabajar—sonríe Nam-soon con entusiasmo.

—¿Cómo trabajar te puede poner feliz?—hago una mueca.

—Tu solo relájate—pide haciendo fila, sus ojos se abren de felicidad—¡Yo quiero usar esa ropa!—sostiene un vestido tradicional muy lindo.

—¡No, yo quiero usar ese!—lo quitó de sus manos.

—¡No Aiko, siempre quieres lo que yo tengo...

—No usarán eso—un señor de gorra nos interrumpe—usaran eso.

(...)

—¡Aish!—me quejó—¡A mí sí me duele!—chillo, a contrario de mi Nam-soon reía por las escenas de tortura que a su parecer daban más risa que dolor.

Aiko, una chica no tan fuerte •Ryu shi-oh•Where stories live. Discover now