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Pete se había acostumbrado a la ausencia de su "collar",  pero  hoy, su garganta se sentía visiblemente desnuda. Mientras caminaba a través del restaurante con su amiga April, se resistió al impulso de frotar su cuello en busca de esa gruesa correa de cuero. Se había ido, y en buena hora, pero de repente recordó el sentimiento de ingravidez precaria que lo acompañaba al conducir sin el cinturón de seguridad. No es que el collar le hiciera alguna vez sentirse seguro y protegido sino como propiedad y restringido, pero unirse a este grupo, sin él era raro. Así que tal vez el sentimiento era más como conducir rebasando un coche de policía y darse cuenta de que no llevaba puesto el cinturón de seguridad. Bueno, esperaba que nadie lo notara.

Ah, pero lo hicieron.

Mientras se acercaba a la larga mesa donde el grupo siempre se reunía, algunas personas lo miraron, algunas dos veces. Ellos probablemente no habían esperado verlo más de lo que él había esperado aparecer.

Todavía a una distancia segura, se detuvo y se volvió a April.

―Es una estupidez. No sé por qué estoy aquí.

―Relájate

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―Relájate.

―Estoy relajado.

―No, no lo estas. ―Ella le dio un suave empujón―. Estás aquí porque ellos son tus amigos.

Pete frunció el ceño.

―Esta no es más mi gente. Yo no tengo nada en común con...

―Querido. Ya hemos pasado por esto.  ―Ella  exhaló  con  fuerza―. Por el amor de Dios, aquí a nadie le importa si has terminado con el estilo BDSM. ―Ella hizo un gesto con la mano hacia el grupo―. Están simplemente almorzando y bebiendo unas cuantas cervezas. No es como que alguien va a tratar de ponerte un collar o atarte para hacerte algo.

Estremeciéndose violentamente, evitó sus ojos y los de todos los demás.

―Vamos. ―Ella  le  apretó  el  brazo―.  Estarán  felices  de  verte.
Especialmente sin Kinn.

Pete frunció los labios. Ella tenía un punto. Su ex-novio / "Dom" no había sido muy popular entre los miembros de la mazmorra local. Todavía estaba confuso de que era exactamente lo que había llevado a Kinn a ser suspendido de por vida, lo que había ocurrido en algún momento de los tres meses desde que ellos rompieron, pero al menos podía estar absolutamente seguro de que el gilipollas no se mostraría aquí.

 Todavía estaba confuso de que era exactamente lo que había llevado a Kinn a ser suspendido de por vida, lo que había ocurrido en algún momento de los tres meses desde que ellos rompieron, pero al menos podía estar absolutamente seguro de que el g...

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Al igual que yo no debería aparecer aquí. ¿Qué estoy haciendo?

No obstante, April lo había convencido, insistiendo en que necesitaba conseguir sacar su trasero de casa para un cambio y que todo el mundo había estado preguntando por él durante semanas. Y él había estado solo como el infierno últimamente. Parte de eso podría ser atribuido a un trabajo que no se prestaba para hacer amistades sociales, pero su aislamiento era sobre todo gracias a la cuidadosa planificación que había hecho su ex para que no tuviera amigos cercanos en esta ciudad fuera de la comunidad kinky.

Dado que Pete no quería ir a la mazmorra, April lo había convencido que una comida no lo mataría. No  había estado  en  una  de  estas,  desde sus primeros días con Kinn, y siempre había sido una especie de diversión, así que ¿por qué no? Él le  había prometido  que  vendría  a una  comida, una, y vería cómo le iba. Cuando la segunda persona empezara a interrogarlo acerca de por qué había regresado al  lado  vainilla,  él  lo haría. Se iría. Saldría. Adiós.

Cuando April y él cruzaron el último trozo de la distancia que quedaba a la mesa, la gente comenzó a salir de  sus  sillas. Abrazaron  a April, y como Pete esperaba, las cabezas se volvieron hacia él.

―Hola. ¡Oye! ―Pol, tendió sus brazos―. Ven aquí. ¡Qué alegría verte!
Pete se relajó un poco y abrazó a Pol. El tipo grande apenas lo había dejado ir antes de que Love, quien se parecía a una bibliotecaria de bajo perfil en lugar de la Dom de lengua afilada a la que ya estaba acostumbrado, se acercó y le ofreció un abrazo también.

―Todos hemos estado preocupados por ti ―dijo ella, apretándolo fuerte. Luego se retiró, pero se aferró a sus hombros y  lo  miró directamente a los ojos―. ¿Has estado bien?

Era gracioso escucharla preguntando por él gentilmente. Ella sonaba mucho menos como esa Ama certera y más como su madre asegurándose de que había estado comiendo bien y dormido lo suficiente.

Pete asintió.

―Si. Si. Eso es, eh, he cambiado mi mentalidad, pero yo estoy bien. Sus rasgos rígidos se suavizaron, y ella lo abrazó de nuevo.
―Bien. Me alegra escucharlo. Estoy segura de que ha sido difícil, pero es lo mejor.

Sonrió con fuerza. Todo el mundo le había  estado  diciendo  eso desde la noche en que finalmente salió, y aunque sus intenciones eran buenas, le molestaba. Se sentía muy estúpido  por  haber  permanecido tanto tiempo como había estado con Kinn. Cada ‘Es lo mejor para ti’  lo golpeó como ‘¿Por qué demonios has tardado tanto, maldito imbécil?’

Después de que varias personas le habían dicho Hola, Pete tomó asiento al lado de April y cogió un menú. Bueno, las cosas estaban yendo bastante bien hasta ahora. April estaba en lo correcto, las personas parecían genuinamente felices al verlo, y nadie le había dado una mierda. Aún.


Él pidió una cerveza para relajar un poco sus nervios, y mientras bebía observaba silenciosamente al resto del grupo. Tenía que admitirlo, cuando se trataba de este grupo, él estaba mucho más cómodo en este ambiente que en la mazmorra donde todos irían por la noche. En realidad no podía culparlos por eso. En la mazmorra, Kinn siempre le había requerido vestirse de cierta manera, lo que significaba pantalones de cuero ajustados y sin camisa. El bastardo había insistido en que eso era caliente porque hacía más visible el collar de Pete y la correa de cuero unida. Nadie podría mirarlo si no era conocido de Kinn.

El estómago de Pete se anudo, se removió incómodo y tiro de su camiseta floja. Ser el sumiso de Kinn, más como su posesión, había perdido su novedad hace mucho tiempo, pero más que nada, Pete estaba seriamente cansado de desfilar delante de este grupo. Mientras ellos no tenían reparo en pasear alrededor en cuero ajustado, mallas, arneses de esclavitud, o lo que sea que usarán en una noche en particular, ese no era y nunca había sido su estilo. No cuando sabía que iba a estar sintiéndose más tarde como una mierda por esos cuatro, con el tiempo seis, y finalmente doce kilos de más que él estaba ostentando a la vista de todos.

―Cuando te dejas llevar así ―aún podía oír a Kinn diciendo en el coche de camino a casa hace unos meses― nos haces quedar mal  a ambos.

Desde su separación, Pete había perdido casi cuatro de esos estúpidos kilos, pero el resto tomaría tiempo. Sería por lo menos seis kilos en total antes de que su camisa cayera con las luces encendidas.

Exploró el grupo, y ese nudo incómodo se deshizo lentamente. Aquí todo el mundo estaban vestido informalmente. Su tamaño ligeramente mayor y su camiseta deliberadamente fuera del pantalón no le hacía destacar entre los pantalones cortos, camisas, y camisetas sin mangas.


Para cualquier otra persona en el restaurante, este grupo era una docena de personas que compartían un poco de cerveza y algunas risas mientras disfrutaban del aire acondicionado y escapaban del exorbitante calor de junio del exterior.

―Así que... ―April le dio un codazo―. ¿Algo que te guste?

―¿Qué? ―Él la miró―. Acabo de llegar. No estoy comprobando a nadie.

Ella puso los ojos en blanco y tocó su menú.

―Quiero decir de comida.

―Oh. De acuerdo. ―Miró hacia abajo al menú, que todavía estaba abierto y apoyado contra la mesa.

―Oye. ―Ella lo empujó de nuevo, y su expresión se volvió seria―.
¿Estás bien?

Él asintió.

―Solo estoy tratando de acostumbrarme a estar con este grupo de nuevo. ―A estar cerca de otras personas, en primer lugar.

―Lo sé. Si quieres irte después de que comamos, simplemente grita. ―Ella hizo una pausa, miró a su alrededor, y añadió suavemente―: O si quieres irte más temprano.

―Gracias. ―Se centró en el menú de nuevo. Poco a poco, empezó a relajarse. Saber que tenía una salida fácil era una ventaja. Ella no estaba bromeando, si decía una palabra, estarían en la salida tan rápido como su cabeza podía girar. Era una de las únicas razones por las que había estado dispuesto a venir con ella en primer lugar.


Alguien que hace honor a una palabra de seguridad. Que concepto.

Pasó a través de las páginas del menú hasta que se encontró con las ensaladas. Todas las pastas, especialmente las horneadas con queso derretido, sonaban divinas, pero había estado comiendo sano desde el mes pasado. La cerveza que estaba bebiendo era su único lujo hoy. Sería bueno. Un momento de autocontrol más cerca de encajar en la ropa que no había usado desde el primer año con Kinn. Era increíble lo fácil que era para disciplinarse a sí mismo en comer bien y visitar el gimnasio de forma regular cuando era su propia decisión más que una manera de tratar de complacer a Kinn.

Hmm. Ensalada griega. El feta probablemente no es... ¿Sabes qué?
A la mierda Un puñado de feta no es el fin del mundo.
Corrí cinco malditos kilómetros esta mañana y no he tocado esos palitos de pan. Dame el feta.
Cerró su menú y tomó un sorbo de cerveza.
Algunas sillas todavía estaban vacías. No  sabía  si  eso  significaba que vendría más gente, o si solo sobreestimaron el número de sillas que necesitarían. A pesar de sí mismo, estaba esperando que más personas vinieran. Ahora que había aparecido y se había dado cuenta que la gente no lo iba a  sermonear, estaba ansioso  de  ver algunas caras  amigables. Y tal vez incluso hablar con ellos. Así eran las cosas, había varias conversaciones en la mesa. Los trozos y piezas que atrapaba eran sobre el trabajo de las personas, trucos y guardias para el mantenimiento de zonas verdes a pesar de las restricciones de uso del agua en el condado, y qué demonios estaba mal con el Jaguar de Jim esta vez. April probablemente saltaría en una de las conversaciones en algún momento, y lo empujaría adentro con ella. Bien por él. Por ahora, estaba contento pa...

―Oh mi dulce Señor ―dijo April en voz baja.

―¿Hmm? ―Se volvió―. ¿Qué? Su corazón salto.
Oh mi dulce Señor, por cierto.

Al otro lado del restaurante, tres familiares personas acababan de entrar y se dirigían a su lugar. Tay, quien era significativamente más bajo de lo que recordaba, probablemente debido a que tenía tenis en lugar de sus tacones gigantescos de marca y Time, su siempre presente dom, quien se alzaba sobre el.

Pero apenas los registro.

Porque detrás de ellos estaba   Vegas.  Vegas era alto, bronceado, de pelo negro.
En este momento no importaba que  Vegas fuera un sádico hardcore y un Dom. O que él viviera y respirara por las prácticas kinky. No era por nada que este hombre había hecho su camino a través de la universidad y que aún podría lograrlo hoy en día, en pantalones cortos y una descolorida camiseta de Metallica.

Kink (Adaptada) (Por Becha) (VEGASPETE)(FINALIZADO)Where stories live. Discover now