46- Elegir.

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—Natasha

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—Natasha.

Cuando una vida se compone de mentiras es temeroso estar ante una verdad, ver de frente la realidad y que te regrese la mirada diciéndote, "he llegado por ti, es hora de que te pases a mi bando".

Ver la verdad de frente me saca el aliento y más si esa verdad tiene unos ojos azules, un cabello espeso que se asoma bajo la tela gruesa de un gorro de invierno, ataviado con guantes y abrigos. Con un lado del rostro magullado y ojeras profundas. No puedo moverme, cuando mi verdad me mira con tal violencia que me achicharra la piel.

No puedo moverme, ni respirar, ni hablar.

Porque él está aquí.

Aquí esta la verdad de la que queria escapar, el rostro que representa todos mis deseos y anhelos. Mi corazón se acelera en discordia con las otras partes congeladas de mi cuerpo. El retumbar de los latidos es tan caóticos que me duelo y siento miedo de desmayarme allí mismo.

Siento que voy a desvanecerme en este mismo momento y como prevención mi mano se afianza del marco de la puerta sosteniéndome de allí, mientras él solo se queda allí, de pie. Observándome, analizando mis acciones, como si me reescribiera en su cabeza y mientras él lo hacía yo me perdía en su belleza cansada, es como un jardín de rosas con espinas en medio de la niebla, era las espinas, las rosas y la niebla, todo eso al mismo tiempo.

Recuerdo la sensación de su mirada sobre mí.

El golpeteo de su piel sobre la mía, regresa a mi mente como un tifón arrasando todo.

Sus labios sobre los míos, un reflejo que se siente más vivo que nunca.

Su aroma es más real y me perturba.

—Jacob — mi voz es como un susurro perdido entre el silencio que nos inunda.

Al abrir la puerta no esperaba encontrarme con él.

—¿Qué haces aquí? — cuestioné con la voz temblorosa — ¿Cómo llegaste aquí?

—Hola, Natasha. — su tono se voz era exactamente como lo recordaba, capaz de hacerme imaginar las escenas más deliciosas y mortales —¿Estabas esperando a alguien más? — su pregunta ignoraba las mías y se inclino adelante con aquella mirada de océano nocturno.

—Tal vez — mentí.

Porque nunca podría esperar a nadie más que a él.

—Natasha, eres horrible mintiendo — comento con un cierto todo de diversión que lo caracterizaba y pensé en lo mucho que me habia hecho falta escucharlo —, déjame pasar — doy un paso adelante y yo aprete la puerta con fuerza tirando un poco para poder impedirle el paso.

—No — riño con débil firmeza— no deberías de estar aquí.

—Nuestra relación está compuesta de muchos "no debería", creí que a este punto sabrías que no han sido un impedimento para tomar lo que quiero — refuta y sin dejarme procesar sus palabras por completo, se inclina adelante, pone una mano en la puerta y tiro de ella hacia atrás, haciéndome tambalear, pero no se detiene a ver si estoy bien, porque esta pasando a mi lado rozando mi brazo en el camino.

Habitación 159 [#1 Los Wellington] COMPLETA ✔Where stories live. Discover now