Capítulo 3- Leyendo el té

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Narra Lesath

Desperté gracias a Pansy, si no hubiera sido por ella, yo seguiría dormida.
Ella estaba bañándose, mientras yo alistaba mi uniforme e iba guardando mis cosas en los cajones.
-Ya puedes entrar a bañarte. Hazlo rápido para poder ir a desayunar.- dijo saliendo mientras se secaba el cabello con una toalla.
Tomé mis toallas y entre al baño. Una vez que termino me envuelvo en la toalla y salgo secándome el cabello.
Pansy estaba ya vestida, se encontraba poniéndose labial transparente.
-Te he visto sin ropa desde que éramos bebés Lesath, anda vístete.- y suelto una risa ante lo que dice.
Comienzo a ponerme la ropa interior, y a continuación el uniforme, no me veía mal; intenté ponerme la corbata pero aquella me fallaba. Voltee a ver a Pansy y ella solo me veía de reojo.
-Tampoco se hacerla, siempre me la ponen los chicos, cuando bajemos les decimos.- Asiento con la cabeza.
Dejo la corbata al lado de la túnica y me acerco al tocador, agarro el rímel y empiezo a ponerlo en mis pestañas hasta que queden largas, y aplico también un labial rosado bajito que hace que mis labios se vean naturales .
Me pongo la túnica, agarro la mochila y con la otra mano agarro la corbata.
-Listo, vámonos que me muero de hambre.- dije volteando a ver a Pansy quien estaba tirada en la cama boca arriba.
-Te ves linda sin corbata, te queda bien si no la traes.- dice mirándome
-¿Pero?- digo mientras ella agarra sus cosas.
-Sí Malfoy te ve sin ella le daría un infarto, es muy apegado a las reglas de vestimenta.- dice volteando los ojos.
Una vez abajo, vimos a los chicos en el sillón de la sala común platicando y no habían notado nuestra presencia.
-Alguno de ustedes podría ayudarnos con las corbatas, por favor.- dijo Pansy llamando la atención de los cinco.
En lo que Tom, Mattheo, Regulus y Blaise, discutían sobre quién le pondría la corbata a Pansy; Draco se me acercó y me extendió la mano para que le diera la corbata.
-Creí que al tener dos hermanos, sabrías ponerte una simple corbata.-
-Me enseñaron hacer cosas más útiles que un estupido nudo para la corbata.- le dije mientras lo miraba concentrado haciendo el nudo.
Una vez que termino volteó a verme a los ojos y ninguno dijo nada, solo nos veíamos, hasta que una voz hizo que ambos volteáramos a otro lado.
-Vez lo fácil que es hacerlo Pansy, no es tan difícil.- le dijo Regulus, la pelinegra solo lo veía con cara de no importarle.
-No sé porque se esfuerzan en que lo aprenda, van tres años y ustedes siguen haciéndome el nudo.-
La chica se acercó a mí enganchando su brazo con él mío.
-Vámonos a desayunar. Ahí están las mochilas para que las lleven, ¡CORRE!- me jalo corriendo y lo último que escuche fue a los chicos gritarle que esta era la última vez que hacía eso.
Llegamos al gran comedor riéndonos, nos sentamos y la comida apareció mágicamente; elegimos lo que desayunaríamos y antes de comenzar a comer, entraron los chicos molestos y con nuestras mochilas, Regulus traía la mía y Mattheo la de Pansy.
*Genial, si servían para algo.*
-Hasta que llegan, ya íbamos a empezar a desayunar sin ustedes.- les digo a los chicos divertida.
-Y no se enojen, porqué también las cargarán cuando vayamos a clases.- les dijo Pansy con la comida en la boca.
Ellos solo negaron y se sentaron a desayunar; cuando terminamos todavía faltaba un rato para la primera clase así que nos quedamos platicando, unos chicos que no conocía se acercaron y ahí fue cuando Malfoy comenzó a platicarles lo que le había ocurrido a Potter.
Hablando del Rey de Roma, venía entrando con Weasley y Granger, aquella ultima intentaba que Potter ignorara al rubio.
-¡Eh, Potter!, ¡Qué vienen los dementores!, ¡Uuuuuuh!- gritamos Pansy y yo al mismo tiempo.
Vi como ellos nos ignoraron y fueron a sentarse con Fred y George.
*Creo que nos pasamos*
-¿A dónde vas?- me preguntó Tom al ver que me levante.
-Con los gemelos y no me vas a detener.- el solo niega y sigue con lo suyo.
Me desplume al lado de Fred, ya que bueno, no iba a sentarme con Granger que se notaba que me odiaba.
-Perdón por lo que acabamos de hacer.- dije mirando a Potter.
Todos los que estaban en la mesa me miraban sorprendidos.
-No... no pasa nada.- respondió el de lentes nervioso.
*Awww, se ve tierno nervioso.*
-Mira no te puedo prometer que no lo volveremos hacer, pero creo que lo que acaba de pasar, no era un buen momento para hacerlo, perdón Harry.- dije sinceramente.
Preferí cambiar rápidamente de tema, ya que ellos seguían viéndome como un bicho raro y eso me incomodaba.
-Y bueno...¿De qué hablaban?- dije nerviosa.
-Bien... ¡Hoy comenzamos asignaturas nuevas!- dijo Hermione emocionada.
-Hermione, se han confundido con tu horario. Te han apuntado para unas diez asignaturas al día. No hay tiempo suficiente.- dijo Ron contemplando atónito el horario de la chica.
-Yo me apañaré. Lo he concertado con la Profesora McGonagall.- dijo ella misteriosamente y yo solté una risita.
-¿Crees que pueda ver tu horario?- le digo amablemente y ella me mira entre cerrando los ojos, después de unos segundos asiente con la cabeza y me da una copia.
Quedé en shock, este horario realmente esta muy apretado.
-A las nueve Adivinación y Estudios Muggles, a también Aritmancia, todo es a las nueve.- le digo a la chica.
-Sé que eres muy buena estudiante Hermione, pero no hay nadie capaz de tanto. ¿Cómo vas a estar en tres clases a la vez?- dijo Ron riéndose de Hermione.
-No seas tonto, por supuesto que no voy a estar en tres clases a la vez. Pásame la mermelada.- le pidió Hermione, sin ganas de discutir con el pelirrojo.
-Pero...- insistió Ron.
Fue ahí donde decidí intervenir. -¿Y a ti que te importa si su horario está un poco apretado, Weasley? Ella ya te dijo que lo ha arreglado con la Profesora McGonagall.-
Hermione me miró sorprendida.
-Lo que ella ha dicho.- dijo dándome una sonrisa, la cual se la devolví.
En ese mismo momento ocurrieron dos cosas, la primera es que, escuché un grito que decía -¿¡QUÉ ESTÁ DÓNDE!?- y la segunda es que, entró Hagrid entró en el Gran Comedor.
Llevaba puesto un abrigo largo de ratina y de una de sus enormes manos colgaba un hurón muerto, que se balanceaba.
Me dieron unas enormes ganas de vomitar por ver al hurón e hice una cara de asco.
-¿Va todo bien? ¡Están en mi primera clase! ¡Inmediatamente después del almuerzo! Me he levantado a las cinco para prepararlo todo. Espero que esté bien... Yo, profesor... francamente...- Hagrid nos dirigió una amplia sonrisa y se fue hacia la mesa de los profesores, balanceando el hurón, debo decir que no pude evitar sonreírle, se me hizo muy tierno que estuviese emocionado.
Y es ahí donde escucho como unos pasos se iban acercando hacia donde estaba, volteó y veo a Malfoy con el ceño fruncido y a Tom detrás de él.
-Malfoy, déjala en paz.- le dijo mi hermano.
Él lo ignora. -¿Qué haces con ellos? Vámonos.- dice mirando con asco a los Gryffindor.
-Estaba platicando. ¿Te afecta en algo?- le dije alzando las cejas molesta.
-Lex, vámonos o hará más drama.- me dice Tom suplicante.
Ruedo los ojos y me levanto, antes de irme les digo a los chicos de túnicas rojas.-Los veré luego.- dándoles una sonrisa.
Empiezo a caminar y cuando llego al lado del rubio, choco mi hombro con el suyo, y escucho los pasos de ellos detrás mío.
Paso por el lado de Pansy y le digo. -Vámonos, él aula de adivinación esta en el último piso, tardaremos en llegar.- ella asiente y se engancha a mi brazo.
Comenzamos a caminar y doy un grito.
-¡Malfoy, que no se te olvide mi mochila!- la peli negra suelta una carcajada y seguimos nuestro camino hacia la clase de adivinación.
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El trayecto hacia la torre norte era largo, muuuuuy largo.
-Tiene... que... haber... un atajo.- dije jadeando mientras ascendíamos la séptima larga escalera y salimos a un rellano que veíamos por primera vez y lo único que había era un cuadro grande que representaba un campo de hierba.
-Me parece que es por aquí.- dijo Pansy, echando un vistazo al corredor desierto que había a la derecha.
-Imposible. Eso es el sur. Mira, por la ventana puedes ver una parte del lago...- observo Blaise.
Los chicos empezaron a discutir y dejé de prestarles atención, observé el cuadro con curiosidad. Y de pronto apareció una sombra gris que me espantó, comencé a acercarme con curiosidad y escuché que decía:
-Sígueme.- la sombra salió disparada por el lado izquierdo, yo no perdí el tiempo y salí corriendo.
-¡LESATH!- escuché que me gritaron.
-¡ES POR AQUÍ.- les respondí.
Jadeando, ascendí a los escalones mareándome cada vez más, de hecho hasta agradecí mentalmente de que Malfoy trajera mi mochila, oí unos murmullos de voces encima de mí y me di cuenta que había llegado al aula.
-Aquí es.- volví a escuchar de la sombra.
-Gracias.- dije sonriendo.
-¿A... quién... le dices... gracias?- preguntó Regulus detrás mía, todos menos mis hermanos y Pansy me veían confundidos.
-A nadie realmente... miren es aquí.-
Subimos los escalones que quedaban y salimos a un relleno diminuto en donde sería la clase.
No había ninguna puerta en el rellano.
Draco golpeó a Blaise en el codo y señaló el techo, donde había una trampilla circular con una placa de bronce.
-Profesora Trelawney. ¿Cómo vamos a subir ahí?- preguntó Mattheo con preocupación.
La trampilla se abrió de repente y una escalera plateada descendió hasta mis pies.
-Tú primero.- dijeron todos a la vez con una sonrisa, negué con la cabeza y subí por la escalera delante de los demás.
Fui a parar a un aula de aspecto más extraño que he visto en mi vida, no parecía un aula, era como un ático y un viejo salón de té.
Hacía un calor agobiante, y el fuego que ardía en la chimenea, calentaba una tetera grande de cobre y emanaba una especie de perfume denso.
Nos dirigimos a la parte trasera del aula, Blaise y Pansy se sentaron a mi lado y Draco me paso mi mochila y le di una sonrisa.
La clase fue llenándose, aparecieron Ron, Harry y Hermione jadeando y sudando.
*Y sudarán más con el calor qué hay aquí.*
-Bienvenidos. Es un placer verlos por fin en el mundo físico.- dijo de repente una voz suave que salió de entre las sombras.
∙Esa mujer... tengo un presentimiento que no puedo explicar.∙
-Han decidido estudiar Adivinación, la más difícil de todas las Artes Mágicas, para algunos que tienen la habilidad de penetrar los misterios del futuro, otros no corren con la misma suerte. Dime, muchacho ¿Se encuentra bien tu abuela?- Trelawney sorprendió a todos tocando el hombre de Neville.
-Creó que sí.- dijo Neville tembloroso.
-Yo en tu lugar no estaría tan seguro, querido. Dedicáremos el primer trimestre a la lectura de las hojas de té. El segundo nos ocuparemos en quiromancia y durante el último trimestre, pasaremos a la bola de cristal si la interpretación de las llamas nos deja tiempo. Por desgracia, un desagradable brote de gripe interrumpirá las clases de febrero y en torno a la Semana Santa, uno de ustedes nos abandonará para siempre . Querida, ¿Me podrías pasar la tetera grande de plata?- se dirigió a Lavander Brown.
La clase entera se había sumido en el más profundo y oscuro silencio.
Lavander tomó la tetera y la puso sobre la mesa, ante la Profesora Trelawney.
Gracias querida. A propósito, eso que temes sucederá el Viernes dieciséis de Octubre. Ahora quiero que se pongan en parejas. Agarren una taza, vengan conmigo y se las llenaré , luego se sentarán y beberán hasta que solo queden los posos. Removerán los posos agitando la taza tres veces con la mano izquierda y luego pondrán la taza boca abajo en el plato. Esperarán a que haya caído la última gota de té y le pasarán la taza a su compañero para que lo lea. Interpretarán los dibujos dejados por los posos utilizando las páginas 5 y 6 de "Disipar las nieblas del futuro", yo pasaré a ayudarles y darles instrucciones.
Me puse con Pansy y Blaise, esté último sacó el libro de Adivinación, mientras Pansy y yo íbamos por las tazas.
La Profesora Trelawney se acercó a nosotras, llenó primero las dos que traía Pansy, y después la mía y cuando nuestras pieles se tocaron por accidente, se me nubló levemente la visión y sentí como se hacían verdes.
-Tienes un potente ojo interior, Lesath Riddle, más poderoso que el de tu madre.- me dijo misteriosamente mientras se alejaba de mi.
Regresé a la mesa confundida.
-¿Todo bien?- pregunta Blaise y solo asiento.
Los tres nos tomamos rápidamente el té e hicimos todo lo que nos había indicado la Profesora Trelawney, secamos las tazas y los intercambiamos, Pansy la mía, Blaise la de Pansy y yo la de Blaise.
-¿Qué ves en la mía?- dijo Blaise mientras intentaba ver algo en la de Pansy.
Mire fijamente su taza.
-Veo algo como un cráneo, hay una persona creo que es peligro en tu familia, y también hojas, ¿será dinero?- dije mirando a Blaise dejando la taza de té.
-Qué raro, bueno Pansy yo veo un sol, quiere decir que serás feliz.- dijo viéndola y ella rodó los ojos.
-Lo que me dices no me sirve, Ari me la hubiera leído mejor.- dijo viéndolo mal. -Bueno en la tuya veo una gran mancha de hojas de té sin sentido alguno, y creo que veo a un animal.-
-Creó que tendrías que revisar tu ojo interior, Pansy.- le dijo Blaise burlesco y yo reí, ella por segunda vez rodó los ojos.
-Déjame ver eso querido.- escuchamos que le dijo Trelawney a Ron.
Todos mirábamos en silencio, mientras ella giraba la taza de té, en sentido contigo a las agujas del reloj.
-El halcón... querido, tienes un enemigo mortal.- Hermione resoplo fuertemente.
-Eso lo sabe todo el mundo, Harry y quien usted sabe.-
-La porra... un ataque. Vaya, no es una taza muy alegre.- dijo ella.
-Creí que era un sombrero hongo.- reconoció Ron con vergüenza.
-La calavera... peligro en tu camino.- Trelawney dio una última vuelta a la taza y soltó un espantoso grito.
-Mi querido chico... mi pobre niño... tienes el Grim.- dijo ella sentenciosamente.
-¿El qué?- preguntó Harry.
Vale había algunos que no comprendían, pero la mayoría se llevaron las manos a la boca, horrorizados.
-¡El Grim, querido, el Grim! ¡El perro gigante y espectral que ronda por los cementerios! Mi querido chico, se trata del peor augurio... el augurio de la muerte.- ella dejó la taza de Harry con las manos temblorosas y a se acercó a donde estábamos. -¿Cuál es la taza de ella?-
Pansy se la pasó confundida.
-Tienes la porra, al igual que Harry Potter. Pobrecitos, mis chicos... veo un hilo largo, tienes el destino atado a alguien más, como si se conocieran de toda la vida. Hay también una calavera, peligro en tu camino y... ¡DIOS SANTO!- Ella dejó caer mi taza, la cual por alguna extraña razón no se rompió.
-¿Qué sucede?- pregunté con la voz preocupada.
-¿Es otro Grim?- dijo Blaise, con miedo.
-Ojalá fuera el Grim. Tienes una serpiente, de dos cabezas con lagrimas. Sufrirás un destino peor que la muerte, Lesath Riddle.- el estómago se me hizo chiquito, comencé a temblar y sentí que el aire me faltaba.
Todos nos miraban a Harry y a mí.
No pude más y salí corriendo, necesitaba aire fresco.
Escuché los pasos de alguien detrás mío. -Hey, ¿Estás bien?- dijo Draco preocupado.
Negué con la cabeza. -Creó que acabo de tener un ataque de ansiedad.-
Draco parece haber entendido y me dijo -Ven, vámonos, necesitas aire y aquí no lo encontrarás.-
-¿Tú crees que bajando todo eso me calmaré?-
-La bajaba es más rápida que la subida, además si te cansas te cargaré.- me dijo viéndome a los ojos.
Nos dirigimos a la clase de transformación de la Profesora McGonagall.
-Gracias, por haber salido.- le dije.
-Ah si, eso... no hay de que, tus hermanos se tranquilizaron cuando les dije que yo iba contigo.- me respondió.
Nos quedamos en un silencio agradable.
-Se lo que es tener un ataque.- me dijo cabizbajo.
-¿Haz tenido alguno?- dije mirándolo con pena.
-Algunas veces, creó que son por presión por parte de mi padre.-
-Lo siento, Draco...- dije apenada.
-No pasa nada. ¡Hey! No me mires así, estaré bien Les.- dice sonriéndome.
Entramos al salón de Transformación y claramente está vacío, hay bastantes lugares para escoger, estoy viendo que lugar le gustaría a Pansy cuando una voz interrumpe.
-¿Te sientas conmigo?- me dice mirándome nervioso. -Sí tu quieres... puede que quieras sentarte con Pansy, a mí me acabas de conocer y es entendible que no quieras.-
-Sí, me gustaría sentarme contigo Draco.- el rubio me mira y se le escapa una sonrisa.
Nos sentamos hasta el final del aula para que de esa manera no fuera el centro de atención.
Apoyo mi cabeza sobre la mesa y cierro los ojos.
-¿De verdad vas a dormirte?-
-Sí, tú también deberías hacerlo rubio.- escucho una risa y luego siento como se apoya en la mesa.
Siento los ojos más pesados y quedó completamente dormida.
Empiezo a despertar cuando me sacuden el brazo.
-Así que aquí estaban dormidos.- dice Regulus.
-¿Cómo te sientes, pequeña?- preguntó Mattheo mirándome preocupado.
-Ya mejor, Malfoy me ha ayudado a calmarme.- digo tranquila y ellos asienten.
-Bien esa tal Trelawney, no sabe lo que dice, está loca. Malfoy quítate para poderme sentar.- dijo Pansy intentando quitar al rubio.
-Quítate tú, búscate otro lugar porque ella se sentará conmigo.-
La pelinegra volteó a verme y yo solo asentí con la cabeza.
-Traidora.- es lo único que dice y procede a sentarse adelante al lado de Blaise.
Comenzó la clase y la gente no dejaba de dirigirle la mirada a Harry y a pesar de que estaba hasta atrás aun así algunos volteaban a verme.
Apenas podía oír a la profesora McGonagall, nos hablaba sobre los animagos y fue ahí cuando se transformó en una gata atigrada con marcas de gafas alrededor de los ojos.
-¿Qué les pasa hoy? No tiene importancia, pero es la primera vez que mi transformación no consigue ni un aplauso de la clase.- dijo McGonagall mirándonos a todos confundidos.
Algunos voltearon a ver a Harry y otros a mí.
-Acabamos de salir de nuestra primera clase de Adivinación y... hemos estado leyendo las hojas de té y...- dijo Blaise.
-¡Ah, claro! No tiene que decir nada más joven Zabini. Díganme, ¿Quién de ustedes morirá?- todos los miramos fijamente.
-Yo y se supone que Lesath tendrá un destino peor que la muerte.- respondió Harry, la cara de la profesora fue de asombro cuando escucho mi nombre.
-Ya veo, esto es nuevo. Tendrían que saber, Potter y Riddle, que Sybill Trelawney, desde que llegó a este colegio, ha predecido la muerte de un alumno cada año. Ninguno a muerto todavía. Ver augurios de la muerte es su forma favorita de dar la bienvenida a una nueva promoción de alumnos. Los verdaderos videntes son muy escasos o simplemente tienen algún poder, y bueno la profesora Trelawney... Me parece que tiene una salud estupenda y no tiene ningún poder, Potter, Riddle; así que me disculparán que no les perdoné hoy los deberes de mañana. Les aseguró que si mueren no necesitarán entregarlos.- dijo McGonagall aligerando un poco el tenso ambiente.
Le agradecí con una sonrisa y ella me ha guiñado el ojo.
La clase continuó y siguió explicando sobre los animagos.
-¿Te gustan los animales?- me susurro el rubio.
-Sí, ¿A quién no?- dije sarcásticamente y él rodó los ojos ante mi respuesta.
-Sí fueras una de esos animagos, ¿Qué animal te gustaría ser?-
Me quedo pensativa un momento y decido responder.
-Un zorro.- digo segura, él me ve confundo y frunce el ceño.
-¿Un zorro? ¿Por qué?-
-Son bonitos, además suelen ser muy inteligentes, son astutos, traviesos, tienen una habilidad nata para el engaño y son ágiles.- dije sonriendo -Siempre he querido tener uno.-
-Tienen las características de un Slytherin.-
-De hecho sí. ¿Y a ti qué animal te gustaría ser?- preguntó curiosa.
-No lo sé, pero me gustaría que fuera blanco.- dice cabizbajo.
-¿Blanco?, ¿Cómo tu cabello?- le digo burlesca.
-¡Hey! No es blanco mi cabello.- susurra indignado.
-Por supuesto anciano.- lo miró divertida y el solo niega sonriendo.

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