Capítulo 3: Aún te amo

209 14 2
                                    

Una gota de sudor frío bajo por la cabeza de Bingo cuando su padre tomó la foto que descuidadamente había dejado encima de su tocador.
"Es todo, se dio cuenta." Penso justo después de ver a su padre salir de la habitación.
"Al menos aún puedo dejar la libreta en su oficina..."Se dijo a si misma en voz baja.

"3:43" Bingo no había podido descansar ni un poco de todo lo que habia pasado, pero ya era hora de llevar a cabo el plan, por lo que salió de su habitación sin hacer ruido y caminó por el pasillo oscuro que parecía más largo de lo habitual, cuando finalmente llegó a la puerta del cuarto de trabajo de su padre, abrió la puerta y se acercó a la estantería dejando la libreta encima de unas hojas de papel, la acomodo de tal manera que pareciera que se había perdido entre las hojas y documentos del trabajo de su padre, así sería mucho más creible. Con todo listo Bingo se dispuso a volver a su habitación y dormir aún que sea un poco, tenía los ojos rojos del cansancio y se sentía mucho peor que antes, era una sensación que sobrepasaba la simple fatiga y llegaba a lo más profundo de su mente y corazón.
Una luz se prendió al final del pasillo, no podía saber quién era por qué su vista estaba borrosa y decidió salir corriendo de puntitas a su habitación antes de que se den cuenta de su presencia. Volvió a meterse a su cama y está vez el sueño era superior a todo lo que le atormentaba la mente, por lo que logro dormir tan pronto sintió comodidad en su almohada, quedándose dormida.

Habían pasado horas o por lo menos eso creía. Bingo abrió los ojos por la mañana esperando ver su escritorio desordenado, como era lo normal, pero esta vez algo era diferente. Lo primero que vio no fue su desorden, si no las paredes de su antigua habitación, aquella que solía compartía con su hermana cuando todavía eran niñas.

Sin perder tiempo y algo intrigada por el momento, Bingo se levantó de la cama y confirmó que, en efecto, estaba en su antigua habitación. Incluso Bluey estaba allí dormida.

Cuando se terminó de despertar por completo, se acercó a uno de los espejos de su cuarto y se dio cuenta de que se veía mucho más joven, como de unos 6 o 7 años. Todo se veía idéntico a como era antes, los juguetes regados por el piso, la alfombra de kiwi en medio de la habitación y algo que por sobre todo eso resaltaba, una voz familiar. Tenía un tono hermoso que rozaba lo angelical desde su perspectiva, no la había escuchado en años y se emocionó mucho cuando recordó de quién era.

"¡Bluey, Bingo! Vengan a desayunar" era la voz de Chilli, que llamaba desde la cocina, trayéndole hermosos recuerdos a la mente de Bingo.

—¡Bluey! ¡Bluey! —Le dijo a su hermana agitando su hombro.

Bluey abrio con un bostezó y se frotó los ojos, aún no se levantaba de la cama. -¿Que pasa Bingo?

—Mamá está abajo y... Solo acompáñame, ¿Quieres? —Los intentos de Bingo por despertar a su hermana eran inútiles, así que simplemente salió de su habitación y fue en busca de su madre, pues le hacia mucha ilusión volver a verla después de todos los años que no estuvo cerca.

La voz de Chilli se hizo más fuerte y notoria a medida que Bingo bajaba las escaleras de prisa, y finalmente llegó al lugar donde se originaba la voz. La vio allí parada enfrente de ella, era su madre tal y como la recordaba.

—¡Mamá! —grito Bingo antes de abalanzarse con lágrimas en los ojos hacia los brazos de Chilli quien recibió el abrazo con el amor que solo una madre sabría dar.

—Te extrañe tanto... —Bingo se deshizo en llanto mientras sostenía con fuerza la mano de su mamá, la pequeña heeler roja sentía una combinación de nostalgia y calidez al estar frente a ella una vez más, estaba tan cómoda y a gusto que podría quedarse allí para siempre. Sus pensamientos serían interrumpidos cuando Chilli volvería a decir algo.

Sé fuerte (Bluey) [Pausada]Where stories live. Discover now