Parte 11

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hola! dia de continuación: 


Capítulo 11

Los días transcurrieron con lentitud, y la culpa que Denise sentía no se había ido. Era como si tuviera una mochila llena de piedras sobre su espalda. Cada vez que intentaba distraerse, su mente volvía a esos pensamientos, como un disco rayado que no deja de repetir la misma canción dolorosa.

Sus manos temblaban al pensar que Samantha, de alguna forma, pudiera leer en sus ojos las dobles intenciones que sentía y la atracción que crecía por ella. Se sentía asqueada de sí misma por haber corrompido la imagen de su hermana y traerla a sus fantasías eróticas. Incluso las actividades más simples, como hacer la limpieza juntas o mirar la televisión, se veían empañadas por una sombra de deseo oculto, y si tuviera que pensar mal, Denise creería que todo esto era culpa de Alexia por estar mencionando a cada rato que no había nada de malo en pensar en otras personas durante el sexo.

—¿Qué quieres desayunar? —Preguntó Sam, chasqueando los dedos delante de ella para llamar su atención—. Oye ¿qué tienes?

—¿Eh? no, nada de nada.

—¿Alexia se fue temprano?

—Sí. Dijo que tenía que ir a ver unas cosas de su trabajo. La pobre apenas durmió.

—Será porque se pasaron toda la noche haciendo el cuchi-cuchi —dijo Samantha en un burdo intento por ser graciosa y bajar la tensión que había entre ellas. Sin embargo, tuvo el efecto contrario y Denise se sintió más avergonzada.

—¿Nos oíste? Ella era la que gritaba. No sé qué tenía.

—Sólo un poco. Tuve que salir un rato al jardín para meditar —Samantha puso una sartén en la estufa y rompió unos huevos para freírlos—. ¿Vendrá hoy?

—¿Alexia? No creo. Tiene cosas que hacer.

—Lo pregunto para que no tenga que preparar más comida de lo normal. ¿Cómo quieres tus huevos? ¿Con jamón o con tómate?

Denise le echó un vistazo a su hermanita, que vestía una camisa grande y holgada. No sabía si llevaba algo debajo, aunque lo más probable es que sí. Sin embargo, su mente volvió a recordar cómo la había traído a la cama y de nuevo, se sintió avergonzada por su comportamiento y por el poder de su propia imaginación.

—No tengo hambre.

—¿Qué?

—Desayunaré afuera —dijo Denise, antes de levantarse para subir a su cuarto y cambiarse de ropa.

Samantha se quedó con la espátula en la mano y un signo de interrogación en la cara. Era raro que Denise rechazara su comida y menos si se trataban de unos ricos huevos con jamón o tómate.

Pero Denise estaba lidiando contra su propia confusión, escapando de sus emociones y deseos. Lo único que quería era limpiar su cabeza de pensamientos inapropiados y volver a ser ella misma, y si tenía que tomar distancia con Samantha, pues lo haría sin hacer tanto drama.

Se cambió de ropa y salió de la casa sin siquiera despedirse de su hermana menor. Aunque era temprano y todavía tenía hambre, ya encontraría un buen sitio para comer ella sola.

*****

Cristina se armó de valor y se miró al espejo por enésima vez. Todo parecía estar en su lugar: el cabello perfectamente peinado, los jeans, ajustados a su medida y la blusa planchada y resplandeciente. Lo único que faltaba, era quitarle esas ojeras que tenía por estar despierta toda la noche.

—¿Tienes una cita tan temprano? —Preguntó Rocío, asomándose al cuarto de su hija—. ¿Con quién? ¿Con Samantha?

—No es una cita. Ella me invitó a desayunar. Deja de decir cosas raras, ma.

[Terminada ]Deseos Ocultos [Historia Lésbica ]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ