Fin de semana.
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Mi cuerpo es un mar de nervios.
La idea de pasar unos días fuera de la ciudad con Liam me emociona mucho.
Muevo mis pies contenta mientras ojeo mis maletas junto a mí.
Me aseguro de llevar todo.
Perla por su parte, camina desesperadamente por su habitación en busca de sus calcetines favoritos, yo solo observó la escena desde su cama.
Mis ojos caen de vez en cuando sobre mi teléfono, esperando la hora de llegada de Liam.
Algunos mensajes de mamá resaltan en la pantalla de mi teléfono.
Mensajes de despedida y buena suerte, al igual que algunos de papá.
—¿Podrías ayudarme tía? Sin esos calcetines no iré a ningún lado ¿bien?— ella suspira y se levanta de la alfombra limpiando su pantalón oscuro.
—Está bien, está bien— digo y me levanto empezando a buscar entre la multitud de ropa en el suelo, una tela morada llama mi atención, sonrió y levanto los calcetines, perla da un chillido de emoción y los toma.
—Gracias tía, sin estos calcetines este viaje no sería igual— dice emocionada y yo sonrió mirando mi reflejo y acomodando mi cabello, el cual cae en media coleta hasta mi espalda.
El abrigo marrón cubre hasta mis rodillas, dejando ver unos pantalones de mezclilla oscuros, una camisa con un estampado simple, el clima no deja mucho que desear.
—¿Estás segura que no olvidas nada? Si es así, tenemos tiempo de ir hasta tu casa y...— un claxon suena desde abajo, mi estómago siente un cosquilleo mientras me acerco a mis maletas tomando ambas.
—No olvide nada, créeme— aseguro y salgo de la habitación de Perla, con la susodicha detrás, quien arrastra sus maletas, ambas bajamos las escaleras hasta la puerta principal.
Perla abre emocionada y veo a Adrián luciendo una sonrisa, la rubia por su parte cuando lo ve deja sus maletas y se abalanza sobre él llenando su cara de besos, mis ojos caen detrás de ellos y mi corazón da un brinco cuando veo la figura alta de Liam sobre la puerta del auto luciendo una blanca sonrisa.
Sin pensarlo, dejo mis maletas y salgo de la puerta casi a zancadas hasta llegar a él, quien me toma en sus fuertes brazos.
Una semana sin verlo, fue una tortura completa.
—Te extrañé tanto muñeca— su voz profunda suena mientras sus manos acarician mi espalda.
—Yo también Liam, mucho, mucho— digo sinceramente besando sus labios, los cuáles moría por besar hace tiempo.
La calidez de su cuerpo es perfecta y nuestros labios danzan rápidamente hasta separarnos por un carraspeo que suena detrás nuestro.
Yo sonrió cuando veo a Adrián junto a perla quienes arrastran mis maletas hasta la cajuela del auto, Liam besa mi mejilla antes de soltarme y tomar mi rostro entre sus manos.
—Vamos a pasarla muy bien muñeca, te lo prometo— dice y me da besos cortos antes de abrazarme nuevamente apretando mi cuerpo contra el suyo.
—¿Podemos irnos? Quiero llegar al clima cálido lo antes posible— escucho decir a Adrián, Liam bufa y sonríe.
—Ten paciencia tío, el viaje será algo largo— dice él antes de guiñar un ojo y tomar mi mano caminando hasta la puerta del auto.
Liam abre la puerta y yo entro sintiendo el aire cálido del auto, Perla sube mientras presiona mi hombro, su rostro es de total emoción, Adrián sube al igual que Liam quien toma el volante.
