Capítulo 36: Un único propósito

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- Je, parece que de verdad eres su perro faldero

- Te equivocas Autobot, no soy un perro faldero, soy su más grande compañero, y no voy a parar ahora, hasta que mi propósito se haya cumplido por completo

Una vez, en el pasado, durante la gran guerra, que se hizo una gran pregunta a todos los Decepticons. ¿Quién es Soundwave para los demás Decepticons? Tanto a generales, como a capitanes y a soldados rasos se les hizo la misma pregunta.

- Es alguien muy callado que a veces da miedo

Respondían los soldados rasos.

- Si me pusieran a él y a mí en una habitación solos, me aburriría por su silencio y respuestas cortantes

Dijo una vez Airachnid.

- Es alguien bastante fuerte como temible, es alguien de pocas palabras incluso para ser el tercer al mando de los Decepticons, incluso en las reuniones olvido que él está ahí

Mencionó Starscream.

- Es un gran aliado quien solo habla cuando tiene que hablar, su modus operandi es, lógico

Opinó Shockwave.

Sin embargo, pese a todas estas opiniones, todos los Decepticons comparten la misma opinión que Megatron.

- Soundwave es el Decepticon en el quien más confío, de no ser por él, los Decepticons ya habrían caído contra los Autobots, y viniendo por mí, el líder de los Decepticons, ya es mucho, se puede decir que yo soy la chispa de nuestra facción, pero Soundwave...Soundwave es el cerebro

¿Cuándo conoció a Soundwave? Se le preguntó al líder de los Decepticons.

- ¿Cuando lo conocí? Je, a pesar que han pasado incontables ciclos, parece como si lo hubiera conocido ayer, les contaré la historia de Soundwave antes de unirse a la causa de los Decepticons

Antes de la gran guerra, Soundwave solía trabajar como experto en sistemas en Cyber City, dentro del gran edificio de la capital, junto al consejo de todo Cybertron. Sin embargo, pese a tener un status alto, un gran empleo y una vida tranquila, su chispa la sentía vacía, sin propósito alguno. Trabajar para el consejo no le daba la sensación que él estaba vivo.

Soundwave vivía bajo el poder de la voluntad de otros, él hacía lo que se le ordenaba, pero si fallaba, siempre había alguien quien lo reemplazaría, él se sentía reemplazable. La época de paz en Cybertron fue su mayor tortura, viviendo una monotonía una y otra vez, sin propósito alguno por el que vivir.

Una noche, él fue al último piso del gran edificio de Cyber City, al estar en la cima, la suave brisa del viento, junto al hermoso cielo y las brillantes lunas de Cybertron, le proporcionaron una tranquilidad como ninguna otra.

Una noche, él fue al último piso del gran edificio de Cyber City, al estar en la cima, la suave brisa del viento, junto al hermoso cielo y las brillantes lunas de Cybertron, le proporcionaron una tranquilidad como ninguna otra

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- Quiero estar aquí...para siempre...

Se dijo múltiples veces, mientras inconscientemente caminaba directo hacia el borde del edificio, la brisa se hacía cada vez más fuerte, dificultándole el caminar, hasta que finalmente su pie casi resbala al final del camino.

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