Capítulo 5.1: Resistiéndose

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Bluey llegó a la escuela, todavía estaba molesta por lo que pasó anoche pero no dejaría que eso cambiara su forma de actuar aquí, era un ambiente independiente de todos sus problemas familiares.
De entre todas las clases de la escuela, la clase de Bluey era particular para ella. Cuando inició la secundaria, no tenía ninguno de sus amigos cercanos con ella, pues habían sido repartidos al azar entre los salones.
Siempre había sido alguien muy sociable y con facilidad para hacer amigos, por eso en los primeros meses de la secundaria ya se conocia con la mayoría de sus compañeros de clase, incluso con los que no estuvieran en la suya. Ya habian pasado un par de años y solo era cuestión de unos pocos más para que terminara la escuela y se adentrara en la vida de preuniversitaria. Pero aún le preocupaba su vida social, quizá demasiado.
Era dependiente de estar rodeada de amigos y conocidos, en especial durante su tiempo en la escuela secundaria, sobre todo con personas que le parecieran compatibles con su forma de actuar y pensar, no quería salir de su zona de confort de ninguna manera, y la universidad podría ser mucho más dura de lo que creia, lo que le causa miedo y inquietud.

—Oye Bluey, ¿Te sientes bien? No has dicho nada desde que salimos al receso.

—Oh si, lo siento, estaba preocupada por algo... —suspiro.

—Entiendo... nos vemos luego.

—¡Ok! —Bluey sonrió.
Aveces se le hacía algo tedioso tener que saludar y despedirse de las personas, y como conocía a la mayoría de chicos y chicas de su edad, era un repartijo de "hola" y "adiós" cada que tenía se encontraba con alguien. De todos modos se había acostumbrado a la compañía, como un perro con una jauría, siempre estaba acompañada de amigos y de vez en cuando era pretendida por chicos. Como aquella vez que estaba comiendo en la cafetería y alguien se le acercó para pedirle una cita, la cual rechazo obviamente.

Solo le venía alguien en mente si se trataba de amor.

Es normal pensar que Bingo sería una hoja del mismo libro, pero en realidad no era así, de hecho, era bastante reservada y cautelosa con la selección de amistades. No tenía muchos amigos, o algún pretendiente, solo se hablaba con unos pocos compañeros que la ayudaban en sus tareas o en trabajos grupales, pero más allá de eso solo contaba con la compañia y amistad incondicional de Lila.

A falta de una clase para que termine el horario escolar, Bluey de detuvo de nuevo a pensar. Esta vez pensó en su padre. Durante nueve años la había cuidado a ella y a su hermana el solo, sin ayuda de alguien más, ni siquiera había considerado conseguir otra pareja después de Chilli, todo eso era realmente admirable a su punto de vista, y no quería que la relación forjada atravez de los años entre ellos termine de esta manera, pero su frustración y decepción eran mayores que su empatía, ella seguía furiosa por el secreto que les había guardado, no lo podía olvidar tan fácilmente. Saco una pequeña libreta que tenía guardada en su mochila, la puso encima de su carpeta de madera y empezó a escribir cosas sin sentido. Primero lo hizo para matar el tiempo, una forma de no aburrirse, pero luego esos garabatos se fueron convirtiendo en palabras, las palabras en frases y las frases en párrafos enteros, párrafos donde plasmaba una especie de guión, algo que le permitiera hablar sin trabarse después, se estaba preparando para un momento específico que pasaría más adelante.
Cuando la clase se acabó, era libre de irse. Camino por unos minutos hasta llegar al mismo parque de siempre, esperando a su amigo una vez más, tomo asiento en la misma banca y dirigio su mirada al frente, cuando escucho unos palitos romperse detrás de ella.

Una mano se posó en su hombro y escucho una voz extraña justo detrás de su nuca.

—... Hola —. Su voz, aunque un poco rara, se le hizo familiar cuando volteo a ver el color del pelaje de la mano sobre su hombro.

—Mierda... no me asustes asi —Bluey, estaba asustada por el suceso de hace unos segundos, pero convirtió su miedo en alivio cuando vio a la cara a Mackenzie.

el río un poco—lo siento, solo estaba jugando —. Y se sentó al lado de Bluey, mirando al frente.

—Entonces, ¿como te va en todo?

—¿A que te refieres?

—Ya sabes, todo. Me gustaría saberlo —cambio la dirección de sus ojos hacia Bluey.

—Ah... Sobre eso, no hay mucho que decir —no le devolvió la mirada, solo seguía con la cabeza baja y un tono que sonaba afligido.

—¿Te pasa algo Bluey? Sabes que puedes contarme —de nuevo la tomo del hombro, mostrando compasión por aquello que esté fastidiando a Bluey.

—No, no me pasa nada... —no levantó la mirada

—Vamos, sabes que puedes contarme lo que sea, estoy aquí para ti si es necesario —insistio Mackenzie.

—Es... mi papá, paso algo entre nosotros.

—¿Que fue lo que pasó?

—Podria decir que tuvimos una discusión y bueno, quizá fui un poco exagerada con el asunto, no sé cómo se siente mi padre, pero no lo veo desde ayer y me estoy empezando a preocupar —. Una lágrima salió de sus ojos, realmente lamentaba lo pasado.

—Entonces es eso... No tengo mucha experiencia con ese tipo de casos, pero... ¿Puedo aconsejarte algo?

—¿Que?

—No te guardes nada para ti misma, ve con tu padre e intenta hablar con el. Si solucionas todo ahora, no tendrás que preocuparte por eso después —su cara irradiaba una sabiduría nada propia de él, como si se tratara de alguien distinto, una especie de viejo perro pastor sabio.

—Quiza tengas razón.

Bluey, con los ojos llorosos pero contenta de que se preocupara por sus problemas y la intenté ayudar volteo la mirada hacia su amigo y le sonrio un poco antes de que su momento fuera interrumpido por unas risitas y gritos de dos niños pequeños a lo lejos en los juegos. Ambos miraron en esa dirección, una nostalgia vivificante llegó a sus mentes, les recordaba a cuando ellos también eran pequeños y jugaban de la misma manera, con la misma alegría e inocencia características de un niño.

—¿Piensas lo mismo que yo? —Bluey pregunto.

—Creo que si... Es ciertamente lindo —respondio Mackenzie.
No quitaron la vista de allí, esperaron viendo como aquellos pequeños cachorros jugaban en el arenero para luego pasar a los columpios y finalmente irse con sus padres. Ese momento les basto a ellos para recordar vívidamente como es que solían convivir con sus amigos cuando tenían siete años, hacia que sus corazones se llenen de nostalgia y de hermosos recuerdos. La figura de los juegos para pequeños a lo lejos hacia que Bluey tuviera ganas de volver al pasado, ser niña de nuevo haría que todo fuera más fácil, y sobre todo, no tendría que precuparse de esta situación con su padre, simplemente podrían ser felices justo como solían serlo ¿Por qué no podían volver a serlo? Se preguntó.

Ya se hacía tarde y Bluey debía regresar a casa, pero sentía que esta vez por lo menos debería despedirse de una mejor manera en comparación con otros días, una forma de agradecer a Mackenzie por su apoyo y comprensión, pero no sabía cómo.

—Bueno, nos vemos Mackenzie... —volteo a verlo a los ojos.

—Oh, ¿ya te tienes que ir? Está bien.

—... Si, bueno, este, yo quería agradecerte por todo —Bluey estaba nerviosa por lo que estaba apunto de hacer.

—No hay de que, para eso estamos los amig- —Dejo de hablar cuando Bluey se lanzó a abrazarlo, de la manera más rápida y descuidada posible.

—Gracias por todo.

Ella movía su cola mientras le trasmitía su calor en aquel abrazo, Mackenzie lo acepto sin más, era agradable despues de todo, no le molestaba en absoluto sentirse útil de vez en cuando.

Cuando se separó de él, Bluey se levantó de la banca y con una gran sonrisa se despidió —¡Nos vemos! —para cuando terminó de gritar ya estaba bastante lejos de su amigo, quién le movía la mano de un lado a otro observando cómo se alejaba con el ocaso de fondo, la luz del sol ahora un poco más tenue alumbraba todo el entorno y dejaba marcado un nuevo sentimiento en el corazón del Boder Collie.

Sé fuerte (Bluey) [Pausada]Where stories live. Discover now