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Abro mis ojos cuando no siento nada, lo primero que veo es a Ryu al frente de la puerta, la plataforma de metal estaba a unos metro de mi cabeza y el me veía con una sonrisa.

Sin decir nada camino hacia él para después ser guiada de nuevo a la oficina. Siento mi corazón latir más despacio, no mentiría, había muerto de miedo al creer que moriría más ahora estaba más relajada al saber que no me haría daño aún.

Una vez dentro de la oficina el se acerca a mi para verme fijamente.

—Bienvenida a nuestro equipo—sonríe felizmente.

—Escucha, no vuelvas a ponerme a prueba ni siquiera soy tan fuerte—hablo sin ocultar mi molestia.

—No me importa si eres fuerte o no, necesito personas igual de leales como tú—evito su mirada sobre mi.

—De todos modos, no me vuelvas a poner a prueba—gruño cruzando mis brazos, el ríe un poco.

—Está bien—concuerda—no volveré a ponerte a prueba—ahogo el suspiro aliviado que quiere salir de mi garganta—aún así, me parece interesante esa lealtad—hago una mueca—¿Todos son así en Mongolia?—indaga.

—Algún día lo sabrás, si es que viajas a Mongolia—me burlo.

—Tal vez algún día vayamos—abro mis ojos con sorpresa, esa linda sonrisa realmente me estaba irritando.

—¡Deja de verme así!—pido pasando mis manos por su rostro, él se mueve y me hago pequeña en mi lugar creyendo que me gritaría más solo sigue sonriendo—Tengo que ir a hacer unas cosas a la bodega—miento—¡Adiós!

(...)

—Era tan joven—susurra Namsoon con pesar.

Al parecer la muerte del joven empleado de Doogo le había afectado más de lo que parecía ya que ahora se encontraba ebria.

—Lo se—suspiro con pena.

—¿Por que no me acompañaste? Digo fue lindo de tu parte darle ese dinero y la carta pero hubiese sido mejor verte ahí—dice lentamente.

—Me es difícil—admitió viendo mi vaso—el era muy joven, tenía mucho que hacer y ahora está muerto—dejo caer mi cabeza en la mesa—sabe que tengo algo personal con la muerte.

—Eso lo se—Namsoon me acaricia el cabello—la muerte te ha quitado tanto—siento un nudo en mi garganta.

—No me ha quitado nada porque nunca tuve algo.

Namsoon me mira fijamente, está a punto de hablar pero llega Caniche, ellos se ven envueltos en su mundo como cada vez que estaban juntos, yo me dedico a verlos. Mi ceño se frunce cuando veo a Namsoon correr lejos y después cae, Caniche se acerca a ella y la ayuda.

—¿Segura que no vendrás?—cuestiona Nam en voz alta mientras el policía lindo la carga.

—No, iré más tarde—aviso—más te vale cuidar de mi amiga si no te pateare y arruinare tu linda cara Caniche—lo miro fingiendo ser amenazadora.

—No te defraudaré, Aiko una chica no tan fuerte—se burla.

(...)

—Estos zapatos son tan incómodos—me quejo antes de entrar a la oficina, la misión era fácil, entrar, apuntar a todo con el reloj que Caniche me había dado que realmente era una cámara y la más importante no perderme en la linda sonrisa del villano. Fácil, muy fácil.

—No podemos compartir archivos, debes leer la copia y destruirla de inmediato—explica, me acerco un poco más a él para ver su computador.
—si el señor Yoon te da una copia, memorízala de inmediato.

Aiko, una chica no tan fuerte •Ryu shi-oh•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora