"Lo que es para ti, llegara a tu vida hagas lo que hagas y pase lo que pase". . . .
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Aún con el miedo latente, avance hacia la oscuridad vagamente iluminada<<Si hay entrada, también debe haber una salida>>, era lo que me repetía para aumentar la confianza.
Con cada paso que daba, el pasadizo parecía cambiar de aspecto y adoptar uno muy a mi gusto; paredes negras simulando el color ébano y enredaderas de un verde que no llegaba a ser intenso, era casi como el diseño de mi varita. Era increíble y mágico, aunque a este punto la magia ya no debería de sorprenderme tanto.
Detuve el andar cuando a mi derecha unas lianas surgieron de entre las paredes y justo en el centro, se le sumaron líneas doradas que, poco a poco, iban tomando forma de una puerta, pero está puerta era muy extraña; no tenía perilla, ni mucho menos bisagras, y, al parecer, era totalmente plana; como uno de esos trazos que con tanto esmero trataba de perfeccionar... No tenía relieve.
Cuando aquella forma estuvo completada, note que algo más había aparecido, unas runas doradas y en grande, con la forma de una curva de arco aparecieron arriba de esta...
<<ꌚꁲ꒒ꁲ ꇃꁏꂵꌈ́ꋊꁍꋪꂖꄙꄙꀤꋊꂡꁏꋪ>>
No entendía su escritura y tampoco parecía ser una lengua común, pero era hermosa, mucho más que cualquier otra que hubiera visto antes. La puerta parecía de oro puro, algunas enredaderas y prímulas se habían arremolinado a los costados de está, dando un espectáculo maravilloso a la vista, era simplemente mágico.
Con lentitud y precaución me acerque al umbral para sentir la textura bajo mis dedos, pero antes del cometido la varita que sostenía en mi mano con dificultad volvió a brillar, no obstante, ahora de un plateado más intenso que el anterior, parecía como si se comunicará con aquella entrada. Y algo sucedió, la puerta, aquella puerta que no tenía ni la más mínima posibilidad de abrirse, se abrió...
Retrocedí hasta chocar con la pared contraría, después de todo, era un pasillo estrecho, no debía medir más de dos metros.
En el interior de esa extrañeza había oscuridad y una neblina grisácea, de repente, los movimientos de la bruma se volvieron en espirales y divisé borrosas imágenes desde mi posición.
Mantuve la distancia con todos mis sentidos en alerta y con la varita en alto, cualquier cosa podía salir de entre las sombras, puesto que ya no me encontraba en mi casa, aquel barrio muggle en dónde jamás sucedían cosas fuera de lo normal, ahora estaba en Hogwarts, lugar donde, al parecer, era de carácter obligatorio que pasasen cosas extrañas aún más de lo que deberían.
