Capítulo 27: Sentencia de muerte.

31 5 0
                                    


Capítulo 27

Sentencia de muerte.


Mario

Espero ansioso el momento en que Rafaelo abra los ojos, pero no lo hace con suficiente rapidez. Él es el único que tiene la información que necesito para entrar en el edificio Strauss, lo que sabe Francia no es algo seguro, ella solo tiene suposiciones. Aunque agradezco su ayuda, ella es lo mejor que tengo ahora.

El hombre se mueve en la cama y doy un paso al frente, deseando que haga un sonido o un movimiento que me haga saber que está consciente. Pero suelta un suspiro entrecortado y sigue durmiendo. Mis médicos le quitaron la anestesia, ya está fuera de peligro, pero no creen que despierte debido a los múltiples golpes que recibió en la cabeza.

—Deberías seguir el plan original, no puedes seguir esperando a que despierte para atacar —murmura Mateo detrás de mí—. Palumbo ha recibido noticias, la gente de Aleksander se está moviendo y estoy seguro de que es para atacarnos.

—Solo quiero ir por lo seguro —respondo en voz baja sin dejar de mirar a Rafaelo—, no puedo cometer errores o Nixie lo pagará.

Mateo suelta un suspiro audible.

—O haces algo, o cuando la encuentres habrá perdido la cabeza. Sabes lo que las torturas pueden hacerle a alguien, y estamos hablando del monstruo de Aleksander Hoxhaj.

Cierro los ojos, tratando de alejar las imágenes de mi ninfa siendo torturada por ese maldito lunático.

—Ella sabe cómo manejarlo, tiene un temple mejor que el nuestro.

—Mario... —exhala Mateo.

Me levanto, silenciándolo con una mirada.

—Nadie está más desesperado que yo por rescatarla, nadie la quiere a salvo más que yo, pero no me puedo dejar llevar por la desesperación, debo ser más inteligente que ellos.

Mateo baja la cabeza, asintiendo.

—Tienes razón.

Él no ha venido a hablar movido por su preocupación por Nixie, esto es por Francia y su nuevo interés en ella. Pero no tengo tiempo para ahondar en ello, ni las ganas de hacerlo.

Una tos nos alerta y me giro de nuevo hacia Rafa. Está intentando quitarse el oxígeno de la nariz mientras sus ojos escanean el lugar. Un hombre precavido, como debe ser. Nixie no pudo confiar en alguien con mejor entrenamiento.

—Rafaelo, soy yo, estás a salvo —le digo, acercándome a él para poner el oxígeno de nuevo en nariz—. Qué bueno que despiertas, necesito información que solo tú puedes darme.

Se queda quieto, mirándome, antes de soltar un suspiro largo.

—Nixie —susurra con voz ronca—. ¿Dónde está?

Se me forma un nudo en la garganta. Nunca había estado tan afectado por algo, pero teniendo delante al único al que podría confiarle la vida de mi ninfa, sabiendo que para él es como una hija, los sentimientos que entierro en lo más profundo de mi corazón salen a relucir.

—La tienen ellos.

El pecho de Rafaelo se agita y la máquina que muestra sus signos vitales se empieza a volver loca.

—Tranquilo, no puedes alterarte —exijo y él me toma de la camisa y me acerca a su cara.

—Tienes que sacarla de ahí, ella está perdiendo la cabeza.

Evil ©Where stories live. Discover now