Natalia Sánchez, una joven con una ambición inquebrantable y una destreza excepcional al volante, desafió todas las expectativas en un mundo dominado por hombres: la Fórmula Uno. Desde sus primeros días en las carreras, Natalia destacó no solo por s...
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GP de Emilia Romagna Días previos
El Gran Premio de Emilia Romagna se encuentra en peligro debido a las persistentes lluvias que han azotado Italia durante la última semana. A pesar de la confirmación, recibida hoy lunes, de que según las previsiones, las lluvias cesarán para el jueves, permitiéndonos disfrutar de la carrera en el circuito, yo no estaba completamente convencida de esas palabras. Las lluvias parecían interminables, y en las noticias no se anunciaba ninguna mejoría en el pronóstico para el fin de semana; seguían emitiendo la misma alerta. Además, me parecía poco sensato atraer a una multitud de personas a un lugar que llevaba varios días en alerta máxima debido a las inundaciones, lo que aumentaba el riesgo de posibles tragedias.
—¿Llegaste al hotel? —pregunta María a través de mi teléfono, su voz resonando en el auricular.
—Sí —respondo mientras coloco algunas prendas en los armarios, eligiendo aquellas que tenían más probabilidad de arrugarse.
En el hotel, soy la única piloto presente. La recomendación del médico tras diagnosticarme un trastorno de jet lag fue llegar con anticipación a la siguiente ciudad donde se celebraría la carrera. Además de tomar unas pastillas y usar unas gafas que me exponen a diferentes luces, dependiendo de lo que necesite en ese momento, recorro los pasillos, reventada, mientras me planteo dar la vuelta y no ingerir nada más. Pero sé que debo comer algo, aunque tenga altas probabilidades de terminar vomitando. Opto por coger un puré de verduras que se ve bastante apetecible. Y en completo silencio, escuchando el repiqueteo de la lluvia contra los cristales, ceno.
Una vez bajo el calor de las sábanas del hotel, ingiero la cantidad de pastillas que el médico me anotó y compruebo que la alarma de mi móvil está puesta. Luego, cojo un libro de la mesilla para sumergirme en la vida de Leah y Axel y alejarme un poco de la mía.
Leo el titular de la noticia abrumada. La intensidad que están alcanzando las lluvias en las últimas horas da realmente miedo. Incluso me desperté en mitad de la noche, sobresaltada, ante el acentuado sonido de la precipitación sobre la ciudad de Imola. Grabo los ventanales de la habitación de mi hotel y lo publico en mis historias de mejores amigos.
