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GP de Arabia SaudíClasificación

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GP de Arabia Saudí
Clasificación

—Enhorabuena —dice Gunther, dando pequeños golpes sobre mi casco. Me deshago de él y peino mi cabello al quitarme la balaclava. —Buen tiempo —Añade al tiempo que estampo la palma de mi mano contra la suya que ha estado alzada desde que me vio bajar del coche. —Todo está en orden, ¿verdad?

—Sí, todo parece estar bien —confirmo. —El coche se comporta según lo esperado —añado, posando el casco sobre un mueble cercano. —Tengo esperanzas.

—Conseguiremos una buena posición —alenta, dejando dos palmadas sobre mi espalda antes de encaminarse por el pasillo hacia el motorhome de la escudería y desaparecer de mi vista.

Sigo su trayectoria con la mirada y luego me encamino hacia mi habitación. Al llegar, reviso mi móvil y veo un mensaje de María que me avisa que me traerá la comida a la habitación. Le respondo con una palabra de aceptación y me quito el mono, colocándolo en una de las perchas. Dos golpes en la puerta seguidos de su apertura repentina me hacen apartar la vista del teléfono. María entra con un plato de pasta que coloca sobre la mesa de la habitación y luego empuja una gran caja hasta dejarla adentro.

—No —lamento, mirando fijamente la caja.

—Sí —responde ella, manteniéndose de pie. —Come tranquila y luego firma, pero ya sabes que mañana tiene que estar todo listo para el Gran Premio.

—¿Es menos que el otro? —pregunto mientras inspecciono la caja.

—Casi lo mismo —dice, escabulléndose rápidamente y cerrando la puerta.

Un suspiro escapa de mis labios, y mientras visualizo un capítulo por decimotercera vez de Friends, me dispongo a comer. Mi mente no deja de pensar en los productos que yacen dentro de la caja, así que me inclino, abro la caja y saco lo primero que encuentro: unas cuantas gorras. Mientras mis ojos ven a Mónica y Chandler en la pantalla, dejo garabatos que corresponden a mi firma en el taco de gorras.

Una vez terminado el plato de comida y el montón de gorras, coloco el plato sobre la mesa de la habitación y vuelvo a meter las gorras dentro, sacando otras.

—Tocarlo era como darse cuenta que todo lo que siempre quisiste estaba ahí frente a ti —tarareo, moviendo la cabeza mientras me concentro en firmar. —Memorizarlo fue tan fácil como saber todas las palabras de tu vieja canción favorita.

Cuento con la mirada cuántos panfletos me quedan por firmar y, si mi vista no me engaña, son veinte. Dos torres de diez cartones, cada uno con mi cara, permanecen en mi cama. Cansada, continúo escribiendo con un rotulador negro mientras los guardo en la caja. Una vez que he firmado todo, vuelvo a cerrarla y la dejo junto a la puerta.

Consulto la hora y decido salir a dar un paseo por la zona trasera del paddock. Ese lugar está reservado exclusivamente para las personas que trabajan en la Fórmula Uno, y no pueden acceder los periodistas ni los aficionados. Necesito un respiro, y esta es la mejor opción, ya que no puedo dar vueltas por la pista. Conecto mis auriculares a mi teléfono y reproduzco nuevamente la canción 'Red' de Taylor Swift.

Racing Hearts | Charles LeclercWhere stories live. Discover now