KITTY LITTER

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-Camila Tops.



LAUREN.

Había una chica, que daba miedo y era una acosadora de primera plana en el instituto.

Camila, era su nombre.

Ella era una completa troglodita, enserio, es una cerda, una cerda sucia preciosa. No iba a negarlo, Camila Cabello era hermosa tan hermosa que me hacía dudar de mi heterosexualidad.

No quiero sonar ególatra pero no había día que ella no me dijera cosas sucias al menos cinco veces al día, no entendía por qué. No soy una chica bonita además ella va un curso adelante podría tener a cualquier chica que quisiera me atrevía a decir que si ella quisiera podría tener incluso a alguna profesora o profesor como ella gustase, pero no, ella escogió a la chica poco agraciada el equivalente a "un cisne feo" tenía un poco de carne de más donde se suponía que debía estar mi cintura, mi trasero era enorme y odiaba maquillarme lo que dejaba a relucir mis imperfecciones y ojeras de desvelo. A veces sus comentarios subían mi autoestima pero en el fondo sabía que yo no era más que una broma o proyecto para ella pues escuchaba como sus amigos se reían cuando me decía aquello.

Ella no me defendía.

—Hola ojitos... - Sí, era ella. Pase de largo ignorándola tanto como podía —¿Hasta cuando me vas a ignorar? Ya va siendo hora que susurres mi nombre mientras te lamo el coño.

Mi cara ardió avergonzada y...

¡Por Dios!

Tenía que confesar que lo que Camila me decía a veces, solo a veces me hacía sentirme... húmeda. Lo cual me avergonzaba aún más pues era una completa virgen.

—Anda... acepta que te pone que te hable así - Ella estaba a centímetros detrás de mi, realmente me urgía llegar al salón de clases —No tan rápido - Me acorraló entre los casilleros haciéndome tragar saliva.


—Déjame en paz... - Espero haber sonado con decisión.


—Mmh... - Fingió pensar —No - Sonrió —Vamos Jauregui... podemos divertirnos muchísimo tú y yo - ella estaba peligrosamente cerca de mi, era mi fin, no tenía escapatoria.


—Por favor... - Mis manos comenzaron a sudar.


—Lárgate de acá, Cabello - Nunca en la vida había amado tanto a Dinah cómo hoy. Camila gruñó para después alejarse —¿Qué crees que haces con esa imbécil? - Dinah me veía indignada, ella era mi única amiga.

—Primero, no digas groserías - Ella reviró los ojos —Segundo, que no estaba haciendo nada con ella, Cabello sólo me arrinconó y estaba acosándome cómo siempre.

—Estoy comenzando a creer que ella en verdad está interesada en ti digo, realmente sólo te "acosa" a ti...


Sí, cómo no.

El día paso demasiado rápido a pesar de la aburrida clase de la señorita Forrest; caminé hacia la cafetería apresurando mi paso, realmente hoy no quería ser el blanco de las burlas de nadie, por alguna razón todos se empeñaban en molestarme todo el tiempo inclusive chicos y chicas de grados menores.

¿Cuán triste es eso?

No me defendía nunca, no me importaba mucho a decir verdad, mis padres me enseñaron que nunca debo defenderme con violencia tanto física como verbal además, cómo dice mi padre "Es mejor que sólo haya un tonto no dos", discutir con ellos sólo me haría tan inferior cómo lo son.

—Laur... - Esa chica del curso de Cabello —Lauren... hola... ¿Me harías un favor? - Verónica y yo teníamos una extraña amistad, si es que a aquello se le podría llamar amistad, Verónica no me fastidiaba cómo los demás, a veces era la única que les ponía un alto.


—Claro... - Sacó un enorme libro de su bolso.

—Necesito llevar esto a la biblioteca ahora o la señora Garner me matará... tú sabes cómo es - La preocupación era evidente en su rostro.


—¿Por qué no lo llevas tú? - Acomodé mis anteojos.

—Tengo entrenamiento, si no fuese tan urgente no te rogaría por ello... -Sonreí un poco para después asentir —¡Gracias! - Me abrazó de manera efusiva haciéndome sonrojar, me entregó el libro y se fue rápidamente dejándome un poco aturdida.


Decidí llevar primero el libro y después arriesgarme por mi almuerzo, la señora Garner en verdad podría ser tan terrorífica como la peor de tus pesadillas. Algunos chicos me empujaban en el camino algunos trataban de disculparse cuando accidentalmente lo hacían pero luego de que veían que era yo sólo me veían con aburrimiento para después pasarse de largo.

Odiaba el instituto.

No teniendo suficiente cuando llegue a la biblioteca la señora Garner tenía una cara larga, pues había interrumpido su almuerzo y llamada telefónica, seguro que hablaba con su madre pues dudaba que algún hombre o mujer soportara su humor terrible.

¿Pero que estoy diciendo?

Lo siento.

Me reprendí mentalmente, si mi madre me escuchara seguro me castigaría por un mes entero.

Había tenido una educación y crianza estricta, y la verdad era que vivía por hacer sentir orgullosos a mis padres.

"¡Llévalo a su lugar!"

Me gritó la señora Garner, ¿Qué no era ese su trabajo?

Suspiré por lo bajo y me adentre al mundo fantástico de los libros. No tenía idea de que hacía Verónica con un libro como éste, era de un área apartada, no era común que dejaran entrar a algún alumno a este lugar.

Estaba segura de que mi almuerzo pasaría a la historia inclusive mi siguiente clase, había pasado cerca de media hora y aún no encontraba el lugar del enorme libro.

Subí un par de escalones cuando creí haber encontrado su sitio, de repente alguien me jaló hacia atrás haciéndome soltar un gritillo. Entonces escuché una risa socarrona.

Su risa.

Siempre se reía de mis reacciones.

—¡Suéltame! - Trataba de alejarme pero ella tenía sus brazos completamente aferrados a mi cintura, escuchaba cómo seguía riéndose de mi. Me sentía frustrada ya que ella era más pequeña que yo de complexión y aún así no podía soltarme —Camila basta... - Dejé de luchar y en ese momento ella dejó de burlarse.


—¿Qué pasa ojitos? - Susurró cerca de mi oído, sus brazos seguían aferrados a mi.


—Aléjate... - Ella pasaba su lengua suavemente por mi lóbulo. Dios sabe todo lo que tuve que aguantar por no soltarme a gemir o jadear aquí mismo.


—No quieres eso Lern... - Aspiró con fuerza en mi cabello para después bajar hasta mi cuello y hacer lo mismo, aquello me erizó la piel, nunca había tenido un contacto tan cercano cómo este, las únicas ocasiones que alguien había estado así de cerca habían sido con la misma persona, con Camila Cabello —No imaginas todo... todo lo que está pasando por mi mente en este momento, Lauren... - Su mano se coló bajo mi camisa holgada queriendo tocar mi estómago pero no se lo permití.


—No... no me interesa saber todo lo que pasa por tu mente... sólo aléjate de mi...


—¿Qué hacía Verónica abrazándote? - Camila besaba mi cuello con pereza. Me sonrojé —¿Por qué a ella no le pediste que se alejara? ¿Por qué no le temes a ella y a mi sí? - Con fuerza se soltó de mi agarré y paseó las yemas de sus dedos por todo mi vientre. Tragué pesado.


—Ella no es... - Sus caricias me distraían —Ella no es una tonta cómo tú.


Sus manos dejaron de acariciarme dejándome un sentimiento extraño, sentimiento que no quería sentir. Sus manos me giraron con brusquedad, sus dedos se cernían en mis brazos con fuerza... tan dolorosamente excitante, ¿Qué estoy pensando?

Su nariz rozaba con la mía, su cálido aliento se colaba entre mis labios erizando cada centímetro de mi, su retorcida sonrisa estaba lejos de provocarme temor, su mirada chocolate se clavo en la mía con intensidad, ella estaba desnudándome hasta el alma con la mirada.

—Tienes razón... - Murmuró —Soy una idiota, pero soy la idiota que te tiene con el coño empapado... - Dio una corta lamida a mis labios logrando con ello que me temblaran las piernas —Niégalo, Lo... dime que si meto mi mano entre tus bragas y coño no te encontraré escurriendo por lo cachonda que te he puesto, niégalo...

—Yo... - Jadeé cuando Camila sobo mi entre pierna por encima de mis pantalones —Camila...


—Puedo sentir lo cálida que estás.


Por.dios.santo.

No podía creer lo bien que se sentía, no podía creer que estuviese permitiendo a Camila tocarme allí.

Ella continuaba acariciando mi intimidad de adelante-hacia atrás haciendo un poco de presión con su dedo medio cuando llegaba a mi clítoris, mis labios estaban secos me había quedado muda, mis manos se aferraban a sus hombros tratando de regresar a la realidad.

—Mmh... - Chillé cuando Camila me beso, sus labios se sentían tan bien junto a los míos.

Y si mi padre me viese en estos momentos juro que se infartaría.

Su lengua serpenteaba dentro de mi boca torturando mi lengua, no sabía que besar de esta manera se sintiera así, tan electrizante, me hacía sentir calor, mucho calor. Una de las manos inquietas de Camila tocaba sin descaro mi intimidad mientras la otra acariciaba furiosamente mi... trasero, sentía como sus dedos separaban un poco mis glúteos. Sonrojada por aquello me separé de ella sintiendo como un pequeño hilo de saliva nos unía aún. Ella mordía su labio inferior mientras sonreía como depredador viendo su presa.

—¿Te gusta? - Pase mi lengua sobre mi labio inferior tratando de limpiarme un poco. Empujó mi cuerpo hasta que mi espalda chocó contra el gran estante de libros.

Su mano seguía en mi intimidad.

—Vas a dejar que meta mi mano aquí - Hizo presión en mi entrada —Estoy segura que chorreas por mi.

—Por favor...

¿Por favor, qué? Estaba rogando por que se alejara de mi o por qué en verdad quería su mano tocándome sin ninguna barrera.

—Si... - Su mano desabotonó con velocidad mis pantalones —Así deseé que rogaras por que te follara, Lern - Susurró entre besos.

Gemí bastante alto cómo para que toda la biblioteca lo escuchara estoy segura, Camila había colado su mano bajo mis bragas dejándome completamente nublada. Me sonroje cuando sus dedos acariciaron el fino vello de mi intimidad, dos de sus dedos incómodamente abrieron mis labios totalmente húmedos por ella.

—¿Te pone que te hable así? - Mordió mi cuello suavemente —¿Mmh?

Estaba más concentrada en los movimientos que hacía su dedo sobre mi clítoris.

Camila siseó cuando pasó dos dedos llenándose de mi.

—No puedo esperar para hacerte mía... para ser la primera en probarte amor...

Sacó sus dedos dejando una marca de humedad en el camino, me sentía muy avergonzada por humedecerme de aquella manera, no sabía que aquello fuese posible. Acercó los dedos a sus labios y sin preámbulos los metió a su boca, chupándolos cómo si de una paleta se tratara.

—Eres una delicia, Lo.

El tono que usaba no ayudaba mucho a mi humedad, escucharla hablar así de vulgar aumentaba las palpitaciones en mi intimidad.

Ella expresó su deseo de que me probase a mi misma y entonces atacó mi boca, pasando su lengua llena de mis fluidos sobre mis enrojecidos labios, su mano volvió a mi intimidad esta vez ayudándose de la otra para bajar un poco mis pantalones.

Estaba rendida ante ella, ya no había marcha atrás, no importaba si mañana todo el mundo sabía lo que había pasado, quería esto, quería que Camila me hiciera suya, que me corrompiera, quería que Camila me tocara donde nadie antes lo hizo, quería que ella acariciara mis senos y más abajo.

—Eso es - Sonrió mientras se sacaba la blusa roja dejando al descubierto sus pequeños pechos —Tócame, Lo... aquí - Su mano libre tomo las mías y las llevo hacia sus senos, mis manos eran un desastre tembloroso mientras acariciaba sus pezones puntiagudos con mis dedos, escuché cómo siseaba placenteramente.

Envalentonada saque mi ropa superior quedando en un pequeño sostén negro, mis senos eran más grandes que los de ella más no era perfectos sin embargo, la mirada de Camila me hacía sentir que si lo eran.

Reprimía los gemidos que Camila provocaba en mí con sus caricias en mi intimidad.

—Mójate un poco más para mi, amor - Demando mientras sacaba uno de mis senos y lo metía a su boca. Ella mamaba cómo si de verdad succionara algo. Sentía sus dientes mordisquearme cada ciertos segundos, ella estaba haciendo magia con mi cuerpo, sus ojos chocolates eran los que me tenían hipnotizada pues no dejaban los míos ni un solo minuto —No te retengas - Mordía mi labio inferior para no gemir —Nadie nos encontrará...

La despegue de mi pecho y la lleve a mis labios nuevamente, era mi nueva adicción.

—Vamos Lauren... di cuánto te encanta que te diga cosas sucias en los pasillos - Su dedo medio fue entrando en mí lentamente —Dime lo mucho que adoras que diga cuánto deseo comerte el coño... - Gemí alto —Dime cuánto te encanta que en este momento te esté jodiendo en la biblioteca.

—¡Camila! - Sentía escozor en mi intimidad cuando se había adentrado por completo.

—Pídeme que te folle duro - Gruñó.

—No... - Camila acarició mi botón con su pulgar perezosamente, era una tortura.

—¿Te gusta lo que te estoy haciendo? - Asentí —Pídeme que te chupe el coño - Negué.


Ella sólo sonrió, con aquella sonrisa me demostró que sabía que yo estaba a nada por realmente rogarle que me hiciera algo  más. Se fue arrodillando ante mi dejando mordidas en mi blanca piel tornándola roja, no sin antes unir mis pechos y luego meter su caliente lengua entre ellos, después dejó una suave mordida a mi pezón libre y me pregunte que se sentiría si mordiera suavemente mi...

Santo cielo.

Camila lamió mi vientre bajo lentamente, dejaba besos húmedos por toda el área, quise alejarla cuando trató de besar más abajo, la vergüenza me invadía, no estaba preparada para tener a Camila Cabello con la boca entre mis piernas. Sus fuertes manos bajaron mis pantalones con rapidez junto con mis bragas completamente empapadas, pegó su nariz al inicio de mi valle.

—Camila. - Traté de alejarla. Sus dedos abrieron mis labios para ella haciéndola sonreír. La punta de su lengua rozó fugazmente mi clítoris y supe que estaba perdida en ella —Cómeme el coño... - Murmuré. Sus ojos se encendieron y no pude verlos más por que en cuanto su lengua se hundió entre mis labios cerré los míos e hice mi cabeza hacia atrás, llevándome un buen golpe pero aquello era lo de menos.

Lo que Camila estaba haciendo conmigo era inexplicable.

Me hacía sentir viva.

Me hacía sentir caliente.

Me hacía sentir sucia, y me gustaba.

Me encantaba tener su lengua y labios chupando mi coño.

—Así... chúpame más duro... - La sentí sonreír.


Mis manos se aferraban a su hombro y cabello para no caer, mis caderas se mecían contra su cara queriendo llenarla de mi.

Camila jadeaba sobre mi coño haciéndome temblar, se sentía delicioso cómo Camila chupaba mis labios y mi pequeño botón sensible, en algún momento sus dientes rozaron mi clítoris y entonces sentí la mejor sensación en toda mi corta existencia, mis piernas temblaron y se cerraron sobre la cara de Camila, sentía cómo todo mi cuerpo cosquilleaba y mi vista se nublaba. Gemí inevitablemente y no era cómo si quisiera retenerlo, me había corrido por primera vez. Camila no permitió que siguiera gimiendo pues su boca atacó la mía.

Maldición.

Ella sabía a mi.

—Tienes una boca muy sucia, gatita... - Sus manos alzaron mi cabeza para darse acceso a mi cuello donde besaba con fuerza y lamía mi pulso —Voy a comerte el coño todos los putos días antes de clases - Gemí asintiendo —En el almuerzo - Volví a asentir.


Sí a todo lo que ella quisiera.

—Voy a follarte con mis dedos luego voy a chuparte de nuevo - Demandó —Mi cara, mi boca y mis dedos van a oler a ti el resto del día.


¿Por qué aquello tan guarro me excitaba?

Valiente y excitada tomé su mano y la puse entre mis piernas, Camila sonrió cómo si acabara de ganarse un premio.

Dos de sus dedos se colaron hasta el fondo, se sentía riquísimo. Sonreí entre jadeos, cómo pude subí un poco una de mis piernas dándole más facilidad de cogerme. Mi mano izquierda no podía despegarse de su precioso rostro queriendo sentir lo real que estaba siendo esto mientras mi mano derecha por fin estaba tocando el enorme trasero de Camila. Todos los días lo veía cuando ella pasaba de largo luego de decirme alguna cosa sucia.

Muy real, sus nalgas se sentían tan bien entre mis dedos.

La biblioteca se sentía tan silenciosa excepto por el sonido de su palma chocando contra mi coño mojado, nuestros pequeños jadeos y Camila soltando barbaridades entre halagos hacia mi boca, tetas y lo bien apretado y húmedo que estaba mi coño.

Mordí su hombro cuando la corriente eléctrica volvió a atravesar mi cuerpo, rogaba enserio que nadie haya escuchado mis gemidos pues no fui nada silenciosa.

Ella suspiró mientras sacaba sus dedos de mi interior, se separó de mi un poco sólo para mostrarme cómo llenaba sus pequeñas tetas de mi orgasmo. Sonrió perversamente para después obligarme a probarme en sus pechos. Solté un especie de gruñido-gemido cuando chupe sus pezones, ella sabía delicioso, Camila siseó cuando la mordí un poco. Chupe sus pezones erguidos por un largo rato mientras ella chupaba sus dedos tragándose el resto de mis fluidos.

Quería probarla de la misma manera pero cuando traté de bajar la cremallera de sus pantalones me apartó las manos.

—Quiero probarte... - No sabía que mi voz podía sonar así.

—Por supuesto que vas a chuparme el coño, Lern... - Hablo mientras subía mis pantalones —En mi habitación más tarde... ahora necesitamos regresar... - Me sonrojé cuando acomodó mi sostén no sin antes acariciar mis pezones, luego ella me colocó mi camisa desgastada que había sido negra en algún momento —¿Tienes diez dólares? - La mire confundida, Camila colocó su blusa.

—¿Sí?

—Genial no me alcanzaba para pagarle a Verónica por el favor - Fruncí mi ceño, de pronto la inseguridad volvió a mi, la vergüenza me invadió.


Me había dejado follar por Camila Cabello, seguro aquello había sido una apuesta.

—No - Dijo —No pienses estupideces... le pagué a Verónica sólo para que te obligara a traer ese puto libro... - Me dio un corto beso lo que me hizo sonrojar pues realmente seguía sintiendo mi sabor.

—Sólo fue... algo... una "follada" y ya... - Traté de preguntar pero no salía algo coherente después de cómo me tocó.

—No te lo pregunte pero eres mi chica de ahora en adelante... sólo yo puedo lamerte entera.

Camila tenía una obsesión con "chupar".

Entrelazó nuestras manos y caminamos hacia la salida, estaba segura que clases ya no había. Traté de quitar mis anteojos pero ella me detuvo diciendo que era lo que más le gustaba de mi.

¿Cómo puede ser tan vulgar y linda al mismo tiempo?

Las personas nos veían con sorpresa lo que me hacía sentir más sonrojada, podría jurar que mi cara gritaba "Camila acaba de follarme", su cara no ayudaba mucho, su rostro desprendía orgullo.

No podía creer que realmente sucediera esto.

Peor aún, no podía creer lo mojada que me ponía el querer que Camila me comiera el coño de nuevo.

One Shots - Camren Donde viven las historias. Descúbrelo ahora