Capítulo 22

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Lauren.

Me recuerdo a diario que no soy valiente y que el acto más cobarde que tuve en mi vida fue no luchar por ti, aunque las circunstancias se escurrieran entre mis dedos como el agua, debía seguir creyendo en nosotras.

***

Usa el tono exacto para yo darme cuenta a qué se refiere o sobre que desea hablar. Camila esta nerviosa, se le nota un poco, pero sabe cómo mantenerse calmada y eso solo me provoca actuar para saber que tanto se puede calmar cerca de mí.

Dejo un dedo en mi barbilla y finjo pensar, como si estuviera haciéndome la dura, porque sé que quiere hablar de qué la bese hace unos días antes de irme de su casa y sé que dije que íbamos a hablar cuando ella quisiera, pero cuando yo he querido hablar del tema en otras ocasiones ella se negaba.

— ¿Ahora sí te interesa hablar? —dejo en claro con mi tono que la estoy molestando—, ¿Será por las cosas que dije?

—Puede ser porque fuiste muy egocéntrica —enarco una de mis cejas al escucharla—, tan segura de que me gustas.

Por inercia mira a nuestro alrededor pero nadie nos está prestando atención, nunca he salido con una mujer en público y tan poco la prensa estaba detrás de mí en mi época experimental, aún así puedo contar con una mano a las chicas con las que me he involucrado.

Tal vez ella no quiere que sepan lo que sucede aquí porque es muy pronto y la verdad tampoco quiero que la prensa se entere, supongo que estoy de acuerdo con que sea algo entre nosotras.

No me ofende que me diga egocéntrica, sé que le encantó, ahora que la miro estoy completamente segura.

—No me haces difícil que esté segura de que te gustó —solo doy un paso más para intimidarla y me encanta que no se mueva—, vamos a hablar.

La sigo hasta salir de la casa, me intriga que no busque alguna habitación o hasta el pasillo del baño como las chicas de hace un rato.

Terminamos en el garaje de la casa, tiene autos bastante lujosos y todos perfectamente estacionados.

—Es la colección de auto de los chicos, ninguna otra persona aparco aquí, así que nadie vendrá —menciona con cautela.

—Muy conveniente para nosotras —deslizó uno de mis dedos por el frente del auto, es color rojo, pero ni idea de que marca porque no sé nada al respecto, solo sé que se ve bastante llamativo.

Me detengo abruptamente porque chocó con su espalda cuando se detiene.

—Debe ser divertido —dice al girarse, estando tan cerca detalló su rostro con calma, su nariz se acentúa un poco en la punta, su labio inferior solo es un poco más relleno que el superior y sus ojos cafés logran parecerse al color de una madera oscura recién barnizada, brillantes y cautivantes, además su maquillaje sencillo la hace ver hermosa.

— ¿Qué debe ser divertido? —pregunto confundida.

—Esto, no debes ponerme nerviosa o hacerme pensar un millón de cosas en un minuto —levanta sus pulgares y los mueve—, debe ser divertido.

Presionó mis labios para no reírme pero es imposible, así que la imitó riéndome.

—Divertido —sigo moviendo mis manos y exagero mi emoción.

—No entiendes, no te burles —bufa dando un paso hacia atrás.

Me pongo sería cuando la noto algo irritada, no sé qué quiere de mí si no me lo dice, no entiendo y no soy adivina, tal vez deba poner el objetivo en lo que yo quiero. Vuelvo a dar un paso al frente para reducir el espacio que ella dejo.

Lo que nunca dije Where stories live. Discover now