27: La maravillosa calma antes de la puta tormenta

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Despertar con el amor de tu vida abrazado a tu cuerpo como un koala era de las cosas más maravillosas que podían pasarle a uno, pero si encima era alguien tan hermoso como Kidae... No pensaba levantarme nunca de la cama. Lo había decidido.

— Lucas, tu madre está de camino — oí decir a Vanesa al otro lado de la puerta.

Nop. No pensaba moverme. Estreché a Kidae contra mí, sonriendo cuando este refregó su fría nariz contra mi pecho.

— No me hagáis entrar como la última vez — amenazó mi señora suegra —. Esta no me taparé los ojos.

Puse los ojos en blanco a la vez que hice una mueca al recordar cómo nos descubrió la mañana siguiente a nuestra primera vez. Kidae y yo nos habíamos quedado dormidos, desnudos y abrazados y, por lo que pareció cuando Vanesa irrumpió a las doce del medio día para avisarme que mi madre me estaba esperando fuera, habíamos estado abrazados toda la noche. Vanesa pegó tremendo grito y aunque Kidae y yo nos apresuramos a taparnos, estaba convencido de que nos había visto hasta las entrañas. Desde entonces habíamos tenido mucho más cuidado.

— ¿Qué le pasa a la loca ahora? — refunfuñó Kidae con su particular voz ronca mañanera.

Mi pecho vibró por la risa. Amaba esta nueva versión de mi novio, aunque como él ya me había dicho tiempo atrás: "no he cambiado, ahora soy yo realmente". A un lado había quedado el chico tímido y callado. Seguía sonrojándose cuando le susurraba ciertas palabras en el oído, pero eso era todo. Con el paso de los meses había ido descubriendo que Kidae era mucho más descarado de lo que había querido mostrar en un principio y su humor... Dios, como me gustaba. Nunca creí que podría amarlo aún más, pero cada día que pasaba a su lado parecía irreal. Más de una vez me encontraba a mí mismo pensando en porqué no lo había visto antes.

— Mi madre está viniendo — respondí alzando su rostro con un dedo bajo la barbilla y depositando un beso en su nariz —. Tengo que irme ya.

Kidae reprimió un bostezo antes de patear la sábana que nos cubría y sentarse a horcajadas sobre mi. Mi vista recorrió su pecho desnudo y aunque sabía que era una mala idea no pude evitar recorrerlo con mis dedos.

— Aún tenemos tiempo entonces — dijo inclinándose hacia adelante —. Bésame.

Lo hice sin rechistar, encontrándome con sus labios a medio camino. Lo conocía bien y sabía que es lo que se proponía, especialmente cuando capturó mi labio entre sus dientes, pero ya había descubierto que no podía resistirme a hacer cuanto me pidiera. A regañadientes, corté el beso antes de que fuera a más. Mi cuerpo comenzaba a reaccionar a su proximidad y, que este hubiera balanceado sus caderas sobre mi entrepierna no ayudaba mucho.

— Kidae...

— No puedes dejarme así — refunfuñó con un exagerado puchero.

No me engañaba. Sabía perfectamente que estaba jugando conmigo porque sabía que me costaba horrores resistirme a él pero, ¿cómo narices no iba a hacerlo, lo habíais visto? Era condenadamente hermoso y lo peor de todo es que lo sabía.

Blue (1. Saga True Colors)Место, где живут истории. Откройте их для себя