Capítulo 22: Un acto malvado.

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Capítulo 22

Un acto malvado.


Él la aparta amablemente, como si no quisiera lastimarla, y las venas me hierven mucho más. Quiero que se la quite de encima sin pensar en nadie más que no sea en mí, en mi reacción. No debe importarle los sentimientos de esa desconocida, solo los míos.

Cuando ella pone cara de pena y se aleja, se lleva la mano a la cara y la frota antes de buscar por el lugar con la mirada, y se detiene cuando me encuentra. Si no lo conociera mejor, pensaría que acaba de palidecer, pero es Mario Martinelli, jefe de la mafia italiana en Nueva York, él no palidece ante nadie. Da un paso hacia mí y luego otro, en cuestión de segundos, está parado frente a mí y se ha recuperado del todo, su cara tapada con un máscara de indiferencia.

-Nixie, ¿puedo hablar contigo en privado?

Estoy por responder que se vaya a la mierda, cuando Rafa da un paso al frente.

-Lo siento, señor Martinelli, pero no es el momento -musita con voz firme, y sé que está intercediendo impedir que diga algo de lo que luego me voy a arrepentir.

Mario mira a Rafa y luego a mí, esperando una confirmación de mi parte. No me muevo, ni siquiera hago una mueca, y es suficiente respuesta para él, porque da media vuelta y empieza a alejarse. Sin embargo, se gira hacia mí de nuevo al último segundo.

-No hagas nada estúpido, no es lo que parece.

Sonrío, y por su forma de mirarme sé que es una sonrisa parecida a la que me dio Aleksander hace unos minutos, esa que expresa que tienes que cuidarte.

-Ah, no te preocupes, mis movimientos no son impulsivos ni se dejan llevar por el calor del momento. Yo actúo con tacto y premeditación.

-Nix...

-¿Qué tenemos aquí?

Mi cuerpo entero se tensa al escuchar la voz femenina a nuestro lado. Me giro y encuentro a la puta que es la cita de Mario esta noche, y está sonriendo como si acabara de escuchar un chiste de lo más divertido. Entonces, para rematar mi mal humor, pone una mano en el brazo de Mario, hincando sus garras en él.

-Janise, te presento a la señora Nixie Strauss, esposa del anfitrión.

Su sonrisa crece al escuchar mi nombre y sus ojos brillan con reconocimiento. Me siento en desventaja, claramente ella sabe de mí y yo no sé nada de ella.

-Es un placer conocerte, he escuchado mucho sobre ti.

Si cree que esto es una simple pelea de gatas, me gustaría ver su cara cuando sepa que está jugando con el diablo.

Adoptando la sonrisa más espeluznante que poseo, le tiendo la mano y le doy un apretón fuerte cuando ella la estrecha conmigo.

-Yo no tengo idea de quién eres, pero sé que vamos a conocernos muy bien.

Sangrientamente, quiero agregar, pero será mejor no ponerla en alerta.

-Eso sería genial -dice, pero ahora su voz flaquea y me siento infinitamente mejor.

-Bueno, debo irme, mi marido debe estar buscándome. -Me inclino hacia Mario, posando mis labios en su mejilla y susurro-: Disfruta tu velada con ella, puede ser la última.

Me retiro sin mirarlo a la cara, pero sé que debe estar muerto de la frustración por dentro. Fui sincera con él desde el principio, le dije que soy celosa a un nivel psicópata, que sería capaz de matar si es necesario para deshacerme de la competencia, y él dijo que haría lo mismo. No puede quejarse, guerra avisada no mata soldado.

Evil ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora