Capítulo 24: Un mundo de mentiras y mentirosos.

31 3 1
                                    


Capítulo 28

Mundo de mentiras y mentirosos.


Nixie.

Salgo de la casa de Mario cuando el sol ya está afuera y el reloj anuncia las 8 de la mañana. Rezo todo el camino hacia casa para que Vincens continúe dormido, no quiero meterme en problemas antes de que Mario lo mate, podría morir primero si descubre que no estuve la madrugada en casa. Cuando entro al estacionamiento, me recorre un escalofrío ver que las casetas de vigilancia están vacías y mi primer instinto es salir corriendo, pero el portón cerrándose detrás de mí me hace saber que ya no tengo escapatoria.

Hay algo mal en todo el entorno, algo no se siente bien y, con cada paso que doy hacia el ascensor, no dejo de pensar que estoy a punto de caer en una trampa.

Dentro del aparato de metal, presiono el botón de la última y pido más vehemente a quién sea que me esté escuchando. Puede tratarse de pura paranoia de mi parte, pero hasta el aire gélido que sale de las ventanillas del ascensor me anuncia problemas.

Cuando las puertas se abren en el piso que comparto con mi esposo, no veo a nadie a simple vista y me permito soltar un suspiro de alivio. Continúo mi camino hacia mi habitación, esperando encontrar a Rafa allí, pero cuando abro la puerta no es él quien me espera sentado en el sillón junto a mi ventana.

—Boris, ¿tengo que repetir una y otra vez que odio que te sientes en cualquier superficie de mi habitación? —suelto desdeñosa, pero él tan solo sonríe.

—¿Sabe, Sra. Strauss? —comenta, cruzando una pierna sobre su rodilla—. Le dije al Sr. Strauss que usted sería problemas cuando me contó que iban a casarse. En mi mundo ni siquiera las mujeres están exentas de la maldad que nos rodea, y usted no es la excepción. —Se levanta, caminando alrededor de la habitación, inspeccionando cada objeto en ella como si los viera por primera vez—. ¿Qué se puede esperar de una mujer que vivió con alguien como Aleksander Hoxhaj? Ese hombre es, por mucho, el más malvado de la ciudad. No le conmueve ni su familia, ni la mujer que amaba, ni nadie. Y si usted estuvo tanto tiempo con él, algunas cosas tuvo que aprender.

Trago y esbozo una sonrisa tranquila.

—Ves enemigos en todos lados, ¿cierto, Boris? —es la respuesta que le doy—. Te encanta envenenar la mente de Vincens en mi contra solo porque crees que soy como tú, como él. Pero me gusta creer que soy mejor y no me dejo llevar por la maldad que nos envuelve.

Se sorprende de mis palabras, pero de inmediato me sonríe de vuelta, confirmando que no me ha creído.

—Es buena actriz, hasta yo me lo había creído, pero no más. —Se detiene en medio de la habitación, juntando sus manos frente a su cuerpo—. Te descubrí, y el señor lo sabe. —Se acerca a mí, tanto que su aliento choca con mi cara—. No va a sobrevivir esta vez, Sra. Strauss, y me voy a alegrar de ver la vida escapar de sus ojos.

Doy un paso atrás y golpeo un cuerpo antes de que unas manos apresen mis brazos. Intento pelear, zafarme del agarre, pero Boris me toma de las piernas y pone una mano en mi cuello, apretando hasta que el aire empieza a escasear.

—Quédate quieta o lo haré peor para ti.

No lo oigo, será malo de todos modos.

Debí seguir mi instinto, quedarme con Mario y mandar al diablo a Vincens, pero tenía la esperanza de acabar con mi plan. Sin embargo, aquí estoy ahora, rumbo a una tortura horrenda que me llevará a la muerte. Al menos lo intenté, hice todo lo posible para recuperar lo mío y me burlé en la cara de Vincens Strauss durante años.

Evil ©Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora