[Terminada ]Deseos Ocultos [Historia Lésbica ]

Parte 32

Hola! aquí les pongo otro cap :3 

Capítulo 32

Para Samantha, las cosas no mejoraban en lo absoluto. Después del drama con su papá, el asunto con Cristina y las fotos de ese sucio grupo de Whatsapp, ahora le tocaba escuchar a su mamá discutir con Denise al teléfono. No entendía muy bien lo que estaba pasando, pero al parecer, su hermana mayor había tomado una decisión muy estúpida.

—No, no y no —riñó Génesis con el celular bien puesto en la oreja—. No te puedes quedar una semana en medio del bosque con tu novia y por supuesto no puedes darte de baja de la universidad. ¿Te has vuelto loca? ¿Crees que no tenemos suficientes problemas?

Samantha no lograba distinguir lo que decía su hermana, pero a juzgar por el ruido que salía de la bocina, estaba elevando su voz igual que su mamá.

—Parece que es una chica de temer —le dijo Mike a Samantha, que estaba sentado junto a ella en el sofá.

Samantha se alejó de él hasta el otro extremo. Quería poner la mayor distancia entre ella y el novio de su mamá.

—Sí, más o menos.

—¿Crees que gane esta batalla?

—A lo mejor. ¿Qué más puede hacer mi madre? ¿Irla a buscar?

Génesis resopló y se sentó en la mesa del comedor.

—Escucha, Denise. Estoy cansada, asustada y francamente no sé ni qué hacer con mi vida. Todo lo que quiero es tener a mi familia de vuelta, y eso quiere decir que te necesito a mi lado. Sé que sólo es una semana, pero vamos a ser un poco más razonables.

Génesis hizo un momento de silencio y, tras ocultar su rostro con una mano, al final acabó desistiendo e hizo una mueca de exasperación.

—Está bien. Haz lo que quieras. Si te come un oso, te aguantas.

Colgó la llamada y, abatida, bajó la cabeza y se quedó así durante un rato. Samantha quiso acercarse a su mamá para consolarla, pero antes de que pudiera, ese trabajo se lo tomó Mike.

—Anda, vamos a descansar. Estás súper estresada.

Mike la condujo hacia la habitación, mientras Samantha permanecía en la sala, combatiendo contra sus propios demonios. Anhelaba rendirse y dormir, evadir la realidad y pretender que tenía una vida sin problemas; pero, en lo más profundo de su ser, reconocía la ineludible verdad: no importaba cuánta resistencia opusiera, inevitablemente tendría que confrontar cada uno de los desafíos que se cernían ante ella, tan reales y persistentes como las sombras al atardecer.

*****

Cristina se despidió de Sam, dejó su teléfono en la mesita de noche y se sintió mal por su novia, pero sabía que poco podía hacer para ayudarla a tranquilizarse. Cristina también estaba pasando por un momento complicado, lleno de fuertes deseos y ganas de encontrar quién era realmente.

Cristina coqueteaba con la idea de la infidelidad, y parecía haber olvidado el valor de la lealtad hacia Samantha. Su anhelo por nuevas experiencias la estaba llevando por un camino guiado solamente por el placer y la curiosidad. Persuadida erróneamente por el comportamiento libre de prejuicios de su madre, consideraba que añadir más personas a su intimidad sería emocionante, e ignoraba, o más bien, no quería ver cómo tal acto podría fracturar la confianza de su pareja. Su fascinación por explorar más allá de su compromiso parecía ser más fuerte que el respeto por los lazos que había forjado con Samantha.

De inmediato, Cris se reprendió por esa clase de pensamientos. No estaba bien desear a otras personas cuando ella ya tenía pareja. Era desleal ¿no?

Pero, al final de cuenta, Cristina recordó que ella era humana, y que era natural sentir atracción sexual por otras personas, aunque fueran de su mismo sexo. Eso no significaba que su relación con Samantha fuera menos importante. Concluyó que no había nada de malo en desear a alguien más. Tenía que ser franca consigo misma, y más en estos tiempos donde la sociedad estaba cayendo en una espiral de aceptación, donde cada quien buscaba su identidad y donde la monogamia parecía tan... ¿anticuada? Así pues, sonrió y se regocijó en las sábanas, sintiendo cómo aumentaba su deseo de compartir su cuerpo con alguien.