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-Narra Shawn-

Sábado por la mañana.

Me levanto casi al medio día y mi madre me regaña por no haber ayudado a Aaliyah con los deberes.

Comemos y después mi madre me lleva al hospital para ver a Leah.

Nada más llegar me llevo la sorpresa de que se la han llevado al quirófano.

Los remordimientos vuelven a hacerse dueños de mi cuerpo y no puedo dejar de darle vueltas.

Me siento en la butaca de acompañantes de la habitación mientras sus padres hablan con los míos.

Parecen tranquilos, aunque se que están casi igual de nerviosos o más que yo.

Mis ganas por que le den el alta aumentan con cada día que pasa, quiero ir con ella a clase y reírme de la gente que nos pregunta por lo que pasó aquel día aunque ya hayan pasado casi dos  semanas desde el sucedido.

Hacer los deberes con ella por la tarde o simplemente jugar a la play.

Quiero que me quiten ya estas escayolas y poder correr hasta la playa.

Nadar dos kilómetros y jugar al hockey hasta quedarme sin energía.

Poder ducharme a gusto y no tener que cargar con las muletas todo el día.

Las horas se me pasan cada vez más lento.

Miro el reloj cada cuarto de hora, aún parece que sean las cinco y media.

John se ha ido con mi padre a tomar café mientras Harper y mi madre siguen hablando delante de la puerta de la habitación.

Parece que no se cansan de hablar y que nunca se acaba el tema de conversación.

Echo un vistazo a la habitación, es aburrida y minimalista.

Enciendo la tele y miro el primer programa que veo que parece interesante.

Me aburro tanto que incluso me he puesto a leer unas revistas que hay en la mesa de al lado de la cama.

Cuando miro el reloj pensando que han pasado dos horas me doy cuenta de que tan solo ha pasado media y de que sigo igual de nervioso que antes.

Harper entra en la habitación seguida de mi madre.

-¿Puedo quedarme con ella esta noche?

Pregunto sin darles tiempo a que se sienten en el sofá de los acompañantes.

-Shawn.

Dice mi madre advirtiéndome, haciéndome entender de que ellos querrán pasar tiempo con su hija después de la operación.

-Tranquila Karen. -Le sonríe a mi madre y me mira a mi de nuevo.- Me parece bien Shawn, John y yo necesitamos descansar un poco también.

A las ocho y media de la tarde-noche nos avisan de que esta en la sala de recuperación.

Donde esperan a que se le pase la anestesia y se despierte completamente.

Sus padres van a esperarle a la salida de esta mientras mis padres y yo esperamos fuera de la habitación  a que la traigan aquí.

Cuando la suben veo su cara cansada pero la veo bien al fin y al cabo.

Para haber salido del quirófano está muy animada.

La instalan en la habitación y sus padres hablan con ella un largo rato mientras yo lo veo todo desde la puerta.

Mis padres se despiden de mi y me dicen que mañana por la mañana vendrán a por mi.

Al largo rato sus padres me dicen que si pasa algo durante la noche que les llame y se marchan.

-Hoy me quedo yo contigo.

Digo acercándome a ella y sonríe dulce.

-¿Como ha ido?

-Pues solo me acuerdo de que me han dicho que cuente hacia atrás de diez hasta uno y en el siete ya me había quedado dormida.

Se empieza a reír y me parece la cosa más adorable del mundo. Que de una cosa que parecía peligrosa al fin y al cabo, la haya superado como si nada.

-Estás preciosa.

Ella suelta una carcajada burlándose de lo que acabo de decir.

-No digas tonterías Shawn.

-Lo digo en serio. Así tal cual, eres preciosa.

Ella se sonroja y me pone su mano en mi cara empujando suavemente hacia atrás apartándome.

Le traen una sopa junto con zumo de frutas y se lo toma tan lento que le tengo que meter prisa para que se lo termine.

Pasamos la noche hablando de cosas random y en medio de una frase se queda dormida.

Me quedo mirándola durante unos minutos y me digo a mi mismo que he tenido mucha suerte de encontrar a alguien así que me llene tanto sin siquiera hacer nada.

Me duermo mientras la miro y pienso lo preciosa que es.

En la madrugada se despierta llorando, me dice que le duele mucho y que  le pica la cicatriz.

Salgo a buscar a una enfermera y le ponen un gotero de antibiótico para calmarle el dolor.

Le ponen un poco de suero para aliviarle el picor y se tranquiliza de nuevo.

-¿Estas bien?

Asiente cogiéndome la mano.

Le beso la frente y se queda dormida de nuevo.

Unas horas después nos despierta una celadora que le trae el desayuno y le pone otro gotero de antibiótico que se pone normalmente después de la  operación.

Mis padres llegan junto con los suyos y me despido de ella diciéndole que mañana por la tarde estoy de vuelta.

El día lo pasamos haciendo el vago y cuando llega la hora de irme a dormir recuerdo que al día siguiente tengo clase.

Segundo día de clase después del accidente.

Estoy empezando a odiar el echo de tener una pierna y un brazo rotos.

Llevar muletas a todas partes es un asco. Los brazos se me cansan, subir las escaleras en muletas es un infierno ya que tengo que subir a pata coja, lo peor de todo es tener que ducharme con bolsas de basura y con tan solo un brazo para lavarme la cabeza.

Y si añadimos el echo de no ver a Leah por los pasillos también influye.

Hoy ya me han puesto una fecha de un examen de recuperación de historia de dos temas para este viernes.

Y no puedo estar más agobiado.

He llamado a Leah a la hora del descanso y me han dicho que está todo bien.

Sólo me queda una semana para que me quiten la escayola y ser libre.

"El chico de intercambio" Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora