CAPITULO SEIS

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La pijamada ha sido genial, ayer por la noche preparamos wafles, mamá conoció a Giss, la interrogo sobre casi toda su vida, después subimos a mi habitación e hicimos un maratón de películas de Terror; comenzamos con La masacre de Texas y terminamos con las tres películas de la calle del terror. Obviamente al terminar pusimos unas cuantas películas de barbie, y sin siquiera darme cuenta termine mas que dormida.

—¿Ya despertaste verdad? —Giss se incorpora.

—Mhm —Balbuceo mientras me froto los ojos, seguido cierro un ojo para poder apreciar la mesita de noche en donde hay un reloj marcando que son las doce del día —¿Llevas despierta mucho tiempo? —Me levanto de un brinco de la cama y me pongo mis pantuflas.

—un poco —Se muerde el labio apenada.

—¿Cuánto tiempo? —Entrecierro los ojos.

—Tres horas.

—Joder, soy una pésima anfitriona —Me paso una mano por el cabello —Seguro mueres de hambre y yo medio muerta al lado tuyo —Se me escapa una risa apenada —A la próxima levántame.

—Lucias muy cómoda.

—No importa —Abro la puerta de la habitación —Vamos, ¿Quieres una arepa?

—¿Eh? —Me mira como si fuera de otro mundo.

—Oh, es una especie de tortilla gigante a la que le puedes poner queso, mantequilla o cajeta —Le comento —Mi madre es colombiana, por lo que siempre hay arepas en casa.

—Vale, me gustaría probar.

Bajamos a la cocina, aquí se siente mucho más frio que mi habitación. En este momento me arrepiento de bajar sin siquiera una sudadera, pues llevo una camisa de tirantes y unos shorts medio rotos. Pero sinceramente mi flojera es aún más grande, que el frio y no ire a mi habitación nuevamente.

—Venus —Pregunta Gisselle mientras yo saco las arepas del refrigerador —¿Tu madre está en casa?

—Eso sería un milagro, ella trabaja literalmente toda la semana —Dejo de husmear el refrigerador para mirarla y me doy cuenta que está muy metida mirando por la ventana que da vista al patio delantero —¿Por qué?

—Mierda —Al instante Giss se agacha en el suelo —Bájate —Me ordena silenciosamente.

—¿Que sucede? —Susurro, mientras me coloco a su lado en el piso.

—Shh, joder.

Estos son sin duda los segundos más eternos de mi vida, pues estoy sentada en el piso de mi cocina sin saber el porqué. Gisselle al pasar unos cuantos segundos más se levanta lentamente.

—Ya se fue.

—¿De qué hablas? —Me levanto y miro por la ventana en donde no hay absolutamente nada ni nadie —¿Estas en drogas guapa? —Tomo su cara para ver sus pupilas.

—Obvio no —Me aparta de un manotazo —Te juro que una mujer vestida de negro estaba ahí fuera mirando la casa.

—La casa esta algo descuidada y vieja, seguro es por eso —Me encojo de hombros restándole importancia.

—No lo creo Venus —Gisselle se sube a la encimera y se muerde el labio nerviosamente.

—No todo aqui es sobre Evan y el mundo de mafiosos —Le entrego la arepa —Tranquila, ¿Sí?

—Vale —Respira y se lleva un pedazo a la boca —¡Esto esta delicioso!

—Lo sé –Afirmo.

Ahora soy yo la que se asoma a la ventana por mera curiosidad, a lo lejos al final del estacionamiento de la casa noto una caja de cartón en la acera.

Caótica bellezaحيث تعيش القصص. اكتشف الآن