Capítulo 10: Color rojo

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La luz de la mañana llego a chocar con la ventana en el cuarto de Bingo, dandole directo en la cara y despertándola en pocos segundos.
Bingo se levantó exageradamente rápido con una cara de no saber ni dónde estaba parada. Cuando miro que su reloj marcaba las 11:38 su corazón empezó a latir fuerte y salió corriendo hacia el baño para lavarse la cara.

—¡¿Por qué no me desperté?! —grito mientras enjabonaba sus mejillas y se echaba agua fría encima.
Paso del baño a su habitación de nuevo para alistar sus cosas antes de salir a la escuela. Temía que la situación incómoda y vergonzosa de hace unas semanas se volviera a repetir. Y justo antes de salir de casa sintió como alguien sujetaba con fuerza de la mochila.

—¿A donde vas con tanta prisa? —Pregunto Bandit, mirándola extrañado.

—¡A la escuela! —respondio Bingo.

—Pero hoy es sábado —dijo Bandit.

La cara de Bingo se puso colorada, de un segundo a otro perdió toda esa preocupación por llegar tarde, y eso la aliviaba, pero seguía un poco avergonzada de confundir los días.
Bandit se reía de la situación. Ambos pasaron adentro de nuevo y Bingo, ahora con más tiempo, pudo disfrutar de su desayuno atrasado con más tranquilidad.

—Enserio pensé que debía ir a la escuela, ¡Que descuidada soy! —dijo Bingo, mientras hundía su cara en la fría madera de la mesa del comedor.

—No te preocupes nena... A todos nos pasan este tipo de cosas al menos una vez en la vida —Bandit sonrió, luego le acarició la cabeza paternalmente.
Conocía a su hija y era totalmente consciente de cómo se sentía, en todo momento. Verle la cara era suficiente para saber qué estaba mal con ella, y aprovechaba está habilidad para aconsejarla y brindarle tutoría, aportar a su desarrollo y crecer junto a ella era su principal prioridad, no solo con Bingo, si no también con Bluey.

Para Bingo no era nada raro tener a su padre cerca de ella en todo momento mientras el estuviera en casa, los fines de semana eran momentos perfectos para fortalecer su relación y para conversar, darle a conocer lo que le causaba inquietud; todas sus dudas serían atendidas por su padre. Era como un ídolo inalcanzable, un ejemplo perfecto, más allá de todo lo que les había ocultado por años, seguía siendo el mismo de siempre.

Esa tarde Bluey salió de compras con unos amigos de la escuela. Bandit se iría también de casa para ver algunos asuntos sobre su trabajo.

La casa estaba sola, toda para Bingo. La perrita de pelaje colorado tendría muchas ideas para pasar el tiempo mientras esperaba el regreso de su familia; ¿Dibujaría? ¿Leería algo? Quizá, podía hacer lo que quisiera.

No era su primera vez estando con la casa sola, y aún que antes había tenido quizá más tiempo para realizar actividades que le gustaba hacer en la comodidad del silencio, está vez tenía muchas más opciones.

Primero se quedó en su habitación haciendo sus deberes de la escuela, era buena estudiante sin duda. Los trazos que realizaba en sus cuadernos le refrescaban la mente y le daban ideas.

Luego de eso, Bingo se dirigio a la cocina y se preparó una deliciosa merienda que disfrutaría viendo alguna serie en la televisión de la sala.
Mientras lo hacía recibió una llamada a su teléfono celular.

—¿Hola?

—¡Bingo! ¿Estás libre ahora?

—Emm... ¿Si? ¿Por qué preguntas Lila?

—Ocurrio algo y debes venir a ver, no tengo mucho tiempo para explicar —Lila sonaba exaltada.

—¿Donde? —. La tarde de ocio de Bingo parecía llegar a su fin.

Sé fuerte (Bluey) [Pausada]Where stories live. Discover now