Aquí vamos de nuevo.

—Si, él me dejará en casa de mi padre.—mencioné.—A las siete iré a cenar con ustedes, y si no te molesta le diré a mi padre para quedarme en tu casa.—agregue—Haremos un pijamada, cómo en los viejos tiempos.

Una pequeña sonrisa adorno su rostro, sabía que esa idea le agradaría y no podía negarlo, deseaba con todas mis fuerzas volver a vivir todo eso que hacíamos cuando éramos unos críos.

—Avísame cuando llegues a casa.—pidió Elika, y me beso la mejilla.

—¡Te amo, idiota!.—grité al verlo correr hacia su equipo de nuevo.

—¡Yo más, pesada!.—sonreí y salí corriendo satisfecha.

Dios mío, necesitaba ejercitarme, con que moral podía decirle a Chase que necesitaba ejercitar cuando yo solo puedo correr dos segundos y ya estoy muriendo.

—Ada, necesitas pulmones nuevos.—mencionó Chase entre pequeñas risitas.

—Chiste repetido pierde gracia.

Rodé los ojos y el con burla me tiende el casco de su moto.

—¿Y tú pretendes ir por la vida así?.—pregunté al ver que solo traía un casco y ya me lo había tendido.

—Ada, anualmente mueren más personas por estar de pasajeros en la moto que el conductor.—mencionó con un tono bastante serio y seguro.

—Eso acabas de inventarlo.—asegure.

El asintió y comenzamos a carcajearnos por la idiotez que había salido de su boca. Nos montamos en la moto y Chase emprendió camino a quien sabe dónde me llevaría.

Chase me había traído a uno de los lugares del pueblo, quien viva acá conoce al gran Zizipizzas, las mejores pizzas del mundo a mi parecer.

—Ada, no estoy seguro si tu mirada se iluminó por las pizzas, o porque estás abrazando a un chico súper apuesto.—mencionó Chase, y no pude evitar sonreír por su poca modestia.

—Idiota.

Comenzamos a reírnos, Chase al parecer no encontraba un lugar donde dejar su moto, así que tuvo que pagarle a uno de los chicos del lugar para que paseara su moto hasta terminar.

Entramos al lugar y el olor a pizza inundó mis fosas nasales, esto era delicioso.

—Huele delicioso.

—Es la mejor pizza del planeta.—aseguró Chase.

—Papá y yo venimos muy seguido acá, es nuestro lugar especial.—mencioné.

—Entonces, fue una buena elección.

Asentí con una sonrisa tonta.

Buscamos un lugar donde pudiéramos sentarnos y disfrutar de las mejores pizza del planeta.

—Eso es bastante estúpido.

—No es estúpido, formaron parte de mi infancia, recuerdo que cuando se separaron lloré por semanas.—mencioné con un puchero.—No seas insensible, Jones.

No me sueltes. Where stories live. Discover now