~MALA IDEA~

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Ceremonia de graduación

Fue un proceso un poco difícil.

El miedo de no poder lograr mi meta: ser psicóloga.

Llore en muchas ocasiones pensando en abandonar esto.

Pero en mi mente una sola idea rondaba mi cabeza:

Quería que mis padres estuvieran orgullosos de mí, quería estar orgullosa de mi misma.

Y lo logré.

Logre hacerlo.

Aunque no sé que siga después de esto.
.
.
.

Mis ojos recorren cada parte de mi vestido.

Mis manos juegan sobre mis piernas y mis ojos ven los labios de Perla moverse mientras la susodicha peina mi cabello.

Mi cabeza está en otro lado.

Está en mi título de psicóloga.

Los nervios se hacen presentes y las ganas de vomitar llegan.

Suspiro contando mis respiraciones y trato de calmar la ansiedad de mi cuerpo.

Mi cabello cae en ondas sobre mis hombros, un maquillaje ligero cubre mi rostro agotado y un lindo vestido negro cubre mi cuerpo hasta mis tobillos dejando ver los tacones blancos.

—Tengo ganas de vomitar— murmuro ligeramente ganando la mirada curiosa de Perla.

—Si lo haces, arruinas tu cabello y tu vestido y te juro que no quiero hacer todo de nuevo— ella me señala con un peine mientras yo me río.

—Tal vez son los nervios...

—Los nervios de saber que lograste esto tía, serás la mejor psicóloga de Barcelona, eso te lo aseguro— ella presiona mis hombros y yo sonrió mirando mi reflejo.

Perla estira su mano y yo la tomo levantándome del tocador mientras sostengo mi vestido.

Ambas caminamos hasta el gran espejo y sonrió sentimental viendo mi reflejo, Perla luce un bonito vestido color morado claro y sus ojos azules brillan en dirección a mí.

—Si lloras yo también lloro tía— dice y yo sonrió cubriendo mi rostro.

—Ninguna de las dos va a llorar ¿bien?— yo agito mis manos en mi cara y ella hace lo mismo sorbiendo su nariz.

—Bueno, tenemos que irnos ¿si?— ella dice y yo asiento empezando a buscar mi abrigo, mis manos temblorosas toman mi bolsa y abrigo.

Ella se da unos últimos retoques antes de que ambas salgamos de mi habitación, bajando las escaleras hasta la puerta principal.

Ambas salimos y el frío de la noche juega contra mi cabello, Perla no tarda nada en tomar un taxi y ambas subir.

El señor arranca a la dirección que le dice Perla y mis manos sudan frío contra mi vestido, mi estómago es un remolino de emociones y mis piernas se mueven inconscientemente.

Perla me da miradas de ánimo mientras sus dedos acarician la piel de mi mano.

Los minutos pasan rápido y el taxi se detiene frente a un gran edificio, doy un suspiro antes de salir del auto con Perla mientras sostengo mi vestido.

—Ya todos están adentro— dice y toma mi brazo empezando a caminar dentro, nuestros tacones suenan contra la fina cerámica.

El hotel es grande y exclusivo, algunas personas elegantes cruzan el salón.

Terrible tentación Where stories live. Discover now