CAPITULO TRES

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Al salir de la universidad me fui directo a casa, pues normalmente espero en una cafetería a que Olive y Hazel terminen el resto de sus clases. Es solo que ahora mismo no quiero platicar con nadie; Mejor dicho, con ellas.

Por lo que ahora mismo me encuentro limpiando el desorden de habitación que tengo, dado que la ropa que no está ni muy sucia, ni muy limpia, se ha acumulado en la silla, hay zapatos por todo el piso y en el tocador donde me maquillo se encuentran por lo menos cinco vasos vacíos que jamas lleve a la cocina.

—Caray, quedo hermoso —Salgo de la habitación para mirar desde la puerta lo limpio que ha quedado todo.

—¿Terminaste? —Mamá me aparta para mirar el interior del cuarto —Genial, ponte los tenis que me acompañaras a la florería.

—Pero hoy no me toca trabajar, a demas termine agotada.

—A ver mujercita —Se lleva ambas manos a la cadera y su rostro se torna serio. <<Debí quedarme callada y obedecer>> —Yo limpio la casa de arriba a abajo todos los días, después me marcho a trabajar, para al final regresar a alimentarte a ti y a esa bola de pelos —Señala a Gato. (Literalmente se llama así okay, no me juzguen)

—Ire por los zapatos.

—Me agrada cuando obedeces cariño.

Sin más ambas nos marchamos en la camioneta de mamá a la florería.

Apenas llegamos me encargo de hacer algunos arreglos florarles, por si algún cliente desea algo que ya esté preparado, mientras que mamá atiende la caja.

—No creo que atraiga a los clientes que juntes flores mientras fumas en la acera.

—Y no creo que tu consigas clientes molestándome —Señalo la tienda de camisetas de Evan —Anda, ve a trabajar.

—Vine a verte —Me quita el cigarrillo de los labios y se lo lleva a los suyos.

—Qué bueno, ojalá no se repita.

—Pesada —Me tiende la mano para ayudar a incorporarme —¿Puedes marcharte ahora?

—No —Aparto el cabello de mi cara e ignoro su gesto.

—Mmm vienes conmigo o entro a presentarme como tu novio a tu madre —Por primera vez en la vida veo que se le asoma una sonrisilla fugaz.

—No digas más novio, Ahora mismo te veo al final de la calle —Tomo el ramo de flores y saco una margarita para dejarla en la mano de Evan —A ver si con eso consigo hacerte menos insoportable.

Entro de mala gana a la florería, puesto que la idea de pasar el resto de la tarde con Evan me hace querer vomitar.

—¿Puedo irme? —Dejo el ramo en un florero de exhibición.

—Acabamos de llegar.

—Es que acabo de recordar que tengo muchísima tarea y no he terminado unas cosas de la clase de patronaje.

—Que clases tan raras tienes —Niega con la cabeza —Vale, vete.

—Gracias, prometo que el viernes haré más de medio tiempo trabajando.

Me marcho de la florería, y sin ningún tipo de ganas de existir camino hacia el final de la calle, en donde el molesto de Evan Montenegro me espera dentro de su lujosa camioneta la cual es un jeep negro.

El interior es frío, pues lleva puesta la calefacción, aunque sinceramente yo prefiero llevar las ventanas abajo y sentir el aire.

—¿Lista? —No hace falta que responda, pues pone el auto en marcha.

Caótica bellezaTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang