Capítulo 14: Una verdad a medias.

152 10 3
                                    

Capítulo 14

Una verdad a medias.


Nixie.

Acabo de aplicarme el rímel cuando la puerta se abre y Rafa entra. Su cara no refleja mucho, él no es de dar a conocer lo que piensa por medio de sus gestos, pero hay un brillo de algo en sus ojos que me pone alerta. Cierra la puerta con sigilo y se acerca a mí sin quitarme los ojos de encima.

—Martinelli pidió una reunión de emergencia.

Me giro hacia él.

—¿Por qué?

—No lo dijo, solo avisó que necesita hablar con Vincens.

—¿Cuándo viene?

—Ya está en camino.

Suelto el aire, girándome de nuevo hacia el espejo.

—Cuando esté aquí, avísame. Quiero estar presente en esa reunión.

Rafa adopta una expresión cautelosa.

—No demuestres tanto interés de querer estar presente, puedes levantar sospechas.

Le doy mi sonrisa más segura.

—Puedo manejarlo, no te preocupes.

Exhala fuerte.

—Has estado intranquila los últimos días, hasta rabiosa, el señor Strauss puede sospechar.

Vincens no va a sospechar, cree que el motivo de mi molestia es lo que me obligó a hacer hace unos días. Eso también alimenta mi enojo hacia él, pero es algo pequeño comparado con mi molestia por que no esté muerto.

Rafa no tiene idea de lo que pasó, sin embargo. Por ello es que cree que la fuente de mis nervios es debido al plan fallido. Es mejor que crea eso a que sepa la verdad, Rafa sería capaz de matar a Vincens con sus propias manos si se entera de que ese maldito me obligó a compartir cama con él. No le importaría poner en sus hombros el peso de una muerte segura, que es lo que significa matar a Vincens. Sus hermanos vendrían a por Rafa y lo harían pedazos delante de mí. Son unos sádicos todos, eso no podemos olvidarlo.

—Estaré bien, soy buena fingiendo —afirmo, destapando mi labial y aplicándolo en mis labios.

Con un último suspiro como respuesta, Rafa sale de mi habitación.

Corro hacia mi espejo de cuerpo completo y me aseguro de que mi atuendo no sea tan llamativo. No quiero que Vincens sospeche de mí por culpa de mi ropa, él sabe que no me visto bien para él, menos en estos días. Aunque me guste verme bien, hay ropa con la que me delataría. Pero tampoco puedo volverme una mojigata de un día para otro. Tiene que haber un equilibrio.

Con un conjunto de traje, salgo de mi habitación segura de que nada irá mal. Estoy anhelando ver a Mario después de varios días buscando una manera de hacerlo sin que se viera sospechoso. También tengo curiosidad por lo que viene a decir. Tiene que ser importante para aparecer de repente sin ningún aviso.

De camino hacia el despacho de Vincens, la tonta de su secretaria se me atraviesa y me lanza una mirada envenenada. Creo que mi querido esposo no le ha puesto un dedo encima desde esa noche que me obligó a pasar con él. Me gustaría decirle que no es mi culpa, que no quiero la atención que estoy recibiendo de pronto. Pero no estoy aquí para hacerla sentir mejor. Desde que llegó he fantasiado al menos una o dos veces cada día con matarla con mis propias manos. Sería hipócrita de mi parte decir que no me agrada verla enojada.

La servidumbre tiene un lugar y ella se estaba pasando de la raya, ser ignorada por Vincens es lo menos que se merece.

Al llegar a la puerta del despacho de mi marido, saludo con la mano al guarura parado a un lado y abro la puerta sin llamar. La conversación que se estaba llevando a cabo se paraliza con mi llegada. Vicens me mira y sonríe como si fuese el sol luego de meses de lluvia. Mario se gira y queda momentáneamente embobado con la vista que estoy dando.

Evil ©Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon