CAPITULO DIECISÉIS

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Ya ha pasado más de un día desde que Evan y yo platicamos, por suerte hemos vuelto a la normalidad; A pelear por estupideces y hemos visto todas las películas de Spiderman, porque Evan dice que es cultura general verlas todas en orden.

—¿Consideras que tengo las piernas fuertes? —Se mira en el espejo que se encuentra en el pasillo fuera de la sala de cine.

—Supongo.

—¿Pero lo dices en serio? —Se arremanga la camiseta para mostrarme sus brazos —Me da miedo tener los brazos y el torso más grande que las piernas, no quiero parecer gallina.

—¿Gallina? —Quiero reírme, pero no entiendo.

—Tienen las patas muy flacas y el resto del cuerpo no —Al instante estallo en carcajadas.

—¿Es verdad que ese es tu miedo?

—Es un miedo valido —Se encoge de hombros —Cuando no estoy pensando en ti, pienso en el gimnasio. Me tomo muy en serio cómo se ven mis piernas.

—¿Piensas en mí? —Llega a mi mente cuando confeso estar enamorado de mí.

—Mierda, no te creas el centro de mi universo.

—Lo soy —Le doy un codazo para molestarlo. <<<Es mejor reírnos sobre el hecho de que él tiene sentimientos que yo no correspondo, a pelearnos por ello>>>

A la mitad del camino hacia la habitación, nos encontramos con un chico del servicio, por lo que al instante Evan me toma la mano y me sonrie con ternura. Supongo que su padre seguramente si sospecha sobre nuestra relación.

Por otra parte, todos los chicos han pasado la mayor parte del día en sus habitaciones, y no los culpo, el calor afuera esta para morir; más vale estar encerrados con el aire frio de las habitaciones, a tener un golpe de calor.

Aunque lo más probable es que estén teniendo relaciones, o sea todos vienen en pareja. Ahg, y yo mirando Spiderman con una bestia.

—¿Evan? —Me paseo por la habitación, mientras que esta acostado boca arriba en la cama —¿Tu padre sospecha que lo nuestro no es verdadero?

—Puede ser, el siempre sospecha de todos.

—Eso me preocupa, hemos pasado todo el día de ayer separados por estar peleados.

—Pero hoy estamos juntos —Se encoje de hombros restándole importancia —Todas las parejas pelean Bella.

—¿Deberíamos de actuar mejor? —Me muerdo la uña del dedo pulgar con preocupación.

—¿Que se te ocurre?

—Yo que se, que nos miren nadar juntos, o cocinar.

—¿Quieres cocinar conmigo? —Se levanta, mira el reloj que lleva en su muñeca y me sonrie —Faltan dos horas para la cena, podríamos preparar algo.

—No se cocinar, era solo una sugerencia —Niego varias veces.

—Pero yo sí, vamos será divertido.

No me pregunta, simplemente toma mi mano para guiarme a la cocina en donde no hay ni una sola persona.

Evan teclea algo en su celular y comienza a sacar todo tipo de ingredientes, como huevo, harina, mantequilla, ¿Zanahorias?

—¿No te gustan? —Me da un toquecito en la nariz con una de ellas.

—En absoluto.

—Hoy te gustaran.

Ambos somos sorprendidos por la madre de Evan, que lleva una botella vacía de vino en la mano. La mujer se detiene un momento para analizar la situación.

Caótica bellezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora