Capítulo 23

15 2 0
                                    

Narra Lesath

Los cinco nos habíamos quedado paralizados. Granger y yo estábamos sollozando, Draco estaba abrazándome mientras me acariciaba el cabello.
Los últimos rayos del sol arrojaron una luz sanguinolenta sobre los terrenos, en los que las sombras se dibujaban muy alargadas. Detrás de nosotros oímos un aullido salvaje.
-¡Hagrid!- susurró Harry. Sin pensar en lo que hacía, fue a darse la vuelta, pero Ron y Hermione lo cogieron por los brazos.
-No podemos.- dijo Ron, blanco como una pared.
-Se verá en un problema más serio si descubren que lo hemos ido a visitar...- continuó hablando Draco.
Granger respiraba floja e irregularmente.
-¿Cómo... han podido...?- preguntó jadeando, como si se ahogará -¿Cómo han podido?-
-Vamos.- dijo Ron, tiritando.
Draco me dio un ligero jalón para continuar caminando.
La luz se apagaba. Cuando llegamos a campo abierto, la oscuridad se cernía sobre nosotros como un embrujo.
-Scabbers, estate quieta.- susurró Ron, llevándose la mano al pecho. La rata se retorcía como loca. Ron se detuvo, obligando a Scabbers a que se metiera del todo en el bolsillo. -¿Qué te ocurre, tonta? Quédate quieta... ¡AY! ¡Me ha mordido!-
-¡Ron, cállate!- susurré con la voz ronca. -Fudge se presentará aquí dentro de un minuto...-
Scabbers estaba aterrorizada. Se retorcía con todas sus fuerzas, intentando soltarse de Ron.
-¿Qué le ocurre?-
Volteé a ver a otro lado y pude ver a Crookshanks acercándose a nosotros sigilosamente, arrastrándose y con los grandes ojos amarillos destellando pavorosamente en la oscuridad. Detrás del gato, pude ver a Regulus corriendo.
-¡Crookshanks!- gimió Hermione. -¡No, vete, Crookshanks! ¡Vete!-
Pero el gato se acercaba más...
-Scabbers... ¡NO!-
Demasiado tarde... La fea rata había escapado por entre los dedos de Ron, se echó al suelo y huyó a toda prisa. De un salto, Crookshanks se lanzó tras el roedor, y antes de que Harry y Hermione pudieran detenerlo, Ron salió corriendo de la capa y se internó en la oscuridad.
-¡Ron!- gimió Hermione.
-¡No griten!- susurró Regulus llegando.
-¿Qué haces aquí?- le preguntó Draco.
-Crookshanks fue a la biblioteca y me empezó a jalar el pantalón. Cuando lo agarré para llevarlo con Granger, se me escapó y decidí seguirlo.-
-Debemos ir por Ron.- dijo Harry para comenzar a correr tras la dirección por donde él chico se había ido momentos antes.
Oímos delante de nosotros el ruido de sus pasos y los gritos que le dirigía a Crookshanks.
-Aléjate de él..., aléjate... Scabbers, ven aquí...-
Oímos un golpe en seco.
-¡Te he atrapado! Vete, gato asqueroso.-
Harry y Hermione casi chocaron contra Ron. Estaba tendido en el suelo. Scabbers había vuelto a su bolsillo y Ron sujetaba con ambas manos el tembloroso bulto. -Vamos, Ron, debemos irnos.- dijo Hermione jadeando. -Dumbledore y el ministro saldrán dentro de un minuto.-
Pero antes de emprender la marcha al castillo, escuchamos todos los pasos de unas patas gigantes. Algo se acercaba a nosotros entre la oscuridad: un enorme perro negro de ojos claros.
El Grim...
Todos quisimos agarrar nuestras varitas, pero ya era demasiado tarde. El perro había dado un gran salto y sus patas delanteras golpearon los pechos de Harry y Regulus. Ambos chicos cayeron de espaldas. Pero no los ataco, incluso se había quitado de ambos, se les quedó mirando, era raro, porque era una mirada como de orgullo.
Fue ahí donde lo oímos rugir, como si se preparara para un nuevo ataque. Ron se levantó rápidamente. Cuando el perro volvió a saltar contra ellos, Ron empujó a Harry hacia un lado, mientras Draco empujaba a Regulus y el perro mordió el brazo estirado de Ron y alcanzó a rasguñar la pierna de Draco.
-¡Draco!- grité para agacharme y asegurarme de que estaba bien.
-Estoy bien, solo fue un rasguño linda. Debemos ayudar a Ron.-
Volteé a ver a la dirección donde estaba Ron y estaba siendo arrastrado con tanta facilidad por el perro.
Habíamos corrido tras ellos, Harry iba a la cabecera. Hasta que escuchamos un crujido, vimos a Potter ser golpeado y caerse.
Habíamos perseguido a Scabbers hasta el sauce boxeador, y sus ramas crujían como azotadas por un fortísimo viento y oscilaban de atrás adelante para impedir que se aproximaran.
Al pie del árbol estaba el perro, arrastrando a Ron y metiéndolo por un hueco que había en las raíces. Ron luchaba denodadamente, pero su cabeza y su torso se estaban perdiendo de vista.
-¡Ron!- gritaron Harry y Draco, intentando seguirlo, pero una gruesa rama les propinó un restallante y terrible trallazo que obligó a ambos chicos retroceder.
Lo único que podíamos ver ya de Ron era la pierna con la que el muchacho se había enganchado en una rama para impedir que el perro lo arrastrase. Un horrible crujido cortó el aire como un pistoletazo. La pierna de Ron se había roto y el pie desapareció en aquel momento.
-Harry, tenemos que pedir ayuda.- gritó Hermione. Ella también sangraba. El sauce le había hecho un corte en el hombro.
-¡No! ¡Este ser es lo bastante grande para comérselo! ¡No tenemos tiempo!-
-Potter tiene razón. Tenemos que ayudarlo, ya.-
-No conseguiremos pasar sin ayuda.-
Otra rama nos lanzó otro latigazo, con las ramitas enroscadas como puños.
-Si ese perro ha podido entrar, nosotros también.- jadeó Regulus, corriendo y zigzagueando, tratando de encontrar un camino a través de las ramas que daban trallazos al aire, pero era imposible acercarse un centímetro más sin ser golpeados por el árbol.
-¡Socorro, socorro!- gritó Hermione, como una maldita histérica, dando brincos sin moverse del sitio. -¡Por favor...!-
-¡Cállate!- le grité a Hermione. Estaba comenzando a estresarme la situación en la que nos encontrábamos y sus gritos de auxilio no nos ayudarían en absolutamente nada.
-Yo puedo pasar, pero dudo que esté par de aquí me deje ir sola.-
-En eso tienes razón. Estás completamente loca si crees que Regulus y yo te dejaremos ir sola a por él.-
Crookshanks dio un salto al frente. Se deslizó como una serpiente por entre las ramas que azotaban el aire y se agarró con las zarpas a un nudo del tronco.
De repente, como si el árbol se hubiera vuelto de piedra, dejó de moverse.
-¡Crookshanks!- gritó Hermione, dubitativa. Cogió a Harry por el brazo tan fuerte que se notó que le hizo daño. -¿Cómo sabía...?-
-Es amigo del perro- respondí en un tono obvio. -Por eso fue por Reggie y nos trajo hasta acá, Granger. Para ser supuestamente la más inteligente de toda nuestra generación, en estos momentos lo estoy dudando bastante.-
-Tengan la varita en alto.- interrumpió Harry.
-No te separes de mí, Les.- me susurró Draco.
Nos adentramos por el hueco del tronco.
-¿Por dónde?- preguntó Regulus.
-Por aquí. Síganme.-
-¿A dónde irá éste túnel?- pregunté.
-Ni idea... está marcado en el mapa del merodeador.- respondieron al mismo tiempo Regulus y Potter.
Seguimos avanzando lo más rápido que podíamos hasta que vimos una pequeña abertura donde daba luz.
Había una habitación, muy desordenada y llena de polvo. El papel se despegaba de las paredes. El suelo estaba lleno de manchas. Todos los muebles estaban rotos, como si alguien los hubiera destrozado. Las ventanas estaban todas cegadas con maderas.
-Excelente, estamos en la casa de los gritos.- murmure emocionada.
Todos los presentes me voltearon a ver con el ceño fruncido.
-Perdón, soy rara y me gustan estás cosas. Sigamos.-
Habíamos llegado a una puerta que se encontraba entreabierta. Escuchamos ruidos adentro y Potter nos miró y asentimos con la cabeza.
El cuatro ojos abrió la puerta de una patada. Siempre queriendo llamar la atención.
Crookshanks estaba acostado en una magnífica cama con dosel y colgaduras polvorientas. Ronroneó al vernos. Que gato tan increíblemente, sinceramente yo en lo personal prefería a los perros, pero no tendría ningún problema en tener un gatito tan listo como él. Aunque ya tenía a foxy y era muy feliz con él. En el suelo, a su lado, sujetándose la pierna que sobresalía en un ángulo anormal, estaba Ron. Harry, Hermione y Draco se le acercaron rápidamente.
-¡Ron!, ¿te encuentras bien?-
Regulus y yo nos quedamos en nuestros lugares, nos miramos y ambos nos entendimos. Algo andaba mal.
-Dónde está el perro?- le preguntó Regulus.
-No hay perro.- gimió Ron. -Reg... Harry, esto es una trampa...-
-¿Qué...?-
-Él es el perro. Es un animago...-
Perro. Él. Animago. Regulus y Harry aquí. Oh, santa mierda.
Regulus, Harry y yo nos dimos la vuelta. El hombre oculto en las sombras cerró la puerta tras ellos.
Una masa de pelo sucio y revuelto le caía hasta los codos. Si no le hubieran brillado los ojos en las cuencas profundas y oscuras, habría creído que se trataba de un cadáver. La piel de cera estaba tan estirada sobre los huesos de la cara que parecía una calavera. Una mueca dejaba al descubierto sus dientes amarillos. Era Sirius Black.
Mierda. Incluso así de horrible se veía guapo. ¿Qué les pasaba a los que se apellidan Black? Eran muy guapos. Me declaro enamorado de la familia Black.
-¡Expelliarmus!- exclamó el padre de Regulus, dirigiendo hacia nosotros la varita de Ron.
Las varitas de todos saltaron de nuestras manos, y Black las recogió. Dio un paso hacia nosotros, con los ojos fijos en nosotros tres.
Alto ahí. A mí porque carajos me veía.
-Pensé que vendrías a ayudar a tu amigo.- dijo con voz ronca dirigiéndose a Harry y ¿a mi?Su voz sonaba como si no la hubiera empleado en mucho tiempo—. Tu padre y tu madre habrían hecho lo mismo por mí. Han sido muy valientes por no salir corriendo en busca de un profesor. Muchas gracias. Esto lo hará todo mucho más fácil...-
-Y tú...- dijo ahora mirando a Regulus. -Fuiste un problema porque ella no estaba en ningún lado, así que tuve que enviar a Crookshanks a por ti.-
-Si quiere matar a los tres, tendrá que matarnos también a nosotros.- dijo Ron con fiereza, aunque el esfuerzo que había hecho para levantarse lo había dejado aún más pálido, y oscilaba al hablar.
Oilooooo, quien dijo que yo quería morir hoy.
Algo titiló en los ojos sombríos de Black.
-Échate.- le dijo a Ron en voz baja. -o será peor para tu pierna-
-¿Me ha oído?- dijo Ron débilmente, apoyándose en Harry para mantenerse en pie.
-¿Matarnos? Estás loco, yo no permitiré que me haga daño a mi primo y a mi novia.-
-Tranquilo, Malfoy. Sólo habrá un asesinato esta noche.- respondió Black, acentuando la mueca.
-¿Por qué?- preguntó Harry, tratando de soltarse de Ron y de Hermione—. No le importó la última vez, ¿a que no? No le importó matar a todos aquellos muggles al mismo tiempo que a Pettigrew... ¿Qué ocurre, se ha ablandado usted en Azkaban?-
-¡Harry!- sollozó Hermione. -¡Cállate!-
-¡ÉL MATÓ A MIS PADRES!-gritó Harry.
-¡Él no fue!- le gritamos Regulus y yo a Harry.
Ah caray. Yo sabía que él no había sido porque estos últimos momentos había unido los puntos para saber que él no había sido. ¿Pero Regulus como lo sabía?
-¿Estás con él, cierto?- soltó harry con desprecio.
Harry se había lanzado hacia Black. Imbécil. Había olvidado por completo la magia.
Tomé la decisión de sentarme en una de las sillas que había en la habitación, comencé a cansarme de estar parada. Pude sentir como Draco me comenzó a seguir y se posicionó a un lado mío, cuidándome.
Harry comenzó a pelear con Black, Granger y Ron le gritaban que se detuviera, Regulus intentaba quitar a Potter de su padre. Incluso Crookshanks se había unido a la pelea que tenían.
Reiteró, adoro a ese gato.
Muchas cosas habían ocurrido los últimos minutos en lo que yo había estado jugando con mis poderes. Draco solo me miraba divertido.
Hubiera seguido jugando hasta que unos pasos en el piso inferior se escucharon y Granger volvió a gritar como desesperada.
-¡ESTAMOS AQUÍ ARRIBA! ¡ESTAMOS AQUÍ ARRIBA! ¡SIRIUS BLACK! ¡DENSE PRISA!-
Denme fuerza de no volverme a lanzarme sobre ella y darle de puñetazos para hacerla callar, por favor.
La puerta de la habitación se abrió de golpe entre una lluvia de chispas rojas y pude ver cómo Potter se relajo cuando el profesor Lupin entró en la habitación como un rayo. El profesor Lupin tenía la cara exangüe, y la varita levantada y dispuesta. Nos miró a todos examinando la situación, Ron, que yacía en la cama; a Hermione, encogida de miedo junto a la puerta; a Regulus que apuntaba a Potter con la varita que le había arrebatado a su padre; a Harry, que no dejaba de apuntar a Black con la varita; al mismo Black, desplomado a los pies de Harry y sangrando; y por último Draco que estaba al lado mío protegiéndome y yo que estaba sentada en la silla juzgando con mis poderes.
-¡Expelliarmus!- gritó Lupin.
Las varitas que Regulus y Harry tenían salieron volando de sus manos para terminar en las de Lupin quien las atrapó todas hábilmente y luego entró por completo en la habitación, mirando a Black, que todavía tenía a Crookshanks protectoramente encaramado en el pecho.
Qué gato tan gemial, ¿ya lo había comentado?
Pude notar que los tres de Gryffindor se relajaban, fue entonces que habló Lupin, con una voz extraña que temblaba de emoción contenida: -¿Dónde está, Sirius?-
Potter miró a Lupin. Se notaba que no comprendía lo qué quería decir. El cuatro ojos volvió a mirar de nuevo a Black, cuyo rostro carecía completamente de expresión. Durante unos segundos no se movió. Luego, muy despacio, levantó la mano y señaló a Ron. Desconcertado, Harry se volvió hacia el sorprendido Ron.
-Pero entonces...- murmuró Lupin, mirando tan intensamente a Black que parecía leer sus pensamientos. -¿por qué no se ha manifestado antes? A menos que...- De repente, los ojos de Lupin se dilataron como si viera algo más allá de Black, algo que no podíamos ver ninguno de los presentes a excepción de mí que yo ya había armado él rompecabezas hace un rato -...a menos que fuera él quien... a menos que te transmutaras... sin decírmelo...-
Y de una forma muy lenta sin apartar los hundidos ojos de Lupin, Black asintió con la cabeza. -Profesor Lupin, ¿qué pasa?- interrumpió Harry en voz alta. -¿Qué...?-
Pero no terminó la pregunta, porque lo que vio lo dejó completamente mudo. Incluso creo que la mayoría de la habitación estaba en shock. Lupin había bajado la varita. Un instante después, se acercó a Black, le tomó la mano, tiró de él para incorporarlo y para que Crookshanks cayese al suelo, y abrazó a Black como a un hermano. Una escena hermosa.
Regulus se había quedado pensativo y luego volteó a mirarme con los ojos abiertos. Yo solo asentí y moví mis labios <Son amigos>. Él chico de ojos grises comprendió lo que le dije y desde mi lugar pude escuchar como empezaba él también a armar el rompecabezas en su cabeza.
-¡NO LO PUEDO CREER!- gritó Hermione.
Santa madre de dios. Me levanté dispuesta a soltarle un puñetazo pero Draco me tomó de los hombros y me volvió a sentar, lo mire indignada por lo que había hecho y él solo me negó con la cabeza. -Aún no.- me murmuró.
Lupin soltó a Black y se volteó hacia ella. Hermione se había levantado del suelo y señalaba a Lupin con ojos espantados.
-Usted... usted...-
-Hermione...-
-¡... usted y él!-
Son besties y amantes. Pensé en mí mente.
-Tranquilízate, Hermione.-
-¡No se lo dije a nadie!- gritó Hermione -¡Lo he estado encubriendo -¡Hermione, escúchame, por favor!- exclamó Lupin. -Puedo explicarlo...-
-Yo confié en usted. - le gritó a Lupin, flaqueándole la voz. -y en realidad era
amigo de él.-
-Estás en un error- explicó Lupin. -No he sido amigo suyo durante estos doce años, pero ahora sí... Déjame que se los explique...-
-¡NO!- gritó Hermione. -Harry, no te fíes de él. Ha ayudado a Black a entrar
en el castillo. También él quiere matarte. ¡Es un hombre lobo!-
Se hizo un vibrante silencio. Todos miraban a Lupin, que parecía tranquilo,
aunque estaba muy pálido.
-Estás acertando mucho menos que de costumbre, Hermione.- dijo. -Me temo que sólo una de tres. No es verdad que haya ayudado a Sirius a entrar en el castillo, y te aseguro que no quiero matar a Harry...- Se estremeció visiblemente. -Pero no negaré que soy un hombre lobo.-
Ya me había hartado la situación y pude notar que estaba apunto de volver a gritar, fue ahí donde volteé a ver a mi novio y él me asintió con la cabeza dándome permiso a actuar sin ningún problema.
-¡BASTA!- grité. -Hermione eres muy lista, lo admito. Pero eres realmente estúpida.-
-¿Estás con ellos?- me preguntó harry con temor.
-No. Pero quisiera decir que yo fui la primera en darse cuenta de la condición de Lupin, así que no haz sido la única que lo ha estado cubriendo. ¿Realmente creen que él quisiera matar a Harry? Por merlin, si eso fuera así lo habría hecho desde hace mucho. Es más que obvio que quién ayudó a entrar a Sirius al castillo fue tu hermoso gatito Crookshanks, pero eres tan cerrada que lo estás negado.- wow que bien se había sentido hablar por fin. -Y sé que es lo que ocurre porque hace unos momentos entendí lo que ocurría, también entendí el porqué detesto a esa estúpida rata. Así que les pediré tres cosas, dejen que ellos se expliquen, ron si confías en nosotros debes creer que ellos no son los malos y la más importante ¡DALES ESA MALDITA RATA RON!-
Después de eso me fui a sentar tranquilamente, mi novio me veía con una sonrisa de orgullo.
Ron hizo un esfuerzo por volver a levantarse, pero se cayó con un gemido de dolor. Lupin se le acercó preocupado, y Ron se hizo para atrás pensativo para después mirarnos a Regulus, Draco y a mí; regreso su mirada a Lupin y le extendió la mano para que lo ayudara a pararse y se acercó a nosotros.
Yo le di una sonrisa y le di mi asiento para que se pudiera sentar.
-¡RON! ¿QUÉ ESTÁS HACIENDO?- le grito Granger.
-Lo correcto, Hermione.-
Empezaron a hablar entre todos, Lupin explicando cómo es que sabía que estábamos aquí y que alguien más venía con nosotros.
-¿Podrías permitirme examinar a tu rata?- le pidió Lupin a Ron.
Ron a pesar de todo seguía manteniendo a Scabbers junto a él. -Sigo sin entender. ¿Qué tiene que ver la rata en todo esto?-
-No es una rata- habló de repente Sirius y Regulus.
-¿Qué quieren decir? ¡Claro que es una rata! ¡Mírenla!-
-No lo es.- dijo Lupin en voz baja. -Es un mago-
-Específicamente un animago- aclaramos Draco y yo al mismo tiempo.
-Y es llamado Peter Pettigrew.- respondió Sirius.

Midnight Rain Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang