veintisiete

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Narrador omnisciente.

Rosella simplemente asintió y lo tomó lentamente de la mano, observando disimuladamente un pequeño anotador que Bill traía en su mano libre.

Ambos en silencio se sentaron en el pasillo del hotel, uno al lado del otro.

― Bill, yo...― Trataba de buscar las palabras correctas, mientras lo veía abrir el pequeño libro que traía en manos. ― ¿Qué es eso? ― Susurró, señalándolo. ― ¿Bill...? ― Tocó su hombro, al ver como una lagrima rodaba por su mejilla.

―Desde que te fuiste...― Comenzó a leer, carraspeando su garganta. Ella no pudo evitar que en sus ojos se asome la humedad. ― Todo ha sido un desastre total, Ro. ― Sollozó. ― A veces imagino que corro hacia ti, que te salvo...― Rosella apoyó su cabeza en el hombro de Bill, mientras las lágrimas de él caían en el viejo anotador, donde leía. ― Imagino que si yo hubiese echo eso, tú aun seguirías aquí, conmigo.

―Bill...― Tomó su mano.

Dio un profundo respiro, y siguió. ― Creo que una parte de mi murió ese día contigo...― Pasó de pagina lentamente. ― Te has ido, y contigo te llevaste todo de mí. ― Acarició su mano. ― Tu ausencia esta presente en cada calle que camino, en cada rincón que me escondo y en cualquier lugar que mire...

Rosella limpió sus lágrimas, y dejó un casto beso en su hombro, escuchándolo.

― ¿Con quién hablaré ahora? Estoy tan perdido...― Su voz se perdió ante la última oración que leyó. Nuevamente pasó de página, y ella notó rallones, tinta corrida debido a lagrimas que alguna vez derramo sobre aquellas hojas cargadas de dolor. ― Eras todo lo que tenía...― Sollozó nuevamente y me abalancé sobre él.

― ¡Ya, cállate! ― Ella lo abrazó fuertemente, sollozando junto a él quien rodeaba la cintura de Rosella lentamente. Ambos tirados en el suelo del pasillo del hotel.

― ¡Perdóname! ― Negaba Bill. ― ¡Me comporté como un idiota, y... y! ―. Sobó sus mocos.

―Que asco...― Ella sonrió y se alejó, viéndolo. ― Cállate.

―No quiero que te apartes de mí...― Acarició la mejilla de la pelinegra. ― Eres mi hermana.

―Somos. ―Afirmó, arrugando su nariz. ― Hermanas de otra vagina.

―Sí...― Susurró. ― Te amo, mucho mierda. ― Volvió a abrazarla. Y simplemente quedaron en silencio.

Lo que algún día fue un pequeño vinculo de dos adolescentes descabellados, con ideas fuera de lo normal, que no se separaban ni para cagar se convirtió en una gran amistad. Esa amistad se convirtió en un vinculo y ese vinculo jamás se romperá...

―Yo tuve la culpa con lo del bebé...― Ante el comentario de Bill, la piel de ella se erizó y lentamente me separó de él.

―Bill, no quiero hablar de eso...― Musitó, posicionándose boca hacia arriba, viendo la luz del techo de ahí. Él imitó su acción.

― ¿Por qué? ― Habló bajo.

―Porque...― Suspiró. ― Me hace mal. ― Paró por unos segundos. ― Nada de lo que pasó fue tu culpa...

―Si lo fue. ― Su voz volvió a entrecortarse. ― Si yo hubiera hablado con Tom, él te abría buscado, él se abría quedado a tu lado...

― ¿Por qué no me buscaron antes? ― Lo interrumpió. ― Sé que mi padre lo impidió y todo, pero...― Su garganta dolía, y las lágrimas nublaron su vista. ― ¿Tan rápido se rindieron?

𝗕𝗨𝗥𝗟𝗘𝗦𝗤𝗨𝗘 𝗩𝗢𝗟. 𝟮 | 𝒕𝒐𝒎 𝒌𝒂𝒖𝒍𝒊𝒕𝒛.Where stories live. Discover now