XIII

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Esta pesadez que sentía en la cabeza era similar al dolor que sentí ayer cuando apenas empezaba el día. A diferencia de ayer, que me dolía por todo lo que había llorado, hoy me sentía como un miserable que había acabado con una familia y, por culpa completamente suya, su vida iría decayendo hasta llegar al suelo hecha completamente polvo y el viento se la llevaría consigo.

No estaba listo. Sabía que en cuanto mi cuerpo abandonara la cama y me dirigiera al piso de abajo, todo cambiaría para siempre y podía garantizar que no sería un buen cambio en lo absoluto.
El miedo inundaba mi ser, mis manos comenzaban a sudar y temblar, incluso la presión que yo mismo me estaba generando comenzaba a darme dolor de cabeza a primera hora del día.

Anoche no pude dormir cómodamente por los gritos de mis padres hacia Chaeyoung. No podía entender sus palabras, eran inaudibles puesto que provenían de la planta baja y, además, estaba tan estresado escuchando aquel ruido que terminé cubriendo mis oídos con la almohada hasta que finalmente me quedé dormido.
Fue una noche horrible que no disfruté ni siquiera un poco, todo por la culpa de Chaeyoung y sus actos.

Llegó el momento en el que gané esta pequeña lucha con mi cerebro y me levanté. Abrí la puerta, mirando desde el pasillo la habitación de mi hermana. Ella no estaba adentro y lo supe gracias a la puerta abierta que daba al exterior y fue entonces cuando me pregunté: «¿En dónde está?»

Temeroso me acerqué a las escaleras. Mis ojos viajaron hacia unas maletas apoyadas en la mesa, y a un lado... Estaba Chaeyoung sentada, en espera de algo o de alguien. Me sentí tenso e intranquilo cuando la observé desde aquí arriba, no me atrevía a bajar y afrontarla, me daba pudor hacerlo.
Tragué saliva y fue como si mis piernas hubieran cobrado vida propia cuando me acercaba cada vez más al piso de abajo.

Cuando llegué hasta la planta baja y mis ojos se encontraron con quien se suponía que era mi hermana, una punzada atacó mi pecho y mi estómago se revolvió cuando su rostro fue el recordatorio del momento en el que habría dejado de considerarla la persona que más quería.
Ya no la sentía como mi hermana mayor, como mi ejemplo a seguir. Sólo era una desconocida en ésta casa que ocupaba espacio.

Chaeyoung se levantó de la silla en cuanto notó mi presencia, sus cejas arqueadas y sus ojos llorosos me provocaron un dolor sumamente agudo, me costaba tanto verla a la cara que no pude bajar la vista hacia el suelo. A ella le dolió ese gesto mío, pero ¿Qué más podía hacer después de lo que había hecho en esa maldita fiesta enfrente de mí?

—...Jisung. —me llamó casi que en un susurro. Su voz sonaba débil y quebradiza y escucharla así me rompía.

—¿Cómo se enteraron? —cuestioné, refiriéndome a nuestros padres.

Chaeyoung se quedó callada, dándome indicios de que su respuesta sería una horrible. Era una suposición, pero terminó siendo cierto en cuanto la escuché decir—: Ella me acompañó hasta aquí y nos encontraron en la entrada besándonos.

Esa respuesta me causó asco en cuanto llegaron a mis oídos. Mis ojos se abrieron de la impresión y del horror que me provocaron las palabras de la mayor, tanto que empezaron a generarse lágrimas por la histeria que comenzaba a dominar mi cuerpo y mente.
Que ella respondiera de forma tan ligera como si no pasara nada... Esta situación no podía ser peor y se lo reproché sin pensarlo bien.

Estaba enojado, estaba furioso con ella por arruinar absolutamente todo específicamente de esta forma.

—¿¡Por qué lo hiciste?! ¿¡Por qué la besaste en la fiesta y, peor aún, en tu propia casa?! ¿¡Por qué tenía que ser con una mujer?! ¡Maldita enferma! —exclamé con la furia invadiéndome por completo. Sólo podía apreciar las lágrimas de Chaeyoung cayendo por sus mejillas mientras mordía con fuerza su labio inferior, su cobardía reflejada en su llanto silencioso me hacía desbordar aún más ira.

Pecador [ Minsung ] [ ✓ ]Where stories live. Discover now