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Vegas y Pete ambos se encargaron de April, mientras ella bajaba. Pete se aseguró de que ella bebiera agua, y  Vegas puso cuidadosamente loción en las marcas que había dejado en su piel. Estuvo mareada por un rato, casi a la deriva en los brazos de  Vegas un par de veces, pero poco a poco empezó a regresar a la tierra.

Una vez que sus piernas estaban sólidas debajo de ella,  Vegas les echó fuera de la sala de juegos.

―Vayan a relajarse abajo ―dijo―. Yo me encargo de todo aquí.

April no protestó, y probablemente no podría si hubiera querido, por lo que Pete la llevó hasta el área social y con cuidado la sentó en uno de los sofás. Su parte trasera estaba definitivamente tierna, y ella casi se sentó de lado y colocó su brazo sobre el respaldo del sofá. Cuando estaba seguro de que estaba lo más cómoda  posible,  Pete  fue  a  conseguir  un poco más de agua. Mientras se encontraba en el bar, estuvo pendiente de ella, por supuesto. Ella estaba a sólo unos tres metros  de  distancia  de todos modos; si alguien se metía con ella, o  empezaba  a  marearse,  él podía estar a su lado en cuestión de segundos.

El barman debe haberlo visto traer a April y se dio cuenta que estaba cuidando de un sumiso desgastado, porque él entregó a Pete un par de botellas de agua y lo envió en su camino. Esa era una especie de cosa tácita aquí, incluso una línea, alguien cuidando de una persona que acababa de hacer una escena tenía prioridad, y el agua era gratis.


Pete volvió con el agua, mientras Nancy, una Dom de unos cincuenta y algo que había visto un par de veces, se sentó con su sumiso al lado de April.

―Alguien ha estado divirtiéndose ―dijo Nancy con una sonrisa.

―Uh-huh. ―April sonrió, mirando como  si  estuviera  a  medio camino entre disfrutar y volar―. Ha sido una buena noche.

―Ya lo veo.

Pete se sentó junto a ella, destapó su agua, y se la entregó.

―Gracias ―murmuró.

Nancy miró a su  sumiso, un chico pelirrojo  que estaba probablemente en sus treinta y cinco, y chasqueó los dedos hacia el piso. Al instante, se puso en sus manos y rodillas delante de ella, y ella  puso  sus  pies,  con botas de tacón alto y todo, en su pecosa espalda.

Tan sutilmente como pudo, Pete apartó la mirada. Cada quien lo suyo, pero él nunca había estado lo bastante cómodo con el nivel de sumisión que conformaban” fornifilia” Posiblemente debido a que la idea de estar sobre sus manos y rodillas con los pies de alguien en su espalda hacía que su espalda y muñecas dolieran. Se sorprendió flexionando una muñeca, luego la otra, como para recordarse a sí mismo que era el sum, no él, quien estaría rígido e incómodo después. Y realmente trató de no juzgar. Había visto muchas cosas aquí que no era su problema y, para ser justos, un puñado de cosas que lo eran, se recordó a sí mismo que todos los implicados eran adultos que daban su consentimiento... así, más poder para ellos. Cuando se encontraba con alguna perversión ocasional que le hacía sentirse incómodo, sólo era como un recordatorio de que era un pez fuera del agua aquí.

Junto a él, April se incorporó y se estiró

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Junto a él, April se incorporó y se estiró. Mientras se inclinaba hacia atrás de nuevo, se frotó el brazo, que todavía tenía algunas marcas visibles de las cuerdas.

―¿Está todo bien? ―preguntó.

―Mm-hmm. ―Ella asintió, amasando con cautela su antebrazo, y se volvió hacia él―. ¿Y por qué diablos estás aquí abajo en lugar de allá arriba con tu sabes quién?

Pete casi se ahoga, y él ni siquiera estaba tomando una copa.

―Yo... Bueno, está limpiando la habitación y…

―Y eso significa que está sólo. ―Sus cejas se levantaron―. Así que...
―Ella hizo un gesto hacia las escaleras―. Ve por él.

―Y tú necesitas a alguien para…

―Pete. ―Ella lo miró directamente a los ojos―. Estoy bien. Además, Nancy está aquí.

Como si para dar énfasis, Nancy asintió, sonriendo a Pete. April continuó:
― Vegas está solo allá arriba con una erección en sus pantalones.
―Ella hizo un gesto brusco hacia las escaleras de nuevo―. Ve a ver si te deja hacer algo al respecto.

Pete vaciló, mirando a las escaleras. Oh, demonios, ¿qué tenía que perder? Si su dignidad recibía un golpe, todo lo que tenía que hacer era nunca volver a este lugar, y nadie necesitaba torcerle el brazo para eso de todos modos.

―Está bien. ―A Nancy le dijo―: Mantendrá un ojo en ella, ¿verdad?

―Por supuesto. ―Ella le hizo un guiño―. Que te diviertas.

O tener un momento de humillación insoportable, pero bueno, esto es una mazmorra, así que ¿por qué no?

De acuerdo, eso no era justo y lo sabía. Había gente aquí que amaban la humillación, dar y recibir, y lo hacían porque querían. Si era humillado esta noche, no sería porque estaba en un lugar BDSM. Sería porque estaba lanzando su red en un estanque donde no había pesca.

Pero... si algo de dignidad era todo lo que tenía que perder, a cambio de una oportunidad con  Vegas, él tomaría el riesgo, así que se levantó y se dirigió a las escaleras. Su corazón se aceleró mientras los viejos escalones crujían bajo sus pies. Por delante de él, el segundo nivel estaba lleno con los sonidos de más de una escena intensa. Alguien estaba felizmente siendo golpeado. Otra persona estaba siendo castigada. Una noche normal.

La puerta al cuarto tres todavía estaba abierta. Miró dentro. Todo el mundo se había ido, pero  Vegas estaba allí. Estaba de espaldas a Pete mientras enrollaba una cuerda alrededor de su brazo.

Pete entró y se aclaró la garganta.

Vegas se volvió, y cuando vio a Pete, sonrió.

―Oh, hey.

―Hey. ―Pete metió las manos en los bolsillos y dio un paso más en la habitación―. Yo, eh, sólo quería ver si necesitaba ayuda.


―No, tengo la mayoría bajo control. ― Vegas metió el rollo de cuerda en su bolsa de lona―. ¿Cómo esta April? ¿Está bien?

―Sí, sí. Ella… ―Su voz se quedó ahogada. ¿Ella me envió aquí para ver si podía conseguir acceso a tu polla?― Uh, sí, está bien. Como... como he dicho, ella me envió para ver si necesitabas una mano. ―Sus dientes se cerraron de golpe.

La ceja de  Vegas se levantó ligeramente.

―¿Ella lo hizo?

Pete asintió.

Una sonrisa juguetona curvó las comisuras de la boca de  Vegas.

―¿Pensó en algo en particular en que me podrías ayudar?

Es curioso que lo preguntes.

Espera. ¿Piensa que los dos planeamos esto? April, estas tan muerta.
―Bueno, tú sabes... ―La lengua de Pete se pegó al paladar―. Sólo... uh... ―Hizo un gesto hacia las cuerdas, látigos, toallas y botellas vacías de agua―. Si tú… ―Cuando su mirada se dirigió de nuevo a  Vegas, había menos espacio entre ellos. ¿Ya no estaba allí? ¿ Vegas se había movido?
¿O era la imaginación de Pete?

Vegas dio otro paso. No, no era su imaginación. Tampoco lo era esa sonrisa maliciosa que todavía estaba en la boca de  Vegas.

―Sabes,  ahora  que  lo  mencionas,  yo  podría  pensar  en  algunas cosas. ―Su expresión no era sólo malicia juguetona ahora. Era francamente depredadora.


Oh sí. Oh, sí, por favor.

―¿Sí? ―Pete tragó―. ¿Cómo qué?

―Bueno... ― Vegas llegó a la cintura  de  Pete.  Su  palma  calentó  la piel a través de dos capas de ropa, y el corazón de Pete no podría haber latido más rápido.

April, podría besarte ahora.

Excepto que creo que él podría querer besarme.

¿Lo quiere? Oh. Por favor. Oh. Por favor...

Vegas acarició sutilmente con sus dedos a lo largo del costado de Pete, acercándolo una fracción de centímetro cada vez.

―¿Puedo confesar algo? ―susurró la pregunta en voz tan baja que Pete no pudo evitar inclinarse hacia él.

―C-continua..

Vegas barrió la lengua por sus labios.

―Estoy muy contento de que estés aquí esta noche, y hay algo que he estado queriendo hacer desde hace mucho, mucho tiempo.

Antes de que Pete pudiera comprender lo que había dicho, o responder a ello,  Vegas lo empujó contra la pared y lo besó.

Las rodillas de Pete casi se derritieron debajo de él. Abrazó a  Vegas. Santa mierda. Santa. Mierda. Sus dedos se enredaron en el  cabello  de  Vegas. Sus labios se movían con los de  Vegas, su cuerpo fue clavado en la pared por el de  Vegas, y su propia erección se mecía contra la de  Vegas.

¿Cómo él...?


Él rompió el beso y miró en los ojos de  Vegas. Respirando con dificultad, intentó darle sentido a esto, pero lo único que se le ocurrió fue:
¿Por qué coño pare de besarlo?

Así que tiró de él de nuevo, y  Vegas gimió suavemente mientras frotaba su gorda erección contra la de Pete.

Vegas presionó su frente contra la de él.

―Joder...

Pete tragó.

―Tu... ¿quieres hacer eso...?

―Desde la primera vez que te vi ―jadeó  Vegas. Luego lo besó de nuevo, y si el hambre en su  tacto  era  una  indicación,  no  estaba mintiendo. No tenía ningún maldito sentido, pero él no estaba mintiendo, por lo que Pete no discutió. Él sostuvo a  Vegas más apretado y empujó contra su pene, provocando otro gemido del hombre.

Vegas tiró de sus caderas hacia atrás y deslizó la mano por encima de la entrepierna de Pete. Pete se estremeció, no había sido tocado de esa forma por un largo tiempo, y ser tocado por este hombre de todas las personas, era más de lo que podía manejar.

La vibración de la cremallera siendo bajada reverberó a lo largo de su pene, lo que no hizo nada para sostener sus rodillas o sus sentidos en él. Bueno infierno, si los pantalones estaban saliendo...

Comenzó a desabrochar rápidamente el de  Vegas, pero dudó. Cuando  Vegas presionó contra sus dedos, como si tratara de empujar hacia abajo el cierre, fue todo el estímulo que necesitó.


Pete le bajó la cremallera todo el camino, entonces, llegó a su cinturón. Hebillas, eran dispositivos simples, pero que no habían sido diseñados para ser operadas con una mano mientras que un hombre caliente como  Vegas estaba ocupado besándolo talentosamente.

De alguna manera,  sin embargo, deshizo la hebillas del cinturón y lo deslizó fuera. Con un movimiento que fue más afortunado que preciso, abrió el primer botón de los pantalones.  Vegas juró, llegando al cinturón y el botón de Pete.

Pete pasó la mano más allá de la cintura elástica de los calzoncillos de  Vegas, y... querido Dios... sus dedos estaban alrededor de su polla.

Vegas se quejó. Se apoyó sobre la frente de Pete de nuevo, suspirando mientras mecía sus caderas y se follaba en su puño. Y entonces la mano de  Vegas estaba alrededor de su pene, y los dedos calientes, ligeramente callosos y su palma volvieron a Pete salvaje.

¿Esto es real?

Esto es real.

Esto es real.

Aún mejor,  Vegas tenía un infierno de polla. Pete había tenido siempre visiones de hombres a quienes les colgaba como  una  estrella porno o algún tipo de ganado mayor, pero este no lo era. Era definitivamente grueso y largo, pero no tanto así. Solo  el  tamaño  justo para asegurarse de que si  follaban  esta  noche,  Pete  seguiría  sintiéndolo en la mañana.

Pete gimió en el beso de  Vegas cuando él lo acarició. En lugar de estremecerse y preguntarse cómo en el mundo esto podría encajar en cualquiera de sus orificios disponibles, casi perdió su mente al pensar en  Vegas clavándolo en el colchón.

Maldita sea. Espero que esté planeando follarme con esto esta noche.

Vegas rió entre dientes y bajó la cabeza para besar el cuello de Pete.

―Tu mente va en la misma dirección que la mía.

―Mi… ―Pete se tensó. Había dicho las palabras en voz alta, ¿no?
Sólo... las dejo salir como si no nada. Mierda.

La vergüenza trató de robar su estado de ánimo, pero luego lo golpeó la claridad,  Vegas no lo había rechazado. De hecho, le estaba acariciando aún más duro ahora, empujándose a sí mismo en la mano de Pete mientras besaba su garganta y liberaba respiraciones calientes, fuertes contra su piel.

Pete estaba empezando a relajarse en el abrazo  de   Vegas  cuando éste se tensó.

Se echó hacia atrás, miró por encima del hombro, y frunció el ceño.

―Maldita sea.

―¿Qué? ¿Qué está mal?

―No  tengo  condones  conmigo.  ―Se  enfrentó  a  Pete  de  nuevo―.  Y aquí... en realidad no es un buen lugar. ―Aceleró sus golpes―. Pero realmente quiero follarte esta noche.

Pete se estremeció, tanto por el toque de  Vegas como por sus palabras.

―Sí, por favor.


―Ven a mi casa ― Vegas susurró, arrastrando sus palabras un poco―. Yo quiero... Yo... ―Se estremeció con fuerza, apoyándose en Pete cuando sus golpes se hicieron desiguales y erráticos―. Te quiero en mi cama esta noche.

Pete no podía responder. Estaba demasiado excitado y abrumado, tanto por la mano talentosa de  Vegas como por la posibilidad de estar solo y desnudo entre las sábanas con él. Gimió suavemente, tratando de concentrarse en bombear la polla de  Vegas, y luego  Vegas empezó a mecer sus caderas, follando el puño de Pete, y Pete imaginó tan sólo un segundo que la polla de  Vegas podría follar su interior, y…

―¡Oh Dios! ―Obligó a su propia polla en el estricto agarre de  Vegas. Todo fue blanco, y sólo el cuerpo de  Vegas y la pared detrás de él lo mantuvieron de pie. Su semen volvió las caricias de  Vegas resbaladizas y calientes, y  Vegas se mantuvo firme, mientras que Pete perdía su jodida mente.

Vegas gruñó suavemente y empujó con más fuerza contra la mano de Pete, por lo que Pete apretó con más fuerza su agarre, y  Vegas maldijo entre dientes mientras se venía, las caricias lubricadas como Pete le había hecho con la suya.

―Dios santo ― Vegas gimió, retozando y estremeciéndose hasta que finalmente suspiró y se dejó caer contra Pete.

Por un momento, se quedó allí hasta controlar la respiración, dejando que la pared los sostuviera a ambos parados. Fue Pete quien finalmente habló.

―April me arrastró a la comida y me arrastró aquí esta noche. ―Se lamió los labios―. Creo que le debo.

Vegas rió.


―Tú y yo, ambos. ―Él le tomó la cara de  Pete  y  lo  besó suavemente―. Todavía tengo que terminar aquí, pero después...

―Todavía debo llevar a April a casa.

―Correcto. De acuerdo. ―Él sostuvo la  mirada  de  Pete―.  ¿Nos vemos en mi casa alrededor de las diez?

Palabras que nunca pensó que escucharía de la boca de  Vegas, y sin embargo, no parecían en lo más mínimo fuera de lugar ahora.

Pete asintió.

―A las diez. Tu casa. Puedo hacer eso.

―Bien. ―La sonrisa de  Vegas prometió todo tipo de cosas deliciosamente sucias después de las diez―. Déjeme darte mi dirección, y nos vemos allí.



NOTAS DEL AUTOR
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Nos vemos el lunes!

Kink (Adaptada) (Por Becha) (VEGASPETE)(FINALIZADO)Where stories live. Discover now