Capítulo 19: ¿Negociación o amenaza?

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Capítulo 19

¿Negociación o amenaza?


Nixie.

Siempre trato de verme no menos que perfecta. Mamá me enseñó que era importante verse bien en caso de necesitar salir de un aprieto. Por ello me he puesto uno de mis mejores atuendos, uno de esos que fui a comprar a Milán.

¿Llevar ropa de marca italiana a un encuentro con un mafioso albanés, acompañado con de un alemán, debería significar algo?

Diría que la ropa o la marca no tienen nada qué ver, pero me gustaría creer que tengo el respaldo de Mario conmigo. Es algo tonto, lo sé, pero me da tranquilidad y un un empuje de valentía. Sabes que estás en problemas graves cuando recurres a una marca de ropa del mismo país del que tu amante para sentirte bien.

O tal vez no es la marca, es él quien te proporciona todas esas cosas.

—¿Estás lista?

Miro a Rafa y asiento, aunque siento un nudo en la garganta. Una puede ser fuerte, pero enfrentar a la persona que te hizo ser lo que eres hoy, te afecta. Depende de tu pasado si es buena o mala esa reacción.

—¿Vincens lo está?

—Así es, está esperando por ti en la sala.

Me dirijo hacia ese lugar, encontrando a mi esposo sentado en un sillón, un whisky en una mano y agarrando la pierna de la secretaria con la otra mientras ella le sonríe. Al verme entrar, Vincens suelta a la mujer y ella se aleja, dándome una sonrisa de satisfacción.

Muero por meter una bala en medio de sus cejas luego de torturarla por horas. Cree que está a mi nivel siendo la amante de mi esposo, pero está tan lejos de alcanzar siquiera mis talones.

—Te ves hermosa, Nix —exhala Vincens, levantándose del sillón—, ese desgraciado va a caer rendido a tus pies al verte.

Volvemos a que me trate como moneda de cambio. De no ser porque necesito esta cercanía con Aleksander lo habría mandado todo a la mierda.

—Gracias, pero no se puede confiar en tu buen gusto cuando tus amantes son tan simples.

Me preparo para su estallido de ira, pero en lugar de eso, recibo una carcajada.

—Eres una verdadera descarada. —Me ofrece su brazo sin dejar de sonreír—. ¿Nos vamos?

Esto es una novedad, quisiera saber de dónde viene su buen humor. Quien no está ni remotamente feliz es su amante, la pobre secretaria está que echa humo. Quisiera decirle que lo tiene si lo desea, que yo solo deseo recuperar lo mío, pero dado que decirle eso no solucionaría nada ni me ayudaría a alcanzar mi meta prefiero matarlos juntos.

El camino hacia el lugar de reunión es dolorosamente lento y a la vez siento que pasa demasiado rápido. Quiero salir de ello tanto como no quiero que suceda, es un sentimiento contradictorio. Vincens no me presta atención, se la pasa parloteando de lo que debo decir y la forma en que debo actuar. Ya sé que debo insinuarme al idiota, no tiene que repetirlo.

Cuando el auto se detiene, miro por la ventana, encontrándome con un restaurante cinco estrellas reconocido y al que he visitado muchas veces en el pasado. Vincens no eligió este lugar, lo hizo Aleksander. Fue aquí donde lo conocí, donde nos vimos por primera vez. No sé si sepa que yo venía, no creo que Vincens lo haya dicho, pero Aleksander lo sabe, o no habría elegido este lugar.

Veníamos aquí cada vez que era una fecha especial para alguno de los dos, celebrábamos cumpleaños y aniversarios aquí. No sé qué está tramando, pero no puede ser bueno para mí.

Evil ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora