Capítulo veintiséis

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Si él pensaba que me iba a creer eso estaba equivocado. Lo conocía tan bien que sabía cuando hablaba en serio o en joda, y esto definitivamente era una joda. No era la primera vez que nos hacíamos jodas de este tipo, a veces hasta nos íbamos más allá. Pero esta era la primera vez que estaba intentando que me la creyera y era imposible que lo hiciera porque si algo que amaba Lucas era a las mujeres.

—Y yo estoy enamorado de tu vieja —conteste en tono de joda.

—Te lo digo en serio, Rodrigo.

—¿Qué vas a gustar de mí, boludo?

—¿Y qué voy a saber yo como funciona el corazón? Solo sé que no puedo dejar de pensar en vos y que esto es difícil para mí, darme cuenta que me gusta más que las mujeres es un montón.

Estaba empezando a enojarme.

—¿Por qué no me dejas de joder, Lucas? No es gracioso.

—¿Te jode que te diga lo que siento?

—No sentís nada por mí. Me estás haciendo una joda.

—¿Esto es una joda para vos?

Me dio corto beso en los labios, dejándome boquiabierto.

Dios soy yo de nuevo.

—Mis relaciones con mujeres nunca funcionaron porque sos vos, Rodrigo. Fuiste siempre vos y si me dejas puedo hacerte feliz.

Esto no me puede estar pasando. Me podría pasar con cualquier persona, pero no con Lucas. Era mi amigo, más que eso, mi hermano. No puedo verlo de otra forma que no sea esa y además estaba de novio con su hermana. Aunque me pase la mayoría de nuestra relación en coma.

—Podemos probar y si no funciona esta bien, Rodrigo.

—Lucas, no.

—¿No qué, Rodrigo?

—Te quiero, pero no de esa forma y nunca...bueno, siempre te vi como un amigo, mi hermano, mi alma gemela, pero no como...¿Me entendes?

—No, no te entiendo.

Me costaba mucho rechazarlo porque era mi amigo y no quería perderlo por esto.

—No me gustan los...

Entonces se comenzó a reír a carcajadas tanto que se le había puesto toda la cara roja.

—Sos un tremendo pelotudo —dije, cruzándome de brazos.

—Eso te pasa por hacerme la joda de la perdida de memoria.

—Te re fuiste vos con esto.

—No se como te la creíste. No es que no seas fachero, pero me gustan las mujeres. Estuve saliendo con cinco este último tiempo desde tu accidente.

—¿Cinco en tres semanas?

—En realidad eran siete, las primeras seis me dejaron de hablar después de enterarse que tengo un hijo.

—Entonces la séptima no se entera aún.

Me dio otro manotazo, pero esta vez se la devolví.

—No puedo creer que mientras tu mejor amigo esta en coma estabas de mina en mina. Bueno, si puedo.

—No por eso no me preocupe por vos, boludo. Todos estábamos re mal, y no sabes como se puso Lolita. Tuvo un ataque peor que los demás.

—¿Peor que los demás? —repetí, preocupado.

—Ella está bien, pero no quiero imaginar como se hubiera puesto si vos fallecías. Para ella es difícil entender la muerte.

—Tenés que decirle que estoy bien.

—Sos muy importante para ella porque sos como su hermano.

Cómo me gustaría que él supiera la verdad, pero no me sentía listo para decírselo aún.

—Si hubieras muerto no lo habría soportado. Soy muy sensible para vivir eso. Prefiero morirme primero que verte morir.

—Lucas estoy bien.

—No sabes como me hiciste llorar, boludito.

—Vos sos el boludito rizos de oro.

—Ni siquiera tengo rizos.

Empezamos a discutir hasta que vino el doctor a atenderme, y unas enfermeras lo sacaron a Lucas. Al final me tenía que quedar un tiempo más para que me hicieran análisis para ver si todo estaba bien.

—Una chica vino a verte —comentó la enfermera mientras me cambiaba el suero.

¿Lola?

—¿Sabe su nombre?

—No, pero era muy linda. Rubia y de ojos verdes.

Definitivamente era ella.

—Pensé que te gustaría saberlo porque supongo que son algo.

—No, nada que ver —mentí.

—Cuando le pregunté si era parte de tu familia o algo más, ella me dijo que era "un secreto".

Me llevé la mano a la frente. En estas tres semanas seguramente se habían enterado todo el mundo, menos Lucas. No podía haber alguien más colgado.

—Entonces son algo, pero secreto.

—Mi amigo es su hermano —le expliqué.

Ella asintió, comprendiendo.

—Es difícil para las personas como ella tener un secreto.

—¿Las personas como ella?

—Tiene una discapacidad, ¿No?

—Condición —corregí, tranquilo. Me solía enojar cuando alguien confundía la condición de Lola con una discapacidad. Era muy común que la gente se confundiera porque era bastante ignorante en ese tema.

—Ella esta en sala de espera.

—¿Puede hacerla pasar, por favor?

—Solo unos minutos.

La enfermera se fue y un minuto después Lola entro a la habitación. Lucas quién le abrió la puerta, antes de cerrarla, me sacó la lengua y se la devolví.

—¿Cómo estás? —me pregunto Lola. Noté que tenía una caja en sus manos.

—Me siento muy bien.

En realidad me seguía doliendo el cuerpo, pero no quería que ella se preocupara más de lo que seguramente estuvo al no entender que me pasaba.

—¿Y esa caja? —pregunté, apenas me la dio.

—Regalo de mes aniversario.

—¿Mes aniversario?

—Nuestro aniversario de un mes de novios. Lo hice para tu tumba, pero como estás vivo te lo traje.

¿Ya me daba por muerto? No iba a mentir, por un momento pensé que también lo estaba. Sin esperar mucho, abrí la caja y dentro me encontré con unos auriculares negros con figuritas de banderas de carreras y una sola de un pingüino con el corazón en las aletas como el que tenía ella.

—¿Te gusta? —pregunto ella.

—Me encanta, Lola. Lo voy a usar en todos mis stream.

—Te extrañe mucho y no quiero que te mueras.

—No me voy a morir y creo que antes del accidente te prometí un beso, ¿te puedo dar un beso?

Lo más que esperaba ahora que desperté del coma era besarla a ella aunque el pelotudo de su hermano se adelanto primero.

—Sí.

La besé como cuidado, lento, pero algo ansioso por más. Me separé de ella al escuchar el ruido de la puerta abrirse y lo miré ahí parado en la puerta, viéndonos sorprendido.

—¿Por qué no me dijiste esto antes, Rodrigo?

Lola, Lola ; Rodrigo Carrera, CarreraaaUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum