Natalia Sánchez, una joven con una ambición inquebrantable y una destreza excepcional al volante, desafió todas las expectativas en un mundo dominado por hombres: la Fórmula Uno. Desde sus primeros días en las carreras, Natalia destacó no solo por s...
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GP de Australia Carrera
Las pruebas en los entrenamientos libres para evaluar las mejoras que trajimos a este Gran Premio resultaron exitosas. Esto se hizo evidente en la clasificación de ayer, donde obtuve un puesto bastante bueno, el sexto lugar. Justo detrás de mí está Charles Leclerc, quién seguramente me pondrá las cosas difíciles, pero tengo suficiente confianza en mis habilidades para mantenerlo a raya. Nuestro rendimiento en el coche y la falta de mejoría en la escudería italiana nos fueron acercando bastante a medida que avanzaban los diferentes Grandes Premios.
Con la compañía de María, recorremos el paddock en dirección a la zona de parrilla del circuito. Una vez allí, María se queda con los demás representantes o personal de las escuderías, mientras yo busco con la mirada el automóvil que nos llevará a Thomas y a mí a dar una vuelta por el circuito junto a los demás pilotos. Una vez lo localizo, camino apresuradamente hacia allí, consciente de que llego justa de tiempo. Lo primero que hago es saludar al conductor, pidiéndole disculpas por tardar, aunque me asegura que no hay ningún problema y me pide que le firme una sudadera para su hija, solicitud que acepto encantada antes de tomar asiento junto a mi compañero.
—¿Se puede saber dónde estabas? —pregunta Thomas con un tono de voz irritado y su mirada fija en la mía.
—¿Y a ti qué te importa? —respondo irritada por su manera de tratarme de repente. No tengo paciencia, y mi mecha es bastante corta. —Ni que fueras mi padre.
—No es muy respetuoso llegar tarde a la reunión de pilotos —comenta, retándome.
—Quizá me sucedió algo, y no lo hice por ser irrespetuosa —Pongo sobre la mesa, rodando los ojos.
—¿Y se puede saber dónde estabas? —repite de nuevo.
Largo un gran suspiro por mis labios y hago un barrido visual intentando relajarme.
—En el baño. Problemas de chicas —resumo de manera concisa.
—Ah, entiendo. Cuando eso pasa dicen que en vuestros días de regla estáis muy gruñonas —añade, esbozando una sonrisa divertida, cambiando por completo su carácter.
—Pues haz caso —respondo, cortando la conversación y saludando con un agitamiento de mano a Lando, que se encuentra dos coches más atrás.
La caravana de pilotos da inicio. No le vuelvo a dirigir la palabra y centro toda mi atención en mostrarme sonriente y saludar a todos los aficionados situados en las gradas o en campo que aguardan impacientes y ansiosos de disfrutar de un entretenido Gran Premio de Australia.
[...]
De vuelta en el box, varios mecánicos aprovechan el tiempo que nos queda para dejar mi monoplaza impecable. Me dirijo a mi habitación para ponerme el mono y estar lista. La carrera está a punto de comenzar, y voy a llegar conduciendo hasta la salida de la parrilla, ya que Gunther me lo ordenó para verificar algunos ajustes de última hora.
