veinticinco

5.4K 538 181
                                    

Rosella.

-¡¡Hijo de puta!! - Me bajé del auto, dándole un portazo. Quizá haya perdido la memoria, pero los portazos los llevo grabados en cada rincón de mi cerebro.

-¡Ro, sube al auto! - Franco me siguió.

Solo quiero ir con Tom.

-¡Váyanse a la mierda! - Me quité un tacón y golpeé el vidrio de su auto, dañándolo. -¡Tu, sobre todo tú! - Señale a Bill.

Estaba enojada, furiosa, con frustración. Solo quería golpear a alguien en la cara, y ojalá sea Bill.

-¡Que camine al hotel! - Bill gritó y yo rodé los ojos mientras seguía caminando, colocando nuevamente mi zapato. -¡Por perra, traidora!

Frené y abrí la puerta del auto abruptamente, sin subirme, me acerqué a Bill y le di una gran bofetada. -¡¡Púdrete!! - No lloraría, no más.

-¿¡Que haces, joder?! - Franco casi me empujó, al ver como Bill comenzaba a llorar.

-Vate a la puta mierda. - Lo señalé, sin prestarle atención a Franco.

Escuché como Franco aceleraba, dejándome atrás. Sola, en la noche, en plena calle.

No los necesito... Pero si necesito mi teléfono, que quedó en ese puto auto.

Con cautela, comencé a caminar, abrazándome.

Me sentía perdida, como una embarcación sin faro. No lo sé, mi cabeza daba vueltas.

Tampoco quería llorar, necesitaba algo más...

¿Acaso yo me equivoqué? ¿En que actué mal para que Bill se comportara de esa manera conmigo?

Como un niño caprichoso, consentido, celoso... El reflejo de todo lo que alguna vez fui, quizá.

(La encuentran como The Weeknd - The Hills en Spotify)

-¡Rosella! - Cubrí mi cabeza con mis brazos al escuchar el ruido de los frenos del auto, creyendo que moriría esta vez de verdad. -¿¡Que carajos haces aquí sola?!

Lentamente quité los brazos de mi anterior postura, viendo a un desesperado Tom frente de mí. No tengo tiempo para sus regaños.

-Oh, nada...- Sonreí irónicamente. - Solo se me dio por caminar sola, de noche por las calles de París.

-¿De verdad?

-¡¡Ahg, claro que no!! - Bufé molesta, apartándolo de mi camino.

-¿¡Que paso?! - Me agarró del brazo, volteándome.

-Nada. - Intente quitarme, pero fue en vano. - Suéltame.

-No. - Me giró por completo. - ¿Qué carajos paso, Rosella? -No quería verle, estaba muy molesta.

-Peleé con tu hermano. - Escupí. -¿Podrías dejarme ir? -Bufé.

-¡Los escuché! ¿¡Sabes cuanto me costó encontrarte?! - Oh, no. Sermón. - ¿¡Por qué peleaban!?

-Suéltame.

-¡Rosella! - Me gritó. Ahora sí, llamando mi atención. -¡Que me escuches, joder! - Se veía muy molesto.

Y aquí, entre nosotros. Me ponía verlo así.

-Déjame tranquila. - Oculté una sonrisa, mientras él batallaba con que mi mirada se sitúe en él. Créanme, es muy difícil no hacerlo.

𝗕𝗨𝗥𝗟𝗘𝗦𝗤𝗨𝗘 𝗩𝗢𝗟. 𝟮 | 𝒕𝒐𝒎 𝒌𝒂𝒖𝒍𝒊𝒕𝒛.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora