Lou

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Me sé esta escena de memoria y siempre vuelvo a ella cuando necesito estar contenta, así que... disfrutad <3


La llegada de Raoul lo pilla pendiente del horno, así que no tiene tiempo de salir en su encuentro, cuando ya está dejando las llaves sobre la encimera.

—Hola, preciosísimo.

—Dame un momento... —Alarga la última vocal mientras levanta la bandeja, solo para dejarla a un lado—. Ya está, ahora puedes.

—Ay, que está la comida ya hecha... —Lo estrecha entre sus brazos, con un suspiro de alegría—. Así da gusto salir de un turno, te amo. —Besuquea su cara.

—¿Qué tal ha ido, que apenas te he visto en el turno?

—No ha estado nada mal, además, traigo una sorpresa... —Mueve sus cejas arriba y abajo alternativamente, sin apartar las manos de su espalda.

Agoney entrecierra los ojos.

—Miedo me da esa carita...

Pero adora esa cara de emoción por cualquier cosa, así que espera con paciencia a que saque un taper de plástico transparente de su bolsa del trabajo. Está a punto de quejarse por haber traído algo de comer cuando ya tienen comida del horno, pero entonces lo ve.

Pega un saltito hacia atrás de forma automática.

—Eh..., ¿qué es eso?

—Te presento a Lou. —Alza la bandejita para ponerlo a la altura de sus cabezas. La sonrisa del paramédico llega a cada esquina de su cara.

Con el ceño fruncido, ladea la cabeza para observarlo mejor. El lagarto le devuelve la mirada con sus ojos espantosos de lagarto oscuro que conoce todos tus secretos y miedos.

Y sabe que él es uno de ellos.

—Vale... ¿Y qué hace el lagarto Lou en nuestro piso?

—Hemos tenido una emergencia curiosa. Básicamente, le hemos quitado este lagarto del interior de la pierna a un montañista.

Agoney pierde todo color en la piel, dando otro paso atrás.

—¿Has traído un lagarto come-personas a nuestro piso?

—No se estaba comiendo a nadie, solo estaba... pasando el rato. —Su sonrisa se amplía.

—Pasando el rato —repite, haciéndolo asentir con alegría y despreocupación—. El lagarto no parece muy amigable.

—Tonterías, le hemos hecho pruebas y está sano, no puede contagiarnos nada y no es agresivo. Así que... —se aclara la garganta— he pedido llevármelo, Nerea no tenía ningún interés y Mamen lo quería lo más lejos posible, así que no hemos tenido mucho problema.

—Ahora mismo me identifico mucho con Mamen —masculla, sin apartar un ojo de él en ningún momento.

—Vamos, Ago, tú querías una mascota.

—Sí, preferiblemente de sangre caliente. —Tiene un escalofrío.

—No me digas que te da miedo... —Hace amago de acercársela, pero él es más rápido echando la espalda hacia atrás—. No me puedo creer que, a un policía musculoso, que te podría reventar con ese brazo, le asuste un reptil indefenso. —Pone un puchero.

—Sí, sí, búrlate lo que quieras, pero si te lo vas a quedar, lo quiero lo más lejos posible de mí.

—Claro, me encargaré de la comida y de que esté bien, tú... podrás observarlo desde la distancia, no tendrás que mover un dedo por él si no quieres.

En el improbable caso de una emergencia-RAGONEYWhere stories live. Discover now