En ese momento caí en la cuenta de que me iba a hacer algo, y no iba a ser nada bueno.


- Perdóname.- Le dije apoyándome sobre el marco de la puerta.- De verdad no fue intencional la caída.

- Pero si el almohadonzazo.- Me dijo.- Ya pasó, pero veras tu castigo pequeña.- Dijo tomándome por la cintura.

- Aléjate Nicola.- Puse mis manos sobre su pecho y lo empujé levemente.

- Oh, vamos Angie, sabes perfectamente que mueres por probar mi boca.- Dijo casi suplicante mientras yo volvía a meterme en la cama.

- Sigue soñando Porcella.- Le dije. Se rió. Se metió en la cama junto a mí, me senté y lo miré.- ¿Qué crees que haces?

- Tengo sueño, déjame dormir.- Me dijo. Le pegué una leve patada por debajo de las sabanas. Se rió.- Quiero dormir contigo.- Dijo haciendo voz de nene pequeño.

- Te pones irritante Porcella.- Le dije. Me sonrió.

- Ven aquí.

- Vete de aquí.- Le dije. Se dio vuelta y me dio la espalda.- Nicola.- Insistí.- Ve a ese sillón.

- ¿Sabes que no es lindo dormir ahí?- Me dijo. Esperé que siguiera hablando.- ¿Por qué no duermes tu ahí?- Agregó. Arqueé una ceja.

- Nicola.- Dije en tono de reproché.- Por favor, vete de la cama.

- No quiero.- Me dijo secamente.- Y ahora, si me permites, voy a apagar la luz.- Dicho y hecho, la apagó.


Me quedé un rato sentada en la cama mientras miraba su espalda. Estaba solo con los bóxers y eso no era nada bueno para mi salud mental, me estaba torturando porque sabía que yo me distraía en su pecho desnudo.


- Es de mala educación mirar a las persona así.- Me dijo. Creo que llegué a sonrojarme. Me di la vuelta sentándome en la orilla de la cama, toqué el suelo con los pies y suspiré. La luz del velador alumbraba la habitación nuevamente.- ¿Qué pasa?

- Nada.- Dije secamente. 

- ¿Segura?- Insistió. Asentí con la cabeza.


Él tenía vista de mi espalda cubierta por la fina tela de mi ropa de dormir. Sentí una de sus manos sobre mi cintura y luego vi su rostro apoyado en el colchón a mi lado. 


- ¿Qué pasa?- Dijo nuevamente. 


Ciertamente no sabía que me pasaba. O sea, si sabía pero no iba a decirle que era lo que me pasaba.


- Nada.- Contesté. Hizo una mueca. Hizo un movimiento y se sentó a mi lado. Apoyó su mano sobre la mía.- En serio Nicola, no me pasa nada.

- Voy a ir al sillón. ¿Sí?- Dijo intentando ignorar mis palabras. Me sentí aliviada de que no me fuera a preguntar sobre lo que me pasaba.- Luego de que me digas que es lo que te pasa.- Agregó. Sentí un nudo en la garganta.


Bien, es raro, muy raro. Me encontraba pensando sobre el cuerpo de Nicola cuando recordé como lo conocí y los recuerdos de mi padre volvieron a mi mente. Ciertamente no me encontraba bien y el hecho de que Nicola estuviera a mi lado me hacía sentir mal porque si no fuera por la muerte de mi padre, yo no habría sido la compra de Nicola.


- No me dirás.- Afirmó.- Angie, sé que puedo ser un imbécil y todo, pero no voy a juzgarte por nada de lo que sientas.- Me dijo. Intenté contener las lágrimas.

- Nicola, no es que seas un imbécil o no, que si lo eres.- Rió tiernamente.- No voy a decirte mis problemas. ¿Para qué?- Pregunté más como una afirmación.- Quédate tranquilo que si piensas que volveré a cortarme, no lo haré.- Le dije. Me miró detenidamente.

- No estaba pensando en eso.- Dijo quitando su mano de la mía.- ¿Puedes mirarme cuando hablamos?- Dijo. Negué con la cabeza. Lo sentí levantarse de la cama y ponerse en cuclillas en frente mío. Hice una mueca. Me tomó por la barbilla y me hizo mirarlo.- ¿Hice algo mal?

- No Nicola, no eres tu.- Afirmé.- Simplemente son cosas estúpidas que no puedo olvidar.

- ¿Tiene que ver conmigo?- Preguntó. Negué con la cabeza.- ¿Con quién?

- De verdad, no tiene importancia.- Le dije. Me moví en la cama y subí mis pies al colchón. Se quedó mirándome un rato y luego volvió a sentarse a mi lado.

- ¿Estas llorando?- Me dijo. Bajé aun mas mi cabeza para que no notara mis lágrimas.- Hey, Angie, ¿Por qué?

- Nicola, no estoy llorando.

- Bueno, como quieras llamarlo. ¿Por qué?

- Porque simplemente siento la necesidad de llorar.- Dije casi en un grito. Me miró atento.- Perdona, no quería gritarte.- Le dije. Asintió.

- Mírame.- Dijo casi suplicando mi mirada sobre la suya.- Mírame.


Lentamente levanté la mirada y me encontré con sus ojos color azul. Nunca, pero nunca, en el tiempo que he estado con él, me había fijado en sus hermosos ojos azules y el brillo que llevaban. Tiernamente se movió y me envolvió en sus brazos. Sorprendida por su acto, lo recibí. Sus manos recorrían mi espalda pero no en forma depravada, solo quería hacerme sentir mejor.


- No llores Angie.- Dijo alejándose un poco para mirarme.- Por favor.

- ¿Te afecta que llore?- Pregunté.

- Sí. ¿Crees que es lindo verte llorar?

- No lo...- Me calló con un beso.



chicas hoy por la noche subo mas capitulos


la bella y la bestia (adaptada)Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα