veinte

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Rosella.

-Señorita...- Senti como alguien me susurraba, mientras tocaba levemente mi hombro.

-Mh...- Me removí incómoda en mi asiento.

-Se que soy cómodo. - Me desperté de golpe, notando como estaba recargada en el hombro de Eros.-Pero lamentablemente, tienes que levantarte...

Sin hablarle, rápidamente me paré. Tropezando con él, empujando a la azafata que anteriormente me había hablado.

Tomé mi bolso, y mientras caminaba, actualizaba una y otra vez mi bandeja de entrada, para ver si Tom o Bill me habían llamado, o habían mandado algún mensaje de texto. Pero...

No había nada.

Ni llamadas.

Ni mensajes.

Suspiré con tristeza y seguí mi camino, en busca de mis otras maletas.

-¿Por qué tan apurada? - Eros me sonrió, mientras buscaba su bolso.

-¿Será porque volé cómo doscientas horas, y necesito dormir en una cama? - Con fuerza, tomé mi maleta. -¿Por qué me sigues? - Pregunté en tono de burla.

-Neh, no te sigo...- Sonrió.

-¿Entonces...?

-¡¡Rosella!! - Alguien me interrumpió.

Me giré a ver de quien se trataba. Era calvo, con lentes; que sostenía un gran cartel rosado con mi nombre y muchos globos en forma de corazón, del mismo color.

¿Es tan obvio que amo el rosa?

Caminé hacia él sonriendo... Theo. Pude recordar todas las veces que me regañó, que me vistió. Fui su musa durante muchísimo tiempo...

Éramos como... Gianni Versace y Naomi Campbell. La versión barata, claro. Pero lo éramos.

-¡¡Theo!! - Corrí a pasos cortitos, por los tacones que llevaba. -¡¡Hola!! - Lo abracé fuertemente, algo bruta. Golpeé su mentón y sus lentes casi vuelan a la mierda.

¡Estoy muy emocionada por este nuevo comienzo!

-¡Maldita y hermosa niña! - Me abrazó por la cintura mientras me daba pequeñas palmadas en mi trasero. -Oh...- Se separó y me observo. -Vuelta.

Sonreí mostrando los dientes y seguí su indicación. -Oh. - Repitió. - Ahora...

-¿¡Que?! - Carcajeé. -¿Qué tengo? - Le pregunté viendo de reojo a Eros, quien observaba todo con una sonrisa.

-Te creció el culo. - Pero. -Y las tetas.

-Mh, puede ser...- Mi miré.

-Me encanta. - Sonrió.

-¿Cómo es que...?

-Tom. - Mi sonrisa de a poco se desvaneció. - Él se encargó de buscarme, buscar tú alojamiento, y todo eso...

-¿Él...? ¿De verdad? - Pregunté ladeando mi cabeza.

-Mh. - Afirmó y mi corazón volcó.

-Yo, debo irme...-Eros habló.

-A veces olvido de tu existencia, Eros. - Volteé a verlo. Incluso ustedes lo hacen, lectores.

-Créeme, dentro de poco no lo harás.

-Hm. - Sonreí. - Admiro tu confianza.

-De hecho, nosotros también tenemos que irnos, Ro. - Theo me indicó. - Dale las cosas a tu mayordomo y sígueme. - Di una gran carcajada al ver que se refería a Eros.

𝗕𝗨𝗥𝗟𝗘𝗦𝗤𝗨𝗘 𝗩𝗢𝗟. 𝟮 | 𝒕𝒐𝒎 𝒌𝒂𝒖𝒍𝒊𝒕𝒛.Where stories live. Discover now