Capítulo 22

26 4 0
                                    

Narra Lesath

La euforia por haber ganado la copa de quidditch nos había durado una semana, especialmente a Draco quien aún no podía creerlo. Su padre al enterarse de tal suceso se había apareciendo al día siguiente en la escuela. Recuerdo que traía una sonrisa de oreja a oreja, había tomado a su hijo en un abrazo tan cálido; le comentó que estaba orgulloso de él y que lo quería, Draco no pudo evitarlo y se soltó a llorar.
Fue un hermoso momento de padre e hijo.

Se aproximaba Junio, y los días se volvieron menos nublados y más calurosos, y lo que a todos nos apetecía era pasear por los terrenos del colegio y dejarnos caer en la hierba o simplemente viendo los fantásticos movimientos del calamar gigante por la superficie del lago.
Para Draco y para mí solo nos apetecía estar en la torre de astronomía o en una parte bonita del bosque donde había un estanque.
Sin embargo no podíamos hacerlo. Los exámenes se encontraban a la vuelta de la esquina y, en lugar de holgazanear, todos teníamos que permanecer dentro del castillo haciendo enormes esfuerzos por concentrarnos mientras por las ventanas entraban tentadoras ráfagas de aire estival. Incluso había visto trabajar a Fred y a George Weasley; quienes estaban a punto de obtener el TIMO (Título Indispensable de Magia Ordinaria), de hecho habían venido a pedirle ayuda a mis hermanos y a mí en la materia de Defensa Contra las Artes Oscuras.
Ron había estado juntándose últimamente con nosotros, Harry y él habían discutido después de que el pelirrojo llegara al día siguiente a su sala común después de la gran fiesta que habíamos hecho en Slytherin por haber ganado la copa, y bueno a pesar de que aveces se dirigían la palabra, el cuatro ojos seguía molesto con él. Y Granger bueno... no se dirigían la palabra.
Nos encontrábamos en la sala común estudiando cuando apareció el tío Snape para poner el calendario de exámenes en el tablero. La primera columna decía:

LUNES
9 en punto: Aritmancia
9 en punto: Transformaciones
Comida
1 en punto: Encantamientos
1 en punto: Runas Antiguas

-Horrible. Es horrible.- habló Blaise.
-Es horrible para mí. Tengo Aritmancia y Transformaciones a la misma hora.- dijo Draco preocupado.
-Eso te pasa por meterte a Aritmancia.- dije dándome la vuelta para seguir estudiando para el examen de transformaciones, aunque sinceramente no necesitaba estudiar mucho ya que era bastante buena.
-Fui estúpida en entrar a esa clase, soy terrible en los números.- decía Pansy preocupada.
-Por eso Aradia no entro, ni siquiera sabe restar.- dijeron burlescos mis hermanos.
-Lo qué pasa es que se me olvida que estoy restando y terminó sumando los números.- dije rascándome la cabeza.
-Tiene lógica, la última vez estabas restando cuarenta menos siete y dijiste que era cincuenta y cuatro. Lo peor es que ni siquiera da ese resultado.-
Quemándome. Eso estaban haciendo. Mire mal a Draco quien estaba riéndose de mí estupidez.
-Perdón.- dijo cuando vio que lo miraba de mala manera. -Pueden dejar en paz a mi novia, cualquiera se puede equivocar.-
-Ya vieron. Cualquiera se puede equivocar.-
-Bueno. Yo no, porque soy increíblemente bueno restando.- dijo con orgullo.
Lo volví a mirar mal.
-Te amo, no me termines.- dijo rápidamente abrazándome.
-Imbécil.- dije riéndome para darle un beso en la mejilla.
-Qué asco. Si se van a poner de románticos, mejor los dejamos solos.-
-Nooo. Imagínate que nos hagan tíos.- y todos soltamos la carcajada ante la ocurrencia de Blaise.
La puerta de la sala común se abrió en ese momento dejando a la vista a un peculiar pelirrojo.
-¿Ron?- solté confundida.
-Aquí están. Deben ver esto.- respondió pasándonos una carta.
Draco la tomó confundido. La leyó y se pasó una mano por su cabello desordenándolo más de lo que ya lo traía.
Se veía tan jodidamente guapo.
-¿Qué pasa?- preguntamos todos.
-La apelación del hipogrifo se ha fijado para el día 6.- dijo mi novio para después levantarse y dirigirse a su habitación.
-Significa que su padre no anuló nada.- dije para mirar a todos preocupada.
Draco los últimos dos días se la había pasado molesto con su padre, por más que había intentado hablar con él para anular todo había sido completamente nulo. Hermione y Harry no habían sido de mucha ayuda, ya que se la pasaban mirándolo como si él rubio tuviera la culpa de que Buckead fuera a ser sacrificado.
Comenzó la semana de exámenes y el castillo se sumió en un inusitado silencio. Los alumnos de tercero que salimos del examen de Transformaciones el lunes a la hora de la comida, íbamos agotados y lívidos, comparando lo que habíamos hecho y algunos quejándose de la dificultad de los ejercicios, consistentes en transformar una tetera en tortuga. Yo había sido de la segunda en realizar la transformación, el primero fue Tom. Granger iba delante de nosotros e iba irritando a todos los de su alrededor porque juraba que su tortuga era mucho más galápago, cosa que a los demás les traía sin cuidado.
Después de una comida apresurada, y de convivir tan solo cinco minutos con mi novio porque él debía correr hacia su examen Aritmancia, por lo cual lo vería para el examen de Encantamientos. Regulus había tenido razón: el profesor Flitwick puso en el examen los encantamientos regocijantes. Yo había hecho pareja con Pansy, y sorprendentemente nos había salido bien el ejercicio, la pelinegra se había estado esforzando estudiando para los exámenes. Ron había tenido que hacer equipo con Harry, quien había exagerado un poco con el ejercicio y el pelirrojo se echó a reír histérico. Tuvieron que llevárselo a un aula vacía y dejarlo allí una hora, hasta que estuvo en condiciones para llevar a cabo el encantamiento. Después de cenar, cada alumno se fue inmediatamente a sus respectivas salas comunes, pero no a relajarse, sino a repasar Cuidado de Criaturas Mágicas, Pociones y Astronomía.
Las dos primeras materias eran pan comido para mí, sin embargo seguía fallando en ciertas cosas de astronomía. Y dirán, pero tienes un novio que ama la astronomía él puede ayudarte a estudiar sin problema alguno, y si era verdad, pero no quería pedirle ayuda.
-¿Cómo es que amas los horóscopos, pero eres terrible en Astronomía?- me preguntó Blaise.
-No soy terrible.-
-Bueno yo creo que sí, porque esa es la constelación de pegaso y tú la estás poniendo como perseo.- dijo burlesco.
Eche una mirada a el libro y luego a mis apuntes que estaba haciendo. Era verdad las estaba confundiendo, maldita sea.
Solté un suspiro estresada. Tomé mis cosas y me dirigí a las habitaciones de los hombres.
Cuando llegue a mi destino entré a la habitación sin tocar.
-Necesito tu ayuda.- solté tirando mis cosas en la cama.
-¿Confundiste la constelación de pegaso y perseo, cierto?- me dijo mi novio divertido.
-Son muy parecidas.- dije en mi defensa.
-Sabes que no es verdad. Pero te ayudaré, siéntate amor.-
Duramos hasta la una de la mañana estudiando las constelaciones y el nombre de ellas, entre otras cosas más.
-Bien creo que has aprendido lo suficiente como para pasar la materia con un Supera las Expectativas.- dijo Draco ayudándome a guardar mis cosas.
-Algo es algo.- dije rodando los ojos. -Gracias por ayudarme amor mío.-
-No es ningún problema ayudarte.- dijo tomándome de la cintura y dándome un dulce beso.
-Debo irme a dormir.-
-Quédate aquí, ya es tarde.-
Lo pensé un momento. Él tenía razón ya era tarde y lo más seguro es que Pansy ya estaría dormida, no quería despertarla.
-Bien, dame mi pijama.-
Draco sonrió y fue rápidamente a su closet, sacándome una blusa de tirantes negra y un short del mismo color de seda.
No era la primera vez que me quedaba a dormir en su habitación por ello tenía ropa mía en su closet, así como yo tenía ropa suya en mi habitación.
Ambos nos cambiamos y nos acostamos a dormir abrazados.
-Buenas noches mon aimée.- me susurró en el oído.
-Buenas noches amica mea.- respondí.
A la mañana siguiente fue un dolor para Draco levantarme, ya que quería seguir durmiendo. El rubio me tuvo que cargar al baño diciéndome que tenía veinte minutos para estar lista o que él sería el encargado de arreglarme. Y sinceramente en mi mente no sonó nada mal que él tuviera que ayudar a cambiarme, pero aún no estaba lista para eso, además de que lo más seguro es que fueran las hormonas que invadían mi cuerpo ya que en unos días me bajaría la regla.
Cuando salí del baño ya arreglada pero sin la corbata por hacer, vi a Draco en la cama con nuestras cosas listas. El chico al notar mi presencia volteó a mirarme.
-Te ves preciosa, Lesi.- dijo acercándose y dándome un corto beso en los labios.
-De verdad debes estar muy enamorado de mí, traigo un chongo todo feo y ni siquiera traigo la corbata puesta.-
-Pues si estoy muy enamorado de ti, en eso tienes razón. Además lo de la corbata lo podemos arreglar.- me la quito de las manos y comenzó a ayudarme a ponerla.
-Listo. Ahora estás mucho más preciosa que hace unos instantes.-
Lo mire enternecida.
-Es hora de irnos a desayunar.- dijo volteándose tomando las cosas de ambos.
-Te amo.- solté.
El rubio me miró y pude ver ese brillo tan hermoso de sus ojos azul grisáceo.
-Te amo, Lesath.-
Ambos nos sonreímos y nos fuimos a desayunar.

Midnight Rain Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz