XII

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—Cuidado, no se vaya a golpear con eso.

—Lo tengo.

—Sabéis que tengo piernas funcionales, ¿verdad?

Manolo y Agoney ignoran la queja del rubio. Mientras el capitán le coloca bien los cojines para que esté cómodo en el sofá, el policía lo sujeta, manteniéndolo pegado a él. Normalmente no diría nada, pero ha llegado un punto en el que se están pasando de castaño oscuro.

Aun así, deja que lo tumben en el dichoso sofá, no sin volver a quejarse:

—Vale, ya está, estoy bien aquí, no me molestéis más cambiándome un cojín porque os juro que muerdo.

—La mala leche mientras estás convaleciente se queda en nada. —Manolo lo despeina, sacándole un gruñido—. Anda, voy a por unas cosas del coche. Llama a tu madre.

—Ahora mismo estará de juicios. —Se recoloca él solo en el sofá hasta encontrarse cómodo, y arrastra a Agoney con él—. Roma, ¡ven aquí!

La perra corre a sentarse junto a él. Ahora que le hace caso, se ha vuelto menos invasiva, así que da gusto tenerla cerca. Pasa los dedos sobre su piel para acariciarla.

—Uf, Agoney, no sabes lo que es su madre... ¿Te ha dicho Raoul que amenazó a los médicos por teléfono con palabras de abogada?

El moreno asiente, mirándolos uno a uno con una sonrisilla. Son idénticos en tantos aspectos que le resulta curioso.

—Algo me ha comentado, pero a mí me pareció maja.

—Solo espero que lleves chaleco a prueba de balas cuando la conozcas —dice Raoul con seriedad, mientras su padre se parte el culo.

Acaba dejándolos solos para coger el resto de sus cosas. El rubio cierra los ojos y trata de relajarse, algo ya de por sí difícil.

—¿Te duele?

—Estoy mucho mejor que cuando me desperté, ya te lo dije... —asegura, mirándolo directamente a los ojos—. Solo necesito reposo, aunque me está matando no hacer nada.

—Disfruta un poco de la baja. ¿O es que quieres ponerte ya a trabajar?

—No —responde rápido—. En realidad no.

Agoney pestañea, sorprendido por su rapidez. Por lo que tenía entendido, le encantaba su trabajo.

—¿Qué quieres decir con eso?

—Nada, solo que... esta experiencia de estar al borde de la muerte me ha hecho pensar en mi trabajo, en por qué lo hago... —Se detiene al darse cuenta de que está compartiendo demasiado de sus pensamientos—. No me hagas mucho caso.

—Estoy aquí por ti, te voy a hacer caso, así que desembucha.

—No sé ni cómo expresar esto sin que suene horrible, o que mi padre me mate —confiesa, mirando por encima de su hombro. Manolo aún no está, pero llegará y no sabe cómo podría reaccionar.

—Inténtalo, que yo estoy aquí de prueba.

Raoul coge mucho aire, siente un pequeño pinchazo de dolor, así que se desinfla antes de hablar:

—Simplemente no estoy seguro de que este sea mi camino. No por el hecho de que me hayan disparado, sino porque he basado todo mi trabajo y mi personalidad desde que acabé el instituto en acercarme a mi padre de la manera que sea. Y eso ha acabado incluyendo convertirme en bombero, así que no estoy seguro de que esto sea lo que quiero.

Agoney asiente despacio. No tiene muy claro qué podría decir para mejorar la situación Por desgracia, no tiene que hacerlo.

—No sabía que te sentías así. —Se sobresaltan al escuchar la voz de Manolo.

En el improbable caso de una emergencia-RAGONEYWhere stories live. Discover now