Habitación 159 [#1 Los Wellington] COMPLETA ✔

28- Piel con piel.

—Jacob.

El adormecimiento se escapa de mi cuerpo y me voy despertando poco a poco de lo que pareció ser un sueño eterno, sentía como si mis células se hubieran regenerado y estaba totalmente vital, siento que he dormido por dias, pero mientras parpadeo en la oscuridad de la habitación, donde la única luz proviene de la mesita de noche y de donde el reloj marca las 3 de la mañana. Se que no he dormido una noche completa, solo ha sido una hora.

Mi cuerpo desnudo se estira sobre la cama, debería de sentir frio por estar desarropado, pero en realidad toda mi piel bulle en calor, un calor que se desprende de una piel pegada a la mía, una que le pertenece a la mujer que me ha llevado a la deriva. Mi mirada se aparta del reloj y va a Natasha.

Su cuerpo esta presionado al mío, su espalda pegada a mi pecho, su cabello sobre mi hombro y su culo apretado sobre mi erección palpitante. Piel contra piel, sus piernas entrelazadas a la mía y creo que estoy en el paraíso.

El fuego que arde dentro de mí se expande y deseo quemarla a ella también, que libera pequeños suspiros en medio de su sueño profundo. Su rostro está escondido entre la almohada y las sombras, solo bañado ligeramente por la luz. Su piel resplandece aun en la tenuidad y siento cada una de sus respiraciones sobre mi pecho.

Una de mis brazos está rodeando su cuello tirando de ella hacia mí, mientras que la otra se posa sobre su abdomen desnudo.

Hemos caído presos de un sueño construido por la saciedad.

Un sueño peligroso que podía llevar a que nos descubran con ella tantas horas aquí en mi habitación y Connor solo en su cama.

Entonces pienso en mi hermano y el sentimiento de culpa que esperaba sentir no llega, tampoco llega el temor, pero sí que llega el dolor, un ruido sordo que golpea dentro de mi pecho, al pensar que ella al final de esta noche tendrá que regresar con él, dormir junto a él y fingir que esto no paso, cuando aún mi toque hormiguee en su piel y su sabor está en mi boca.

Saber que ella regresará con Connor dentro de nada, me termina de despertar y me embarga un sentimiento oscuro, pasional y sofocante de hacerla ronronear otra vez, de poseerla y recordarle cómo se siente ser mía.

Mi polla se endurece y presiona contra las curvas de sus glúteos. Al parecer el hambre que ella prometió que saciaría con su coño en mi boca, no habia sido suficiente, al parecer enterrarme en ella hasta el fondo no habia sido suficiente, solo habia sido un aliciente a los dias de dolor por tenerla lejos, porque la verdadera hambre estaba rugiendo en mi interior.

Un hambre devastadora que me hacía tiritar.

Mi mano en su cintura se eleva lentamente, recorriendo su abdomen y cintura, hasta llegar la parte baja de sus senos que descansaban como una obra de arte en el museo que era su cuerpo. Mis dedos picosos se detienen alrededor de la cima y con delicadeza comienzan a rodear sus pezones, tentándolos y haciendo que pongan duros bajo mis caricias.