–Inglaterra —respondí, jugando con mis manos en mi regazo— un amigo de mi padre le ofreció su casa en Cambridge, hemos vivido ahí desde entonces.

– ¿Por que te fuiste? ¿Por que no le dijiste a nadie?   —preguntó rapidamente— ¿Por que no me dijiste a mi? Se supone que somos mejores amigas, ¿lo somos?

–Lo somos —respondí con seguridad— lo siento mucho por desaparecer, pero no estaba bien, Ino.

– ¿Que hay sobre Gaara? El también merecía una respuesta.

Mordí mi labio.

–No me he olvidado de nadie. Todo este tiempo estuve encerrada en casa o en un psiquiátrico, Ino. Estaba tan mal que no podían dejarme sola.

– ¿Que? ¿Pero por que abandonarnos? ¿Por que abandonar a Gaara, a Hi—

– ¡Mi hijo murió, Ino! Gaara se fue por una estúpida pelea, ¡estaba sola!

Balbuceó en confusión.

– ¿Que?

–El cordón se enredó en su cuello —tomé aire intentando no perder la calma, no importaba cuantas veces hablara de esto con mi terapeuta, nunca era fácil— nació muerto.

Ino abrió la boca sorprendida y parpadeó.

– ¿Quien te dijo eso?

– ¿Que?

–Que tu hijo murió, ¿hubo un funeral?

Fruncí el ceño ante sus extrañas preguntas.

–Papá dijo que era mejor que no estuviera presente, que ya había sufrido suficiente. Él se encargó de todo.

– ¿Tu padre te dijo que murió? ¿Que dijeron en el hospital?

–Bueno, si... los doctores solo confirmaron lo que mi padre había dicho.

–Entonces todo este tiempo... estuviste en Europa, porque tu hijo murió.

Asentí secando mis ojos, las lágrimas estaban por salir.

Ino golpeteaba el mesón con sus uñas y su ceño fruncido.

–Todo este tiempo, ¿no te has contactado con nadie?

–No... mi padre me quitó mi teléfono, dijo que asi sería mas facil recuperarme, y apenas salía de la casa —saqué el nuevo teléfono de mi bolsillo y lo deje sobre la mesa— compré este en cuanto llegué a Konoha.

–Hinata... te perdiste de muchas, muchas cosas.

Si, me había perdido de mucho y quería enterarme de todo, de mis amigos, de sus nuevas vidas, de Gaara.

–Cuentamelo todo. Quiero ver a los demás.

Ino rió nerviosa.

–Tal vez otro día... por ahora, déjame ponerte al dia sobre mí.

Me contó sobre el crecimiento de su nueva empresa, su relación con Shikamaru y como lo habían sobrellevado mientras ella se encarga de sus negocios y el de la universidad. Fuimos a la sala de estar y lo primero que saltó a mi vista fue una caja de diseño infantil repleta de juguetes.

– ¿Tuviste un hijo? —pregunté con emoción. Ino rió estruendosa.

–Claro que no —dijo, y luego llevo su mano a su barbilla, pensativa— un amigo tiene un niño y suelen visitarme así que le conseguí juguetes para que se entretenga.

Sonreí enternecida, imaginando como hubiera sido si mi hijo viviera.

– ¿Que hay sobre Sakura?

Ino bufó con fastidio.

Mala InfluenciaWhere stories live. Discover now